El "?pam, pam, orellut!" del Castellon sonar¨¢ en Primera
El ??Pam, pam, orellut!?, grito de guerra de los aficionados castellonenses, sonar¨¢ la pr¨®xima temporada en Primera. El Castell¨®n necesitaba el triunfo, y sus dos goles de ventaja sobre un Rayo que precisaba tambi¨¦n puntuar representan un justo margen a lo que dio de s¨ª el choque. A falta de buen juego. el Castell¨®n supo encarar el partido con la garra y la ambici¨®n precisas. A veces, una magn¨ªfica defensa -la rayista- no es suficiente para alcanzar en los momentos cruciales algo tan importante como un ascenso. El Rayo se acord¨® demasiado tarde de que la mejor defensa es un buen ataque o, cuando menos, un planteamiento m¨¢s valiente.La salida del Castell¨®n fue en tromba, m¨¢s ruidosa que la monumental traca con la que fue recibida su presencia sobre algo que hay que llamar c¨¦sped, aunque est¨¦ muy lejos de ello. Dos trallazos de Conde y un testarazo de Roberto sirvieron para que Mora rubricase su magn¨ªfica forma, pero, sobre todo, acomplejaron a los rayistas, que comenzaron a fiarlo todo a las paradas de su portero y a la garant¨ªa que representa tener la defensa menos batida -hasta el domingo, veinte goles en 36 encuentros- de Segunda.
Defender el empate, un suicidio
Eduardo Gonz¨¢lez, t¨¦cnico vallecano, se hart¨® de se?alar durante toda la semana que limitarse a defender el empate inicial ser¨ªa un suicidio. La impresi¨®n que dio el Rayo fue la de querer apurar hasta la ¨²ltima gota de veneno. Te¨®ricamente, los dos equipos planearon, bien es cierto, un esquema prudente. La diferencia fundamental radic¨® en que los hombres del medio campo castellonense buscaron en todo momento proyectarse hacia arriba cada vez que tomaban el bal¨®n. As¨ª, Planelles impon¨ªa con rotundidad su clase ante el joven sub 20 Fernando y lanzaba por la derecha a Ribes, con quien no pod¨ªa Rial, y por la izquierda a Roberto, mejor sujetado por Fraile. S¨®lo el yugoslavo Draganic pasaba sus apuros ante Robles, mientras la posici¨®n intermedia de Conde sacaba de su zona a Anero. Atr¨¢s Garc¨ªa Jim¨¦nez s¨ª superaba a Bayarri, pero Vi?as creaba peligro ante Izquierdo, que termin¨® asent¨¢ndose, pero que hizo recordar al ausente Rocamora.
De esta forma el Castell¨®n jugaba con s¨®lo tres zagueros. Navarro aplicaba su dureza ante Paco, Ferrer segu¨ªa a Marian y Pulido quedaba como libre. La consecuencia l¨®gica fue el dominio absoluto de la parcela central por parte del Castell¨®n, aunque sus ocasiones de gol fueron apag¨¢ndose entre el barullo de piernas, rebotes, rechaces y despejes de Uceda y compa?¨ªa. Resultaba complicado pensar en una fluidez del contragolpe rayista, porque s¨®lo Robles ten¨ªa capacidad para intentarlo, amaneramientos al margen. Un centro-chut del propio Robles y un cabezazo de Fraile lograron qu¨¦ el meta yugoslavo Racic realizara alguna flexi¨®n propia de su condici¨®n de portero.
Los primeros diez minutos de la segunda parte resultaron decisivos. Dio la sensaci¨®n de que el Rayo tom¨® conciencia de que una acci¨®n de fortuna, de acierto o de la masiva llegada de balones a su ¨¢rea podr¨ªa hacer bueno lo del c¨¢ntaro en la fuente. Y el castigo, merecido, lleg¨® en el corto intervalo de dos minutos, del ocho al diez. El ¨¢rbitro no se atrevi¨® a sancionar una mano de Planelles en el ¨¢rea propia, pero s¨ª tuvo que aplicar el reglamento en la ca¨ªda de Ribes en la contraria. Planelles no pod¨ªa fallar y no lo hizo. Castalia estall¨® de j¨²bilo.
El gol era suficiente para el Castell¨®n y electrocutaba las aspiraciones del Rayo, m¨¢xime tras conocerse el triunfo del R¨¢cing en Oviedo. Y, ahora s¨ª, Eduardo Gonz¨¢lez, con todo perdido, meti¨® a dos delanteros -Mar¨ªn y Roberto- y el Rayo se estir¨®. Pero si Mora hab¨ªa alargado las esperanzas del equipo en la primera parte, el grandote Racic desesper¨® con sus paradas a remates de Robles y Marian a los rayistas. El fallo consecutivo de Uceda y Mora como producto de los nervios por lo que se escapaba propici¨® el gol de Roberto, el ¨¦xtasis local y el llanto en Vallecas. El Rayo necesita ahora ganar al Palencia y que el R¨¢cing no lo haga, en casa, ante el Levante. Se sigue hablando de las primas a terceros y de resultados sorprendentes.
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