Los noruegos "nuevos ricos", gracias al petr¨®leo del mar del Norte.
Gracias a las enormes reservas petrol¨ªferas que alberga la plataforma continental de Noruega, los cuatro millones de ciudadanos de este pa¨ªs del mar del Norte se han convertido de la noche a la ma?ana en los nuevos ricos de Escandinavia. Las grandes compa?¨ªas petrol¨ªferas extranjeras hab¨ªan sido desde 1965 las principales protagonistas de las aventuras en busca del oro negro noruego. A partir de ahora, el Estado participar¨¢ crecientemente en la exploraci¨®n y explotaci¨®n de los pozos noruegos, cuyas reservas comprobadas superan los 5.000 millones de toneladas. Una redactora de EL PAIS visit¨® recientemente Noruega.
Por vez primera desde que, en 1965, se ?descubriera? el petr¨®leo del mar del Norte, Espa?a participa en una de las ¨²ltimas concesiones anunciadas por el Gobierno de Noruega. Hispanoil colabora en un 5% en la licencia otorgada en 1980 para explorar el bloque Trbmso 1, por encima del C¨ªrculo Polar Artico, frente a una de las zonas costeras en las que los intereses pesqueros son m¨¢s pujantes.Dentro. de la pol¨ªtica de norueguizaci¨®n de la industria petrolera, la compa?¨ªa Statoil participar¨¢ a partir de ahora al menos en un 50% de todas las concesiones, y as¨ª ocurre en el caso de Trbmso 1, donde el Estado es due?o de un 50%, mientras que el resto se reparte entre otras cinco empresas, de las cu¨¢les la norteamericana Esso es la principal, con un 25%, y la que facilita el know how. Progresivamente, se ir¨¢ exigiendo una mayor cooperaci¨®n industrial a aquellas compa?¨ªas extranjeras que pretendan tener acceso al petr¨®leo noruego.
Existen otras dos empresas paraestatales, Norsk Hydro y Saga Petroleum, que participar¨¢n de forma creciente en las futuras concesiones.
No se puede hablar del petr¨®leo noruego sin hacer expresa referencia al paralelo 62. Hasta ahora, y por razones de prudencia pol¨ªtica, todas las prospecciones petrol¨ªferas hab¨ªan tenido lugar al sur de los 62? N. donde las reservas conocidas alcanzan los 5.000 millones de toneladas, de las cuales se ha decidido ya explotar alrededor de mil, repartidas en cinco zonas: Ekofisk, Frigg, Statfjord, Murchison y Valhall.
En cuanto a las existencias al norte del paralelo 62, lo cierto es que nadie se quiere pillar los dedos. Esta zona de la plataforma continental noruega (que, por cierto, representa un tercio de toda la europea) es as¨ª como siete veces superior a la situada al sur de los 62? N. El a?o 1980 fue el primero en que se traspas¨® la barrera prohibida y se procedi¨® a conceder licencias al norte de la misma.
Aunque los noruegos son muy conscientes de que no desean convertirse en una especie de emirato ?en el que los jeques duerman en camas de oro?, lo cierto es que un fugaz recorrido por ¨¦l pa¨ªs basta para comprobar c¨®mo emergen, poco a poco, signos in¨¦ditos de riqueza. As¨ª, empiezan a verse por las calles de Oslo o Stavanger (capital petrolera del pa¨ªs) los Volvos suecos, coches que hasta hace muy poco eran prohibitivos para el bolsillo de los noruegos.
Las primeras licencias -antes de que los partidos pol¨ªticos llegaran a un verdadero consenso sobre la necesidad de que el Estado participe cada vez m¨¢s en la industria petrol¨ªfera- recayeron, a partir de 1965, en grupos controlados por las principales compa?¨ªas multinacionales. Pero desde 1972, a?o en que se fund¨® Statoil, la participaci¨®n oficial no ha cesado de crecer; a lo que hay que a?adir los ingresos, por impuestos y derechos, que proporcionan al Estado entre el 57% y el 66% de las rentas del petr¨®leo.
En 1980, las compa?¨ªas extranjeras pagaron al Gobierno noruego 4.270 millones de coronas, equivalentes a 813 millones de d¨®lares (unos 64.000 millones de pesetas).
Hasta el momento, la producci¨®n petrolera noruega equivale a la mitad de lo que extrae el Reino Unido del mar del Norte. Se calcula que en 1981 el petr¨®leo producido por Noruega alcanzar¨¢ los 55 millones de toneladas (un 1% de la producci¨®n mundial). Dado que se exportar¨¢ casi por completo, representar¨¢ alrededor del 33% del valor total de las exportaciones noruegas, en tanto que facilitar¨¢ al Estado un 21% de sus ingresos. Los restantes pa¨ªses escandinavos, Europa y Estados Unidos son los principales clientes del petr¨®leo noruego.
La gran paradoja que rodea esta nueva fuente de riqueza para Noruega se encierra en una carta enviada en 1959 al Ministerio de Asuntos Exteriores por el Instituto Geol¨®gico de dicho pa¨ªs. En ella se afirmaba m¨¢s o menos tajantemente que, de acuerdo con las investigaciones hasta entonces realizadas, ?no hay petr¨®leo en la plataforma continental noruega?. As¨ª, cuando empezaron a descubrirse los yacimientos, los noruegos se encontraron con que la falta de previsi¨®n se traduc¨ªa en una carencia casi absoluta de personal cualificado, por lo que en un principio hubo de suplirse casi absolutamente gracias a las empresas extranjeras.
En la actualidad, unas 36.000 personas trabajan en el sector del petr¨®leo, creando id¨¦ntica riqueza que las 400.000 empleadas en la industria (la poblaci¨®n noruega apenas si supera los cuatro millones). Estos 36.000 trabajadores representan un 2% del total de mano de obra existente en el pa¨ªs, de la cual un 13% es de procedencia extranjera, incluidos numerosos espa?oles.
Una de las principales preocupaciones de los sucesivos Gobiernos minoritarios socialdem¨®cratas es evitar un trasvase excesivo de mano de obra del sector pesquero (concentrado al norte del pa¨ªs) al sector petrol¨ªfero, pues, entre otras cosas -y por motivos esencialmente defensivos dentro de la pertenencia de Noruega a la Alianza Atl¨¢ntica-, las autoridades quieren evitar que la gente abandone las provincias norte?as, ya despobladas de por s¨ª. ?Hemos de actuar con mucho cuidado en este aspecto?, reconoce el subsecretario de Estado para el Petr¨®leo, Harald Nordvik.
Otro problema que preocupa sobre todo a los empresarios es el efecto de ?contagio? que est¨¢n empezando a tener los salarios vigentes en la industria del petr¨®leo, muy por encima de la media nacional.
M¨¢s altas que el edificio de las Naciones Unidas
La construcci¨®n de una plataforma petrol¨ªfera es algo que va incluso m¨¢s all¨¢ de lo complejo, ?una obra de precisi¨®n a escala de gigantes?, y las condiciones de trabajo a bordo de una de ellas pueden llegar a ser de lo m¨¢s dif¨ªciles, si no peligrosas. Olas inmensas amenazan constantemente a estas tremendas estructuras de hormig¨®n armado de hasta 270 metros de altura -m¨¢s que el edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York, de 154 metros-, siendo especialmente de temer las denominadas ?olas de los cien a?os?, que surgen espor¨¢dicamente, pero que pueden alcanzar los treinta metros de altura.Una flotilla de 212 helic¨®pteros, ?la mayor compa?¨ªa a¨¦rea de Noruega?, une constantemente cuatro aeropuertos de la costa con las plataformas, en las que los turnos de trabajo suelen ser normalmente de diez d¨ªas a los que siguen otros diez de vacaciones, para volver diez m¨¢s a la plataforma y despu¨¦s tomarse veinte jornadas de asueto. Y vuelta a empezar. Los trabajadores viven en una especie de hoteles flotantes de seis pisos, que son trasladados, totalmente prefabricados, hasta la plataforma con gr¨²as mar¨ªtimas de gran tama?o.
Hoy por hoy, una sola plataforma cuesta la impresionante cantidad de 1.500 millones de d¨®lares, es decir, unos 117.000 millones de pesetas.
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