Brindar con vodka
En la galer¨ªa de los presidentes norteamericanos, a Jimmy Carter habr¨ªa que representarle con un lirio en la mano. El lirio de la candidez y de la santa inocencia. El buenazo de Carter quiso castigar en enero de 1980 a los sovi¨¦ticos por la travesura de haber invadido Afganist¨¢n con el boicot de los Juegos Ol¨ªmpicos y de las ventas de cereales.( ... )El buenazo de Carter empez¨® a suicidarse pol¨ªticamente el d¨ªa en que, llevado por sus principios, decidi¨® que no era honrado venderles trigo y ma¨ªz a los rusos despu¨¦s de lo que hab¨ªan hecho en Afganist¨¢n.
Ante el lobby de los cereales, Reagan ha cumplido ahora su palabra de levantar el embargo, repetidamente empe?ada durante la campa?a electoral. Fiel al principio de que una cosa son los sentimientos y otra los negocios, por m¨¢s que el coraz¨®n y la cartera se encuentren pr¨®ximos, establece entre ellos la debida separaci¨®n. Los sovi¨¦ticos siguen siendo perversos, pero pagan. Y esto es lo importante, porque, incluso cuando escasean sus reservas en divisas, lanzan al mercado internacional unas toneladas de oro para poder pagar. (...)
Todo ello demuestra, si es que pod¨ªa ser ¨ªgnorado a¨²n, que la pol¨ªtica y la diplomacia no son m¨¢s que operaciones mercantiles, con las que nada tienen que ver los principios, cosa que ingoraba, por lo visto, el ingenuo de Carter. Un presidente duro, el agresivo Reagan, levanta las sanciones contra la URSS, que si entonces hab¨ªa invadido Afganist¨¢n, ahora amenaza a Polonia. Por la prosperidad de las relaciones entre las dos superpotencias se vuelve a brindar con la vodka-cola.
26 de abril
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