"W. R. Los misterios del organismo", una pel¨ªcula sobre las teor¨ªas de Wilhelm Reich
Once a?os despu¨¦s de su realizaci¨®n y tras complejas an¨¦cdotas censoras sufridas en distintos pa¨ªses, ayer se estren¨® en Madrid -despu¨¦s de una semana en Barcelona-, en exhibici¨®n comercial, la pol¨¦mica pel¨ªcula del yugoslavo Dusan Makavejev, W. R. Los misterios del organismo. Su autor quiere calificarla de ?circo pol¨ªtico?, seguramente para mejor definir el enloquecido montaje que preside todo su trabajo.
Pero es realmente cierto que convierte en una farsa circense la amalgama de agresiones, humoradas, bufonadas y esc¨¢ndalos con que ha ilustrado su trabajo. Quiz¨¢ en esa combinaci¨®n se dispersen un tanto sus intenciones, llevando la pel¨ªcula por los siempre peligrosos caminos del vaiv¨¦n; pero quedan finalmente claros sus objetivos.Dedicada a Wilhelm Reich, la pel¨ªcula toma de las teor¨ªas de este pensador su car¨¢cter m¨¢s claramente agresivo: no es posible una revoluci¨®n social sin una revoluci¨®n del sexo. ?El fascismo es una agitaci¨®n de impotentes?, declara Makavejev. Y para demostrarlo, con una admirable falta de respeto, desvela facetas del socialismo de su pa¨ªs donde la represi¨®n sexual sigue manteni¨¦ndose viva, si es que de vida puede hablarse cuando se refiere uno a la represi¨®n. Fascistas rojos son, en boca de la protagonista femenina de la pel¨ªcula, aquellos comunistas que a¨²n tienen miedo del sexo. Sin la libertad que ¨¦ste aporta, imposible es cualquiera otra libertad.
Naturalmente, Makavejev cita a Stalin, pero m¨¢s le preocupan las secuelas del dictador. Y quiz¨¢ por eso Los misterios del organismo estuvo retenida m¨¢s de un a?o por la censura yugoslava, que, como en tantos otros pa¨ªses, oculta su nombre pero no su actividad. Sorprendidos e inquietos, los censores de otros varios pa¨ªses no supieron qu¨¦ hacer con la pel¨ªcula; casi todos la mutilaron en algo, quiz¨¢ para quedarse un poco tranquilos. Raras veces se han encontrado ante una pel¨ªcula tan revulsiva y l¨ªrica a la vez, tan iconoclasta y liberadora. A trav¨¦s del humor (y no hay nada que preocupe m¨¢s a un censor que la risa), Makavejev les hab¨ªa colocado en un dilema: fingir que la pel¨ªcula s¨®lo versaba sobre la realidad de un pa¨ªs socialista o entender que, fuera de esas inmediatas intenciones del autor, todas las dem¨¢s sociedades tambi¨¦n quedaban reflejadas.
Lentamente, W. R. Los misterios del organismo va conoci¨¦ndose en todos los lugares. Es probable que los once a?os transcurridos desde su realizaci¨®n hayan envejecido parte de su, entonces, saludable libertad. El humor de hoy no es ya el mismo de hace una d¨¦cada. Pero una obra hecha con la libertad y la imaginaci¨®n de ¨¦sta no envejece.
Un director ins¨®lito
Incluida su ¨²ltima producci¨®n, Sweet Movie, hemos visto en Espa?a todas las pel¨ªculas de Dusan Makavejev, aunque algunas de ellas s¨®lo hayan sido exhibidas en cine-clubes. El hombre no es un p¨¢jaro, primero de sus largometrajes, rodado en 1965, circul¨® por colegios mayores y entidades culturales, siendo la ¨²nica pel¨ªcula que, en aquellos a?os, Ia censura espa?ola hab¨ªa aprobado exclusivamente para mayores de veinti¨²n a?os. El hombre no es un p¨¢jaro narraba a la vez distintas historias o una sola historia con distintos personajes, de forma que fuera el espectador quien organizase a su modo y manera la pel¨ªcula ideal. ?No me gustan las pel¨ªculas cerradas, acabadas en s¨ª mismas?, declaraba. Lo demostr¨® de nuevo con Un asunto amoroso o La tragedia de una empleada de correos (1967), donde, siguiendo la investigaci¨®n de un asesinato, invert¨ªa el orden tradicional de la narraci¨®n para dar pie a aspectos aparentemente marginales que ilustraban sobre la vida cotidiana en Belgrado o sobre los or¨ªgenes del cine pornogr¨¢fico yugoslavo, con tal naturalidad que parec¨ªa imposible no tener esos datos para averiguar la identidad del asesino.Fue con Inocencia sin defensa (1968) cuando el p¨²blico conoci¨® con m¨¢s amplitud a Makavejev. El Oso de Plata obtenido en el Festival de Berl¨ªn de aquel a?o llam¨® la atenci¨®n sobre su obra anterior. Inocencia sin defensa, hasta entonces su mejor pel¨ªcula, retomaba de las anteriores el af¨¢n de ensayo para convertirse de nuevo en un collage donde cab¨ªan distintas lecturas, ante las que el espectador deb¨ªa optar. Recuperando el material de la primera pel¨ªcula sonora de Yusgoslavia, Makavejev aportaba otra actual, en la que investigaba sobre la situaci¨®n en que se encontraban los actores y personajes reales que interpretaron aqu¨¦lla. La combinaci¨®n de ambos documentos compon¨ªa un tercero que reflejaba aspectos de la sociedad de su pa¨ªs que no hicieron felices a algunos de sus bur¨®cratas. Quiz¨¢ por eso, desde entonces, y mucho m¨¢s desde la filmaci¨®n de W. E. Los misterios del organismo, Dusan Makavejev no haya tenido demasiada suerte. Su ¨²ltima pel¨ªcula, Sweet Movie, data de 1974.
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