Flexibilidad para la reconversi¨®n
?Econom¨ªa de mercado o econom¨ªa dirigida? He aqu¨ª una cuesti¨®n permanente, una pregunta que hay que hacerse de vez en vez. Porque, aunque este pa¨ªs se ha apuntado, constitucionalmente, a la primera f¨®rmula, la tentaci¨®n intervencionista est¨¢ latente en la vida econ¨®mica espa?ola. El controvertido tema de la reconversi¨®n industrial nos ofrece actualmente la posibilidad de comprobar hasta qu¨¦ punto los viejos esquemas siguen ah¨ª, y lo dif¨ªcil que resulta, a veces, la aplicaci¨®n plena de las reglas de la econom¨ªa de mercado.Juergen B. Donges, catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica del Instituto de Econom¨ªa Mundial de Kiel y experto en problemas industriales, que conoce muy bien los temas espa?oles, ya nos hab¨ªa prevenido sobre las posibles dificultades que podr¨ªan producirse en nuestro caso a la hora de hacer la reconversi¨®n industrial en el marco obligado de la econom¨ªa de mercado: ?El hecho de que algunas empresas pueden quebrar y un cierto n¨²mero de trabajadores quedarse sin empleo puede poner en aprietos al Gobierno que quiera perseguir una pol¨ªtica de reconversi¨®n industrial respetando los principios de una econom¨ªa de mercado. Pues aquellos sectores empresariales, laborales y regionales que no pueden o no quieren adaptarse a circunstancias cambiantes siempre son los que m¨¢s levantan la voz, m¨¢s sombr¨ªo dibujan el porvenir y m¨¢s ayudas gubernamentales piden?. La crisis econ¨®mica, especialmente grave para el sector industrial, obliga a ser cauto a la hora de hablar de la flexibilidad de plantillas. A nadie le gusta que las ya alarmantes cifras de desempleados se incrementen. Pero no queda m¨¢s remedio que aceptar, de arranque, este principio b¨¢sico: sin flexibilidad de plantillas no habr¨¢ reconversi¨®n industrial. A los empresarios -a los que tantas veces, demag¨®gicamente, se liga a la carencia de inversi¨®n, como si no hubiera algo m¨¢s satisfactorio para un empresario, que el hecho de poder invertir y desarrollar su trabajo a plena satisfacci¨®n- no les caben dudas respecto a que sin agilizar al m¨¢ximo las posibilidades de adecuar los efectivos humanos de las empresas a sus necesidades productivas no es f¨¢cil que puedan tener ¨¦xito otras medidas, como los est¨ªmulos de car¨¢cter financiero o fiscal.
Sin embargo, los ¨²ltimos datos de que disponemos indican que un postulado tan simple como este no encuentra f¨¢cil traducci¨®n en la normativa que se est¨¢ siguiendo.
La ley del Estatuto de los Trabajadores dispone, en su art¨ªculo 51, que ?en la aplicaci¨®n de los planes de reestructuraci¨®n sectorial convenidos entre la Administraci¨®n y las organizaciones representativas de empresarios y trabajadores se seguir¨¢ en los expedientes de regulaci¨®n de empleo que en consecuencia se formulen, el procedimiento que en la normativa de los respectivos planes se haya acordado?. Por otra parte, el, pre¨¢mbulo del Real Decreto-Ley de 5 de junio, sobre la reconversi¨®n industrial, dice contener un tratamiento especial de los aspectos laborales. Pero no parece. que ello sea as¨ª, pues se limita a repetir los mecanismos establecidos por el Estatuto de los Trabajadores.
Tenemos ya algunos indicios de que no se vislumbra, por ahora, ese tratamiento especial para los aspectos laborales.
As¨ª, en el Acuerdo Nacional sobre Empleo, las centrales sindicales, la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales y el Gobierno han manifestado su deseo de que se observe estrictamente el procedimiento que en materia de regulaci¨®n de empleo establece la legislaci¨®n vigente, lo cual est¨¢ en contradicci¨®n con la formulaci¨®n del pre¨¢mbulo del Real Decreto-Ley de Reconversi¨®n Industrial sobre el supuesto tratamiento especial de los aspectos laborales. Y las instrucciones de 20 de junio del Ministerio de Trabajo confirman que la normativa sigue siendo la misma, con la recomendaci¨®n de que los delegados de Trabajo abrevien los plazos, pero sin modificarlos.
Aunque se aprueben ciertos expedientes de regulaci¨®n de empleo entre muchas situaciones cr¨ªticas, otros -que los expertos consideran justificados- son denegados, lo que dificulta la soluci¨®n de los conflictos desde perspectivas puramente econ¨®micas, en un momento que requiere la m¨¢xima flexibilidad del mercado del trabajo.
Naturalmente que los empresarios no tienen la f¨®rmula m¨¢gica para hacer la reconversi¨®n industrial y, al tiempo, garantizar todos los puestos de trabajo. Pero creen firmemente que si, como en otros pa¨ªses, se hubiera aceptado sin miedo desde el principio la flexibilidad de plantillas, empresas que han sido abocadas al fracaso hubieran podido salvarse, y el posterior goteo permanente de desempleo hubiera sido menos dram¨¢tico.
?Debemos ser totalmente pesimistas? Yo creo que no. Porque muchas empresas sanas no tienen por qu¨¦ enfermar: basta con que se acepte que, antes de entrar en el tobog¨¢n irreversible de las cuentas de resultados en p¨¦rdidas, hay que tomar medidas correctoras con valent¨ªa y a tiempo. Medidas que est¨¢n en el esp¨ªritu del ANE y no en la letra que, aplicada sin visi¨®n de futuro y sin realismo, puede dejar las cosas, respecto al tema de la regulaci¨®n de empleo, como estaban.
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