"Un mejor acceso al cr¨¦dito de las PYME terminar¨ªa con el paro en Espa?a"
Los peque?os y medianos empresarios consideran que si tuvieran un mejor acceso al cr¨¦dito, el problema del paro en Espa?a entrar¨ªa en v¨ªas de soluci¨®n, seg¨²n declar¨® a EL PAIS Javier Pomes, secretario general de la Confederaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Garant¨ªa Rec¨ªproca (Cesgar), entidad que agrupa a veinte Sociedades de Garant¨ªa Rec¨ªproca (SGR) constituidas o en tr¨¢mite de hacerlo. Pomes, propuesto para director general de la Sociedad de Garant¨ªas Subsidiarias (Sogasa), entiende que hasta el momento ha habido una clara discriminaci¨®n frente a los entes financieros con las peque?as y medianas empresas (PYME) espa?olas.
Pregunta. ?Cu¨¢l es la problem¨¢tica actual de las PYME?Respuesta. Uno de los principales problemas es que los empresarios deben dedicar demasiado tiempo a intentar cobrar, a los problemas laborales, a buscar financiaci¨®n y muy poco a la direcci¨®n de sus empresas. Este problema se va a agravar en poco tiempo, cuando ingresemos en la CEE, ya que, por falta de tiempo o de formaci¨®n, nuestras empresas no est¨¢n adecuadas a los problemas que se les van a plantear. En las PYME, los problemas de dimensi¨®n hay que verlos en consonancia con la generaci¨®n de beneficios: si no hay beneficios no hay posibilidad de inversi¨®n, y si no se invierte se pierde la carrera tecnol¨®gica, que tambi¨¦n existe a nivel de PYME. El empresario es aquel que invierte porque cree que la expectativa de beneficio es mayor que la de p¨¦rdida. Ahora sucede que hay zonas en las que el propio riesgo de ser empresario va m¨¢s all¨¢ del riesgo econ¨®mico, en la medida en que, por ejemplo, los peque?os empresarios deben emplear para el mantenimiento de sus actividades empresariales su propio patrimonio personal, de forma que ¨¦ste queda indisolublemente unido a sus empresas. A veces, a este riesgo se une otro de tipo social, que en unas zonas se ve m¨¢s claro que en otras.
P. ?Qu¨¦ incidencia pueden tener en las PYME Ias medidas liberalizadoras aprobadas por el Gobierno para la banca?
R. En Espa?a, tal vez porque la competencia bancaria de una econom¨ªa de mercado no ha existido, resulta que tenemos el coste de intermediaci¨®n de la banca m¨¢s elevado de Europa. La proliferaci¨®n de oficinas bancarias, que se puede ver en la m¨¢s peque?a ciudad de Espa?a, es algo que no tiene parang¨®n en ning¨²n pa¨ªs occidental. Esto, qu¨¦ duda cabe, lo paga, generalmente, el empresario, que tiene que hacer frente a un coste de intermediaci¨®n muy elevado. Las medidas liberalizadoras ten¨ªan que haber sido adoptadas mucho antes y de una forma completa. Creemos que esta liberalizaci¨®n, aunque parcial, es buena, porque las PYME somos conscientes de que, hemos sido sistem¨¢ticamente apartadas de los llamados cauces privilegiados de financiaci¨®n. Si los peque?os empresarios tuvi¨¦ramos acceso al cr¨¦dito de la misma manera que el sector p¨²blico, qu¨¦ duda cabe que el problema del paro ser¨ªa mucho m¨¢s accesorio. Por eso, cuando los peque?os empresarios piden tener un mayor acceso a la financiaci¨®n no est¨¢n solicitando nada que antes no hayan tenido el sector p¨²blico y los grandes sectores econ¨®micos del pa¨ªs.
Las medidas liberalizadoras son buenas, pero mucho nos tememos que sirvan, en definitiva, para encarecer m¨¢s el cr¨¦dito al peque?o y mediano empresario. La liberalizaci¨®n de la banca deber¨ªa servir para que se racionalizase el mercado financiero en Espa?a; y eso significa liberalizar, pero del todo. Si la banca extranjera hubiera llegado antes, si hubiera habido aut¨¦ntica competencia; si no hubiera habido un club de amigos, un monopolio encubierto de los siete grandes bancos que han dominado el mercado, ahora la competitividad ser¨ªa mayor. En este sentido, las nuevas normas son positivas, porque van a permitir que los bancos puedan dar costes distintos, seg¨²n sus propias cargas de estructura. Se habla de que hay bancos que les sobra miles de empleados. Bueno, pues que los echen de una vez, porque lo que no puede ser por m¨¢s tiempo es que esta sobredosis de carga financiera que tiene la gran banca la est¨¦ pagando el peque?o empresario, que es el m¨¢s desasistido ante los medios financieros.
P. ?C¨®mo pueden influir en la estructura financiera de Espa?a las Sociedades de Garant¨ªa Reciproca?
R. Las SGR tienen una gran tradici¨®n en Europa y han tenido un importante papel en apoyo de la peque?a empresa, que lo merec¨ªa, no de la peque?a empresa porque fuera peque?a empresa. Se trata de que una empresa pueda nacer y morir, aunque en Espa?a no se dan las circunstancias que lo permitan, por las rigideces laborales que tenemos. Porque, ahora que va a haber divorcio, los empresarios tienen con los trabajadores un matrimonio perpetuo. La SGR. no es un hospital de empresas ni una casa d¨¦ misericordia. Lo que pretende es que no se le d¨¦ cr¨¦dito al que tiene, sino al que se lo merece, ya que hasta ahora ten¨ªa acceso al cr¨¦dito aquel que iba con avales o con patrimonio. Las SGR funcionan de distinto modo: se trata de dar cr¨¦dito al que se lo merece, a quien tiene un proyecto rentable y una capacidad demostrada de llevarlo a cabo, tenga o no aval para realizarlo. En la SGR se junta el conocimiento directo de la persona y el proyecto, junto con el conocimiento t¨¦cnico y financiero de la operaci¨®n. Cuando estas dos cosas son positivas, la SGR, de una manera solidaria, presta su aval para que el empresario pueda acceder a la financiaci¨®n. La SGR, de este modo, supone un viraje total: se trata de potenciar ¨²nicamente al buen empresario. Por eso, vamos a pedir que a las SGR se les apliquen tipos por debajo del inter¨¦s preferencial; esta es la demanda que vamos a presentar en breve a la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca. Y solicitamos esto porque entendemos que el problema del paro pasa por las PY ME, porque vamos a evitar a los bancos tener que decir no a un cr¨¦dito y porque les ahorramos el mal trago de tener que ejecutar: vamos a ser nosotros los que ejecutemos. Junto a esto, ofrecemos otras cinco ventajas: evitamos el coste comercial de buscar el cliente, anulamos los costes del estudio (porque las SGR presentan el estudio econ¨®mico del cliente), no habr¨¢ coste del seguimiento, ni de la morosidad, ni tampoco del fallido.
P. ?Qu¨¦ papel desarrollan los 8.000 millones de aval del Estado a las SGR. que aparecen en los Presupuestos Generales del Estado de 1981 y que ya estuvieron en los de 1980?
R. Consideramos que ¨¦sta es la f¨®rmula m¨¢s barata y eficaz que tiene el Estado de, respetando las reglas del mercado, igualar al peque?o empresario a lo que ser¨ªa el gran empresario. Se trata de poner a las PYME en igualdad con las grandes empresas. En 1980, el aval del Estado se configuraba como ?un buen entierro?, ya que, una vez que las SGR se quedaban sin capital, el Estado les daba un buen entierro y pagaba sus deudas. Este a?o se ha dado un important¨ªsimo paso, ya que no va a ser un entierro, sino una UVI; es decir, cuando la SGR se ha quedado, por sus fallidos, sin el fondo de garant¨ªa, el Estado aportar¨¢ hasta el 75%, dentro de unos porcentajes y con unas condiciones. Este es un paso importante, pero no es todo: queremos que el aval del Estado sea penicilina, que si bien el riesgo mayor es soportado por las SGR, el Estado, de alguna forma, no s¨®lo est¨¦ para los casos de extrema gravedad, que no se van a dar de hecho, sino que su apoyo sea m¨¢s concreto. El problema que m¨¢s nos preocupa en este tema, y del que vamos a hablar con el Ministerio de Econom¨ªa, es que ligar una operaci¨®n de aval con el segundo aval del Estado va a costar nada menos que el 0,5 %. Esto no es l¨®gico, porque si la SGR cobra el 1% de comisi¨®n, corriendo con todos los riesgos, el Estado no puede cobrar la mitad para un riesgo totalmente hipot¨¦tico.
P. Al margen del aval del Estado, ?cu¨¢l ha sido hasta ahora la postura de la Administraci¨®n ante la SGR?
R. La postura de la Administraci¨®n sigue siendo muy recelosa, a pesar de que ninguna de las SGR que ya funcionan hasta la fecha han tenido fallidos. Por eso no entiendo muy bien este recelo. Adem¨¢s, las SGR pueden ser inspeccionadas. Algunas han tenido inspecciones t¨¦cnicas del Ministerio de Econom¨ªa, sin que se apreciara ninguna anormalidad.
P. ?Qu¨¦ receptividad ha tenido la gran banca con las SGR?
R. Inicialmente, el problema que ten¨ªa la banca era el desconocimiento de esta nueva figura y, por tanto, como toda entidad que entra de nueva en el campo financiero, el problema era de desconocimiento y desconfianza. Ahora estamos en una segunda etapa en lo que la gran banca ha sabido valorar el futuro que tiene este nuevo intermediario financiero. Primero, las que m¨¢s apoyaron a las SGR fueron las cajas de ahorro; despu¨¦s, los peque?os bancos, y estamos en el momento en que entidades bancarias que dependen de los siete grandes bancos han comenzado a tomar contactos y a firmar protocolos con las SGR, que m¨¢s tiempo llevan funcionando. El tema est¨¢ en que los bancos comprendan que a las SGR, tienen que darle un inter¨¦s preferente especial. La SGR. es quien le da a la banca una operaci¨®n cuyo cobro es seguro, y eso significa que no se puede funcionar con un 17%, sino con un 14% o un 15 %. Este es el tema que ya han sabido ver algunos bancos, y que esperamos que se generalice.
P. ?Cu¨¢l es el objetivo de Cesgar y qu¨¦ papel deber¨¢ jugar Sogasa?
R. El papel de Cesgar va a ser aunar criterios t¨¦cnicos, servir de catalizador y de coordinador en las pol¨ªticas que tienen las SG R en aras de dar una mayor credibilidad. En segundo lugar pretende servir de interlocutor frente a la Administraci¨®n, la banca y las cajas de ahorro y los partidos pol¨ªticos. Junto a esto, Cesgar intenta una labor de asesoramiento a las muchas provincias que ahora mismo est¨¢n en tr¨¢mite de constituir una SGR. En el tema de bancos, el objetivo final es que la propia Confederaci¨®n pueda firmar con los grandes bancos convenios unitarios para todas sus SGR. Para la banca habr¨¢ mayor dispersi¨®n de riesgo si trata con todas las SGR. que si lo hace con una sola. Sogasa, a su vez, va a solucionar un problema como es el del reaval. En Sogasa se va a juntar el tema de la vigilancia t¨¦cnica de las SGR, y la asunci¨®n de porcentajes de sus riesgos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.