La plaza de Roma, en Madrid

Hace poco m¨¢s de veinte a?os escrib¨ª desde Roma una carta al entonces alcalde de Madrid, conde de Mayalde, solicitando de su autoridad tomara en consideraci¨®n una idea bella y justa. Se trataba, ni m¨¢s ni menos, de que la villa del oso y del madro?o se recordara de la romana loba capitolina, unidamente a R¨®mulo y Remo, s¨ªmbolos de la primera ciudad urbi et orbi de la Tierra, y bautizara una de sus plazas, alguna de las que estuvieran en su ?camino? -y no se me objete que todos los caminos van a Roma, porque lo s¨¦- con las dos s¨ªlabas excelsas que encarna el Caput mundi, por los siglos de los siglos.Cierto que no era necesario buscar argumentos para convencer a Madrid y a los madrile?os, que todav¨ªa existe una deuda de cultura y de justicia que regidores y ediles deb¨ªan, de hace siglos, a la Urbe con may¨²scula y por antonomasia. El hecho fue que mi petici¨®n se atendi¨® con sorprendente rapidez y el municipio que presid¨ªa Mayalde acord¨® que la plaza que centraba el camino geogr¨¢fico de Roma y que llevaba el nombre, no muy conocido, pero s¨ª respetable de don Manuel Becerra, clavara sus dos s¨ªlabas universales en el urbano lugar que atravesaba la calle de Alcal¨¢, pero olvid¨¢ndose buscar honroso acomodo en la otra plaza o avenida al pol¨ªtico que por tantos a?os hab¨ªa gozado de popularidad, al menos en la rotulaci¨®n, y que gracias al actual Ayuntamiento se ha vuelto a titular la plaza en homenaje a un ex ministro que dif¨ªcilmente pocos saben qui¨¦n fue.

Ahora se trata de hacer una nueva petici¨®n a don Enrique Tierno Galv¨¢n, alcalde de la villa, para que, juntamente con Ram¨®n Tamames y Javier Tusell, concejales ambos, convenzan al resto de los ediles de la conveniencia de que vuelva a ser la plaza de Roma la que fue durante m¨¢s de veinte a?os, aunque no sea m¨¢s que para corresponder al nombre de ?Espa?a? que desde hace tres siglos dio la urbe a la bell¨ªsima plaza romana, cantada en prosa y verso por insignes plumas y barrocos pentagramas. Retorne el nombre de Roma a su plaza madrile?a y b¨²squesele lugar apropiado y digno a don Manuel Becerra. Como dije al alcalde de entonces, hace poco m¨¢s de veinte a?os, Roma es t¨ªtulo y aspiraci¨®n universal y cifra y luminaria de la mente y del esp¨ªritu de todos los artistas y de cuantos trabajan y se mueve en la ¨®rbita de la cultura.

Que Enrique Tierno Galv¨¢n, regidor mayor de la villa capital del reino, proponga a su Ayuntamiento rebautice solemnemente la plaza de Roma e invite a la corporaci¨®n capitolina a dar fe de que Espa?a es, como siempre, la fiel hija de la urbe./