Las relaciones entre Espa?a y el Vaticano atraviesan un momento dif¨ªcil

El pasado d¨ªa 30 de abril, el papa Juan Pablo II recibi¨® en audiencia privada a los reyes de Espa?a Juan Carlos y Sof¨ªa, que acababan de concluir en Roma una visita oficial a Italia de casi tres d¨ªas de duraci¨®n. El Pont¨ªfice acogi¨® sonriente y hablando espa?ol a los reyes hispanos en su biblioteca privada, donde discurri¨® un di¨¢logo amistoso en el que se abord¨® el proyecto de la visita oficial del Papa a Espa?a.El encuentro en el Vaticano, hace catorce d¨ªas, entre los m¨¢s altos representantes de la Iglesia cat¨®lica y del Estado espa?ol ocurr¨ªa en un momento dif¨ªcil de las relaciones hispano-vaticanas, marcado por una protesta oficial del Gobierno de Madrid a la Santa Sede a prop¨®sito de la pastoral que los obispos del Pa¨ªs Vasco difundieron a primeros de abril sobre el problema terrorista y la presencia de fuerzas del Ej¨¦rcito en la frontera con Francia. Con anterioridad, en los medios pol¨ªticos espa?oles se hab¨ªa criticado con dureza la intervenci¨®n de la Conferencia Episcopal hispana en el debate abierto en el Parlamento sobre el proyecto de ley de Divorcio.

Estas dos cuestiones y su repercusi¨®n pol¨ªtica y social hab¨ªan creado un clima de tensi¨®n entre Madrid y el Vaticano, y parec¨ªa proyectarse sobre la anunciada visita oficial del Pont¨ªfice a Espa?a prevista para el pr¨®ximo oto?o. Un viaje este que, en principio, cuenta con una duraci¨®n superior a las dos semanas, lo que, dada la fuerte personalidad de Juan Pablo II y la dif¨ªcil situaci¨®n interna espa?ola, hab¨ªa provocado discusiones en medios de la Administraci¨®n y de la oposici¨®n sobre la oportunidad de la visita papal, que algunos consideraban conflictiva.

A pesar de todo ello, en medios diplom¨¢ticos se inform¨® que el encuentro de los Reyes con.Juan Pablo II discurri¨® en t¨¦rminos muy cordiales y que el viaje del Pont¨ªfice permanecia en pie, aunque sin un calendario y recorrido definitivos. Una de las inc¨®gnitas se centraba sobre la posible presencia del Papa en el Pa¨ªs Vasco, que, al parecer, quedar¨ªa reducida a Loyola y la eventual concesi¨®n de una amnist¨ªa pol¨ªtica, que ha sido descartada varias veces por medios pr¨®ximos al Gobierno.

Estas son las cuestiones m¨¢s actuales de las relaciones que Madrid mantiene con el Vaticano en el marco de la nueva etapa que se inici¨® con la sustituci¨®n del viejo Concordato por los llamados acuerdos espec¨ªficos entre la Iglesia y el Estado, firmados en enero de 1979 por el ex ministro Marcelino Oreja y el fallecido cardenal Villot, ex secretario de Estado vaticano. Unos acuerdos que partieron de un primer intercambio de cartas entre el rey Juan Carlos I y el papa Pablo VI el 13 de junio de 1976, en las que ambosiefes de Estado decidieron renegociar el Concordato de 1953 y sustituirlo por cuatro acuerdos espec¨ªficos relativos a la personalidad jur¨ªdica de la Iglesia, a los asuntos econ¨®micos, a la asistencia religiosa de las Fuerzas Armadas y a las cuestiones culturales y educativas.

Otro de los temas pendientes entre Madrid y Roma se refiere a los derechos y privilegios de custodia que Espa?a tiene sobre los Santos Lugares en Israel. Por un error pol¨ªtico, el Gobierno anterior espa?ol decidi¨® poner en marcha el procedimiento de renuncia a estos hist¨®ricos derechos. Posteriormente, el actual Gabinete decidi¨® denunciar dicho proceso y exigir el mantenimiento del control que Espa?a tiene en los Santos Lugares y que comparte con Francia e Italia. En la actualidad, en el Ministerio de Asuntos Exteriores se espera que la renuncia iniciada no ser¨¢ irreversible, y que las cosas quedar¨¢n como estaban.

Por ¨²ltimo, hay que se?alar que tanto Espa?a como el Vaticano han renovado recientemente sus respectivos embajadores. Innocenti sustituy¨® al hist¨®rico Dadagllo en Madrid, y Jos¨¦ Joaqu¨ªn Puig de la Bellacasa al fallecido San Briz en Roma