El nombramiento de una mujer para el Tribunal Supremo de EE UU disgusta a los conservadores

Los conservadores norteamericanos no ocultan su disgusto por el nombramiento de Sandra O'Connor como juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos, cargo anunciado oficialmente por el presidente Ronald Reagan. Los portavoces del potente grupo de presi¨®n ultraconservador denominado Mayor¨ªa Moral critican la decisi¨®n de Reagan porque consideran a la se?ora O'Connor juez del Estado de Arizona, demasiado "liberal" en sus puntos de vista sobre el aborto y la ratificaci¨®n de la enmienda constitucional que debe garantizar en Estados Unidos la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre.

Ronald Reagan cumpli¨® su promesa electoral de -nombrar a una mujer para un alto cargo federal- al escoger a la juez O'Connor para tan importante cargo. Rompi¨® tambi¨¦n el presidente con la tradici¨®n de 191 a?os de justicia norteamericana, durante los cuales el puesto de juez del Tribunal Supremo fue siempre ostentado por un var¨®n.Sandra O'Connor, de 51 a?os, fue definida por el presidente eagan como "una persona para todo tiempo" y expres¨® su "completa satisfacci¨®n" con la labor de O'Connor como juez

Los movimientos feministas norteamericanos felicitaron a Reagan por la decisi¨®n, que "supone una importante victoria para los derechos de la mujer", declar¨® Eleanor Smeal, presidenta de la Organizaci¨®n Nacional de Mujeres.

Por el contrario, el reverendo Jerry Falwell, l¨ªder de la Mayor¨ªa Moral, organizaci¨®n que moviliz¨® a la clase media conservadora para la elecci¨®n de Reagan, calific¨® de "desastre" el nombramiento de O'Connor.

La pol¨¦mica del aborto en Estados Unidos est¨¢ centrada en la oposici¨®n de los movimientos Pro Vida, que desean introduel una enmienda constitucional que limite el aborto s¨®lo a casos extremos que puedan poner en peligro la vida de la madre. Se oponen a la actual legislaci¨®n, que autoriza el aborto bajo ciertas condiciones, y, sobre todo, quieren eliminar la ayuda financiera con fondos federales concedida a las mujeres con escasos recursos econ¨®micos que desean abortar.

O'Connor, que por su cargo deber¨¢ zanjar las diferencias que separan a los proabortistas y a sus oponentes, puede estar inclinada a dejar las cosas tal corno est¨¢n, con gran desenga?o de los movimientos m¨¢s conservadores.

O'Connor, definida como una mujer conservadora, pero "no ide¨®loga", y, ante todo, "perfeccionista en su labor", es rnadre de tres hijos varones, Jay, Brian v Scott. Antes de ocupar durante dieciocho meses el cargo de juez de apelaci¨®n en el juzgado del Estado de Arizona, en F¨¦nix, la se?ora O'Connor fue senadora local.

Los moralistas de la Mayor¨ªa Moral recuerdan que O'Connor defendi¨® en 1970 el aborto en m¨ªtines p¨²blicos en la Universidad de Arizona y, tambi¨¦n vot¨® la actual legislaci¨®n en 1973. Dos pecedentes que les parecen peligrosos en la personalidad de O'Connor, situada hoy en primer plano de la actualidad pol¨ªtica y jur¨ªdica norteamericana.

El senador Barry Goldwater, representante por el Estado de Arizona, fue el ¨²nico l¨ªder entre los ultraconservadores que defendi¨® la decisi¨®n del presidente, probablemente debido a los lazos de amistad que le unen con la nueva juez del Supremo.

Ronald Reagan defendio la personalidad de O'Connor de las cr¨ªticas en un discurso pronunciado en Chicago.