Exito de Pl¨¢cido Domingo y Patricia Wise con "Luc¨ªa de Lammermoor" de Donizetti

Entre general aplauso y no pocos bray,os ha concluido la pen¨²ltima sesi¨®n de la temporada oper¨ªstica madrile?a, quiz¨¢ la que mayor expectaci¨®n hab¨ªa suscitado en sus proleg¨®menos. La Luc¨ªa, de Donizetti, campo abierto para el m¨¢ximo lucimiento de facultades vocales y demostraci¨®n de l¨ªnea cantabile, ha contado con el protagonismo de Patricia Wlse y Pl¨¢cido Domingo, en los papeles de Lucia y Edgardo.Junto a ellos, el joven bar¨ªtono catal¨¢n Juan Pons ha compuesto un excelente Enrico, con hermoso timbre vocal y sobradas facultades que hacen comprensible los ¨¦xitos que van jalonando una carrera ya importante, y Ricardo Jim¨¦nez, con su habitual correcci¨®n, ha cumplido en su papel de Arturo, ingrato teatralmente, aunque de indudable prestancia vocal. El bajo Dimiter Petkov ha brillado bastante m¨¢s en su misi¨®n que nuestros Dolores Cava y Julio Pardo, ¨¦ste quiz¨¢ con su habitual correcci¨®n, han cumvo por debajo de sus posibilidades.

Pl¨¢cido Domingo, a cuyo arte se ha entregado una vez m¨¢s el p¨²blico de Madrid, ha hecho generoso uso de sus reconocidas condiciones vocales e Interpretativas: entre ¨¦stas figura la de tina especial vibraci¨®n dram¨¢tica que atrae, e ?ncluso arrebata, pero que acas¨® no tenga su mejor acomodo en las partituras belcanfistas, pues su fraseo busca m¨¢s el ¨¦nf¨¢sis expresivo (teatral) que el encan,tamiento del flujo mel¨®dico. Alg¨²n pr oblema moment¨¢neo -como en el agudo que corona el d¨²o del primer actono ha empa?ado el ¨¦xito popular ya rese?ado ni impide el juicio positivo, compatible con ciertas reservas acerca de su concepci¨®n .del papel.

T¨¦cnica de Patricia Wise

La soprano Patricia Wise, de timbre un tanto opaco, pero, en todo caso, dotado de innegable personalidad, ha estado a gran altura en su endiablado papel. Segura de afinaci¨®n, con detalles de gran musicalidad, ha demostrado poseer una t¨¦cnica vocal muy s¨®lida, condici¨®n indispensable para que pueda darse el goce musical en esa ins¨®lita escena de la locura en la cual, de otro modo, dominar¨ªa el temor a la derrota en semejante tour de force. Al ser aclamada por el p¨²blico, Patricia W?se tuvo la gentileza de destacar al solista de flauta, que, desde el foso, salv¨® estupendamente los escollos del desnudo y famos¨ªsimo di¨¢logo.Hechos los elogios de los protagonistas por separado, debemos decir que el resultado de las actua ciones a d¨²o o en conjunto quiz¨¢ quedaran por debajo de lo que dar¨ªa la suma de calidades: falt¨® cohesi¨®n entre las voces, seguramente como consecuencia de las condiciones de trabajo en esta temporada, que no facilitan la tarea de empastar o de aunar criterios interpretativos. A ese respecto, resulta sintom¨¢tico que los momentos m¨¢s logrados de la velada fueran aquellos en los que la escena queda dominada por un solo cantante.

Tampoco podemos aplaudir sin reservas lo dado por el foso: el maestro Oliviero de Fabritiis, veterano y experto concertador, no ha logrado siempre controlar la sonoridad de los profesores de la Orquesta Nacional, a menudo excesiva y en ocasiones falta de refinamiento. Correcto el coro de la Zarzuela, en su l¨ªnea habitual. Y del aspecto esc¨¦nico de la representaci¨®n tiene el lector puntual noticia en esta misma p¨¢gina.

En definitiva, actuaciones destacadas, ppro que no han ¨¢lcanzado a conseguir una Luc¨ªa ?redonda?. S¨ª se ha logrado, en cambio, ese clima especial¨ªsimo que, entre los p¨²blicos latinos, parece reservarse. para las representaciones de la ¨®pera italiana tradicional: opiniones apasionadas, calor en la demostraci¨®n de las mismas, atenci¨®n muy acusada a los aspectos interpretativos... Todo bien distinto al ambiente constatado en el cap¨ªtulo de ¨®peras rusas y, probablemente, al que reinar¨¢ en la anunciada Elektra, de Richard Strauss.