Silencio contra el terrorismo
Hoy he sentido ganas de llorar, he sentido ganas de gritar a los cuatro vientos la grandeza y humanidad de este tan controvertido y bendito pa¨ªs nuestro.Han bastado tan s¨®lo dos minutos para volver a demostrarme esa fe ciega que siempre mantuve acerca de la factible gobernabilidad de esta naci¨®n.
Lejos de toda clase de intereses insidiosos, lejos de toda
Pasa a p¨¢gina 10
Viene de p¨¢gina 9
problem¨¢tica sutil, de todo ego¨ªsmo impersonal, he podido connotar y reafirmarme en torno a un ep¨ªgrafe claro y contundente: ?Espa?a: ese gran pueblo?.
Bastaron dos minutos para demostrar tangiblemente el deseo com¨²n de vivir en un pa¨ªs en paz y solidario. Durante dos minutos, y parad¨®jicamente en silencio, sin devaneos verbales, rompimos las barreras de nuestra incomunicabilidad, de nuestro mon¨®tono e indiferente vivir cotidiano, y evidenciamos una plausible e incuestionable conciencia c¨ªvica como re pulsa ante la nueva escalada terrorista de los ¨²ltimos d¨ªas. Un saber ser y estar.
Hoy, m¨¢s que nunca, debemos mantener la calma y sensatez tanto en acciones como en pensamientos. Hay que ser conscientes de que el mundo est¨¢ pasando momentos de serias dificultades y de que una de sus mayores lacras sociales es la de? fen¨®meno terrorista.
Evitemos, pues, hacerle el juego a toda acci¨®n involucionista y con fiemos en la capacidad de nuestras instituciones. En esas instituciones con may¨²sculas, que por encima de cualquier fanatismo destructivo. del signo que sea tienen que representarlos ¨²nicos medios razonables y l¨ªcitos de regulaci¨®n social admisible y racional. La larga madurez hist¨®rica. nos ense?a que toda anarqu¨ªa, todo descontrol, toda imposici¨®n de ideas o intereses particulares, desconfiguradores, y que pretende conseguirse median te la fuerza y la violencia, lleva a un final triste.
Toda la compleja problem¨¢tica de nuestro pa¨ªs conlleva grandes sufrimientos y esfuerzos en la resoluci¨®n de los mismos. Sufrimientos esfuerzos, que y son encauzables ¨²nicamente por unas directrices que presupongan la conjunci¨®n de opiniones contrastadas. Opiniones que, aun siendo diferentes y manifestadoras de distintas ideolog¨ªas socialmente admitidas y respetadas, mantienen una competitividad social constructiva.
Contra toda acci¨®n brutalmente coercitiva y desvinculadora est¨¢ el repudio e indignaci¨®n generalizado y el aunamiento en torno a esas posturas serias y serenamente reflexionadas que proporcionen los m¨¦todos id¨®neos para combatir ese terrorismo. Por todo ello, hoy m¨¢s que nunca hay que evitar toda actitud irreflexiva que favorezca el triunfo de esos incongruentes medios destructores con los que somos continuamente instigados.
La consecuci¨®n de una sociedad pac¨ªfica est¨¢ en construcci¨®n. M¨¦todos racionales para su cimentaci¨®n los tenemos mientras se permanezca en uni¨®n, y en esta fecha del 8 de mayo de 1981 lo hemos demostrado en tan solo. dos minutos.
Dos minutos bastaron para evidenciar que, contra todo lo que entiendan y pretendan lograr esas actividades terroristas promovidas por incalificables personajes, sus actos deben tener ?el ¨²nico provecho? de fortalecer y favorecer el entendimiento com¨²n de ese gran pueblo que es Espa?a como el de un Estado soberano, democr¨¢tico. Como toda gestaci¨®n, la de nuestra sociedad democr¨¢tica es larga, y su parto final es doloroso; pero el fruto obtenido llena de gran satisfacci¨®n.
Hoy, en definitiva, tanto f¨ªsica como moralmente, he sentido ganas de abrazarme a mi cong¨¦nere y de llamarle hermano. /
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.