Los "espaldas mojadas" mexicanos invaden en silencio el sur de Estados Unidos en busca de trabajo
Miles de mexicanos que residen ilegalmente en Estados Unidos se echar¨¢n a la calle el pr¨®ximo lunes para pedir una soluci¨®n justa a sus problemas migratorios y laborales. Manifestaciones simult¨¢neas han sido convocadas en Los Angeles, Phoenix, Houston, Miami, Washington y Nueva York. A la misma hora, en Camp David, Ronald Reagan y Jos¨¦ L¨®pez Portillo estar¨¢n conversando sobre el destino de esta poblaci¨®n clandestina que la oficina norteamericana del censo cifra entre tres y seis millones de personas, la mitad de ellas de origen mexicano. Las dos canciller¨ªas han admitido que el tema de los indocumentados figura como prioritario en la agenda de la entrevista.
Como cualquier otro d¨ªa del a?o, m¨¢s de 4.000 desheredados se habr¨¢n apostado a lo largo de los 3.000 kil¨®metros de frontera com¨²n, a la espera de que caiga la noche para cruzar desnudos el R¨ªo Grande (son los espaldas mojadas, que han dado nombre gen¨¦rico a todos los emigrantes ?legales) o atravesar las alambradas de California, que, seg¨²n C¨¢rdenas Gonz¨¢lez, subjefe de poblaci¨®n de Tijuana (M¨¦xico), ?parecen un coladero por la cantidad de hoyos que tienen?.Al Norte les esperan inmensos sembrados que tendr¨¢n que atravesar a la carrera, reptando a veces, siempre de noche, huyendo de los 2.500 hombres de la border patrol, la temible patrulla fronteriza.
Caer en sus manos por primera vez significa unos d¨ªas de detenci¨®n y la expulsi¨®n del pa¨ªs. Luego puede haber una condena de hasta cinco a?os de prisi¨®n y una multa de 2.000 d¨®lares (100.000 pesetas), aunque los expedientes judiciales suelen terminar casi siempre con una salida forzada de Estados Unidos antes de cumplir la pena.
Seg¨²n datos de la Procuradur¨ªa General norteamericana, en los doce meses anteriores a octubre de 1980 fueron expulsados m¨¢s de un mill¨®n de indocumentados. El 92% hab¨ªa entrado por la frontera mexicana, aunque muchos de ellos proced¨ªan de Centroam¨¦rica y el Caribe. El r¨¦cord de expulsiones parece ostentarlo un muchacho mexicano de veinticinco a?os, aprehendido ya en diecinueve ocasiones.
Desde hace varios a?os se alzan voces en Estados Unidos pidiendo soluciones policiales a la inmigraci¨®n ilegal, culpable, a su juicio, de los ¨ªndices actuales deparo. "Esto ha sido siempre as¨ª", opina Jorge Bustamante, profesor del colegio de M¨¦xico, soci¨®logo especializado en el estudio de las migraciones mexicanas.
?En las ¨¦pocas de recesi¨®n siempre han buscado, un culpable exterior. En el siglo pasado fueron los irlandeses, luego los italianos, m¨¢s tarde los chinos y desde hace cincuenta a?os los mexicanos. Al t¨¦rmino de la guerra de Corea, en 1954, montaron una operaci¨®n wetback (espalda mojada) que produjo m¨¢s de un mill¨®n de expulsiones. Lo mismo sucede ahora desde el final de la guerra de Vietnam, que coincide con una crisis econ¨®mica mundial?.
Invasi¨®n silenciosa
En la opini¨®n estadounidense m¨¢s conservadora crece el temor ante la invasi¨®n silenciosa de los mexicanos. En todo caso, el cierre herm¨¦tico de la frontera parece una meta inalcanzable, aun para Estados Unidos. Un estudio de la fiscal¨ªa general estimaba que para ello har¨ªan falta un m¨ªnimo de 2.000 patrulleros m¨¢s, decenas de helic¨®pteros, costosos sistemas de radar y vallas. Una versi¨®n electr¨®nica de la muralla china. Cientos, tal vez miles de millones de d¨®lares para una eficacia probablemente m¨ªnima.
Los m¨¦todos policiales ya han demostrado su escasa viabilidad. Un estudio realizado en M¨¦xico por una comisi¨®n de la Secretar¨ªa de. Trabajo (Ceniet), que ha efectuado m¨¢s de medio mill¨®n de encuestas, ha venido a demostrar que muchos de los ?legales capturados no son sino gentes que se dejaron arrestar para regresar gratuitamente a su pa¨ªs despu¨¦s de haber terminado su contrato.
Ese mill¨®n largo de expulsiones no ha impedido tampoco que el a?o pasado se quedasen ?legalmente en Estados Unidos m¨¢s de 500.000 emigrantes, siempre seg¨²n datos de la Procuradur¨ªa de aquel pa¨ªs.
A la hora de manejar los datos hay un evidente desacuerdo entre mexicanos y norteamericanos. Resulta evidente la manipulaci¨®n estad¨ªstica. Desde Estados Unidos se tiende a aumentar el riesgo de la invasion mexicana, en tanto que desde este pa¨ªs se minimiza su cuant¨ªa. El Servicio de Inmigraci¨®n y Naturalizaci¨®n (SIN) ha maneja do en ocasiones la cifra de doce millones de ?legales, toda una quintacolumna mexicana asentada principalmente sobre territorios (California y Texas) que Estados Unidos arrebat¨® a M¨¦xico en 1848, luego de una cruenta guerra.
Visto desde este ¨¢ngulo tiene cierto sentido que en la Uni¨®n americana plantee ciertos recelos esta millonaria presencia mexicana dentro de sus fronteras. A veces se ha planteado en p¨²blico el temor a una reivindicaci¨®n futura territorial hecha desde dentro.
M¨¦xico reduce las cifras de ?legales hasta por debajo de los dos millones, tratando de restar importancia a su impacto dentro del marco laboral estadounidense.
La cifra m¨¢s com¨²nmente manejada es la de seis millones de indocumentados que viven de forma permanente en Estados Unidos. Es la que utilizan siempre los abogados hispanos y los incipientes sindicatos de los ?legales. El 50% reside en California, el 25 % en Texas, y el resto se reparte por casi todo el pa¨ªs, con una elevada presencia (7,8%) en la ciudad de Chicago. La inexistencia de un documento de identificaci¨®n obligatorio (el m¨¢s usado es el carn¨¦ de conducir), favorece esta situaci¨®n.
El retrato-robot del emigrante ?legal corresponde, seg ¨¢n un estudio hecho en 1979 por el Departamento de Estado norteamericano, a un hombre de veintisiete a treinta a?os, soltero, desempleado en su pa¨ªs de origen, con un nivel educativo bajo, sin llegar al analfabetismo, y una elevada capacidad para trabajos f¨ªsicos duros. El Ceniet mexicano coincide b¨¢sicamente con este retrato, aunque se?ala que el promedio cultural de los indocumentados es superior a la media de M¨¦xico y que no es el paro lo que les lleva a emigrar (s¨®lo un 25 % carec¨ªa de empleo), sino la esperanza de unos salarios que al norte de R¨ªo Grande pueden ser hasta siete veces m¨¢s altos.
En demasiadas ocasiones estas expectativas no se cumplen. El Tribunal Nacional chicano, reunido el pasado mes de abril en Los Angeles, present¨® un voluminoso informe sobre contratos incumplidos, salarios inferiores a los legales, condiciones semiesclavistas de trabajo y malos tratos por parte de empresarios y polic¨ªas.
Michael Edward, agente federal de San Isidro (California), ha sido condenado semanas atr¨¢s a cadena perpetua por violaci¨®n y asesinato de Mar¨ªa L¨® pez de, F¨¦lix, una mexicana indocumentada. Otras dos denuncias similares contra ¨¦l no prosperaron por falta de pruebas.
Los salarios medios son casi siempre muy inferiores a los que perciben los norteamericanos por el mismo trabajo. En octubre de 1980 trescientos ?legales de Phoenix se declararon en huelga porque se negaban a recoger la cosecha de algod¨®n por diez d¨®lares diarios, cuando los contratos colectivos oscilaban entre cuarenta y ochenta d¨®lares. En la hosteler¨ªa de Houston el salario-hora es de unos tres d¨®lares, por cinco para los estadounidenses.
Las huelgas de indocumentados son, pese a todo, infrecuentes. La mayor¨ªa acepta lo que les dan. En otro caso se exponen a la denuncia del empresario por residencia ?legal. Algunos contratistas suelen emplear esta f¨®rmula para ahorrarse el pago de algunos salarios.
La legislaci¨®n vigente no contempla ninguna sanci¨®n para el empresario que contrata ?legales. S¨®lo se persigue al indocumentado y a quien le ayuda a cruzar la frontera. ?La ley se ha hecho?, apunta Jorge Bustamante, ?para que el empresario pueda contratar con total impunidad mano de obra barata y aumentar as! sus beneficios. Incluso en el Congreso se ha llegado a decir que es el ¨²nico medio para mantener la rentabilidad de las empresas agr¨ªcolas ?.
Contrabando humano
El contrabando de hombres en la frontera ha dado origen a grandes fortunas. Doce bandas de contrabandistas fueron desarticuladas el 29 de abril en una operaci¨®n policial simult¨¢nea en todo el ¨¢mbito estadounidense. Alberto Interial, de 48 a?os, mexicano naturalizado en Estados Unidos, residente en una poblaci¨®n de Illinois, pod¨ªa ingresar anualmente m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares por este concepto, seg¨²n una estimaci¨®n de Humberto Moreno, director de anticontrabando del SIN.
El abogado chicano Isa¨ªas Torres relata el caso de una banda que operaba en Texas con 52 furgonetas alquiladas a la casa Hertz. ? En cada viaje importaban de quince a veinte ?legales, con una tarifa de 2.50 d¨®lares que paga directamente la empresa contratista. Se calcula que efectuaban unos doscientos viajes mensuales, lo que deja unos ingresos de 50.000 d¨®lares?.
Muy a menudo el chicano (estadounidense de origen hispano) se ha convertido en enemigo del inmigrante ?legal por entender que ¨¦ste le disputa su propio mercado laboral. Esta impresi¨®n ha sido favorecida en ocasiones por el empleo. de indocumentados como ?r¨®mpehuelgas?. A lo largo del ¨²ltimo a?o se ha iniciado, sin embargo, una colaboraci¨®n entre sindicatos de chicanos y de ?legales.
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