El Sevilla tambi¨¦n bail¨® con la m¨¢s fea en Gij¨®n
Miguel Mu?oz se quej¨® hace un pies de que le tocaba en la Copa bailar con la m¨¢s fea. El domingo, en El Molin¨®n, le correspondi¨® el arbitraje del muy bien visto a nivel of¨ªcial Lamo Castillo, y las faltas en el ¨¢rea gijonesa las vio hasta Vega Arango, que es presidente correcto y cort¨¦s. Miguel Mu?oz tiene feo panorama por delautte. Como el Athl¨¦tic de Bilbao, que este a?o quer¨ªa hacer buena la tradici¨®n y tuvo en el Camp Nou un resultado de los que en estos tiempos se cansideran poco menos que definitivos.
Hace unos a?os, un 2-0 en la Copa era un resultado considerado insuficiente. Ahora, dos tantos hacen feliz a cualquiera. El miedo ha convertido el f¨²tbol en un espect¨¢culo para especuladores. De cinco delanteros se pas¨® a cuatro, y ahora ya es habitual jugar con s¨®lo dos. Ha ocurrido lo contrario que en las defensas; de dos, a tres; de tres, a cuatro, y ahora ya no se sabe en realidad cu¨¢l es la diferencia entre zagueros y centrocampistas.La Copa de los buenos a?os nos pegaba a la radio para o¨ªr los partidos. Y la radio era tambi¨¦n protagonista los mi¨¦rcoles en los que se disputaban los desempates, que, curiosamente, sol¨ªan servir para que los d¨¦biles dieran la sorpresa. La historia de la Copa est¨¢ llena de desempates y pr¨®rrogas. Y de goles del cojo. Ahora que los lesionados son reemplazables, los encuentros est¨¢n cojos de goles.
Miguel Mu?oz est¨¢ habituado a sufrir en el presente torneo y, por tanto, estoy seguro de que no habr¨¢ perdido la moral. Lo malo de su equipo es que la abuelita de Pintinho se ha marchado a Brasil. Entre que el argentino L¨®pez no levanta la cabeza, porque sigue empe?ado en buscar alg¨²n duro antiguo de los que en C¨¢diz dieron que hablar y que Pintinho sale resentido de los ri?ones tras las aventuras er¨®ticas, Miguel Mu?oz tiene que inventar cada semana alg¨²n truco para convencer a sus hombres que este es su a?o de gracia copera.
Helenio Herrera est¨¢ seguro de que va a ganar la Copa. Ser¨ªa un remate medianamente feliz a una temporada que empez¨® mal y que amenazaba con dejar fuera de Europa al club azulgrana. El Athl¨¦tic, que ya no es el equipo representativo de Euskadi, para.orgullo de los donostiarras, que llaman socarronamente a Bilbao el barrio obrero de San Sebasti¨¢n, se hab¨ªa forjado ilusiones por aquello de que la tradici¨®n siempre le ayuda a transformarse, pero los pron¨®sticos se le han vuelto en contra. El Bar?a parece demasiado Barga para el actual equipo de San Mam¨¦s.
En Madrid estamos en horas bajas. Alfonso Cabeza, a pesar de sus frases, parece un poco alica¨ªdo. Tanto que hace unos d¨ªas habl¨® por tel¨¦fono con Vicente Calder¨®n. El ex presidente le dio ¨¢nimos para que contin¨²e la lucha. A pesar de ello, los amigos de Calder¨®n est¨¢n preparando su vuelta al Manzanares. Cabeza, por tel¨¦fono, cuando se refiere a Porta, le llama ?eljefe?, y seg¨²n cuentan le espera a comer en casa el d¨ªa menos pensado.
Actualidad atl¨¦tica va a tener el libro del ex directivo Jes¨²s Ortega, que acaba de salir a la calle. El libro de Ortega cuenta los ¨²ltimos a?os atl¨¦ticos a nivel interno de manera esclarecedora. Estas publicaciones de quienes han sido protagonistas siempre son interesantes. Como el libro de otro Ortega, Rafael Gallito, que ha visto aparecer la segunda edici¨®n de Mi paso por el toreo con tanto ¨¦xito como en la primera. El Ortega del Atl¨¦tico. le va a causar dolores de ¨²lcera a Cabeza. Y es que al presidente del Atl¨¦tico ¨²ltimamente los dedos se le vuelven hu¨¦spedes. Las renovaciones van a ser todo un calvario. Cabeza se ha pasado la temporada marc¨¢ndose faroles con el valor de Rubio y Marcos, y ahora los jugadores han tomado en consideraci¨®n las afirmaciones de su presidente. Marquitos padre lo tiene claro: ?Si mi hijo vale tanto como dice, que lo pague?. Marquitos estar¨ªa incluso dispuesto a pagar la baja de su hijo. N¨²?ez dar¨ªa por Marcos bastantes m¨¢s duros de los que dice,
Alfonso Cabeza ten¨ªa la intenci¨®n de ofrecer grandes incentivos y fichas modestas, pero los jugadores no se conforman con esa f¨®rmula. Quieren lo seguro.
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