Divisi¨®n pol¨ªtica sobre el ingreso de Espa?a en la OTAN
El seminario que sobre pactos militares ha dirigido el teniente general Manuel D¨ªaz Alegr¨ªa en la Universidad Internacional Men¨¦ndez y Pelayo, de Santander, ha puesto de manifiesto la profunda divisi¨®n pol¨ªtica que provocan el debate sobre el ingreso, o no, de Espa?a en la OTAN y, en general, las posiciones que nuestro pa¨ªs deba adoptar en el contexto internacional de los pactos y las diversas formas de alineamiento. A la divisi¨®n pol¨ªtica habr¨ªa que a?adir, por otra parte, las posiciones esc¨¦pticas o indiferentes de algunos sectores militares, m¨¢s sensibilizados y molestos por la intenci¨®n democratizadora del Ej¨¦rcito, que algunos pol¨ªticos a?aden a la Alianza Atl¨¢ntica, y la opini¨®n distante y ecl¨¦ctica de los t¨¦cnicos.
Las sesiones de trabajo, programadas en principio para dar un repaso a todos los aspectos de la Defensa nacional, desde los tratados defensivos bilaterales a las cuestiones africanas, buscando alternativas a la pol¨ªtica de bloques y de pactos militares, fueron fundamentalmente centradas en el debate OTAN, que ha tenido en la sede universitaria de la pen¨ªnsula de la Magdalena su primera tribuna. En opini¨®n de algunos de los asistentes, ni antes se hab¨ªa discutido el tema con tanta amplitud ni se hizo nunca desde tan distintas posiciones pol¨ªticas, t¨¦cnicas o militares. Entre los ponentes del seminario destac¨® la presencia del ministro de Defensa, Alberto Oliart, que defendi¨® las posiciones del Gobierno y de la UCD de Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza y Luis Solana, como representantes de la derecha y los socialistas de los militares, Juan Cano Hevia, director de la Escuela de Estado Mayor del Ej¨¦rcito de Tierra, y Angel Lobo; de los t¨¦cnicos, Carlos Fern¨¢ndez Espeso y Alfred Cahen, y de los pol¨ªticos perif¨¦ricos, Melo Antunes, ex ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, y el rumano Dimitru Aninjou.
Algunas unanimidades
Las horas de oratoria o discusi¨®n dieron paso, en principio, a una serie de unanimidades, algunas de ellas impl¨ªcitas. Por ejemplo, ninguno de los ponentes puso en duda la necesidad de renovar los acuerdos defensivos Espa?a-EE UU o el principio de que nuestro pa¨ªs necesita una pol¨ªtica de defensa m¨¢s claramente definida y con prioridades de urgencia. Tampoco ofreci¨® duda el hecho de que son irrelevantes los argumentos econ¨®micos, es decir, el coste del ingreso en la OTAN.M¨¢s importante fue el acuerdo sobre la instalaci¨®n en el territorio espa?ol de misiles con cabeza nuclear. ?No podemos admitir?, dijo el ministro de Defensa, Alberto Oliart, ?que la entrada de Espa?a en la OTAN incluya el despliegue de misiles portadores de cabezas nucleares de medio alcance para una guerra nuclear o t¨¢ctica, porque Espa?a debe de quedar fuera de ese ¨¢mbito de la OTAN?. El socialista Luis Solana lo daba por sentado, mientras que Alfred Cahen, director general de Pol¨ªtica en el Ministerio de Negocios Extranjeros, de B¨¦lgica, matizar¨ªa que, ?en esa cuesti¨®n concreta, a ning¨²n miembro se le puede pedir que las acepte si no las quiere?. Tampoco ofreci¨® duda alguna el principio de que, si nuestro pa¨ªs pide ahora, o m¨¢s tarde, el ingreso en la Alianza Atl¨¢ntica, ?ser¨¢ recibido con los brazos abiertos?, porque, seg¨²n Cahen, significar¨ªa ?el robustecimiento del pilar europeo de la OTAN ?.
Pero las unanimidades fueron menos que los desacuerdos, en ocasiones duramente enfrentados. As¨ª, el debate sobre si la entrada en la OTAN sirve o no para consolidar la democracia y reformar con mayor eficacia (y menores riesgos) las Fuerzas Armadas. Alberto Oliart no aludir¨ªa directamente a ese aspecto, pero afirm¨®, hablando de la pol¨ªtica de Defensa y su relaci¨®n con la OTAN, que ?tenemos que consolidar nuestra forma pol¨ªtica, y nuestra econom¨ªa y nuestras libertades?. Luis Solana fue m¨¢s expl¨ªcito. ?Los socialistas?, dijo, ?no encontramos ni un solo dato para afirmar que con la incorporaci¨®n en la OTAN va a aumentar la seguridad de Espa?a, salvo que alguien se atreviese a mantener y demostrar que ello ser¨ªa garant¨ªa de que las Fuerzas Armadas espa?olas van a incorporarse, por ese hecho, a la vida democr¨¢tica con absoluta sinceridad. Vaya por delante que ese es un tema espinoso y que resulta extra?o que alguien lo sugiera, porque estar¨ªa encomendada a otros pa¨ªses y a otras personas la reconducci¨®n de una pieza fundamental de la independencia nacional?.
Para el diputado del PSOE, la realidad es que las Fuerzas Armadas ?s¨®lo estar¨¢n plenamente identificadas con nuestro sistema de libertades tras un proceso lento de formaci¨®n y de convivencia entre los ciudadanos, que no se consigue con maniobras conjuntas peri¨®dicas ni con encuentros entre unidades de pa¨ªses europeos, sino con una pol¨ªtica de academias, una pol¨ªtica de cursos, una pol¨ªtica de ense?anza y de formaci¨®n y un sentido de autoridad desde el poder civil?.
La cita de que la OTAN es una garant¨ªa democr¨¢tica quedar¨ªa desbaratada, adem¨¢s, con las referencias a Turqu¨ªa y a Grecia, casos que demuestran lo contrario, porque, en opini¨®n de Luis Solana, ?jam¨¢s la OTAN se plante¨® la posibilidad de expulsar a esos pa¨ªses?. ?A la OTAN no se entra siendo una dictadura, pero de la OTAN no te echan aunque seas una dictadura?. En definitiva, para Luis Solana, el conflicto clase social-Fuerzas Armadas ?es interno, y desde fuera no nos lo van a resolver?. El representante de Coalici¨®n Democr¨¢tica, Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, no entr¨® en materia, sino para afirmar que ?tenemos que pedir a las Fuerzas Armadas que con audacia e imaginaci¨®n nos permitan estar otra vez en los grandes foros internacionales?.
Las contrapartidas
Tampoco hubo unanimidad en las contrapartidas que Espa?a deba exigir a cambio de su ingreso de la alianza militar. El ministro de Defensa y miembro de UCD inici¨® el debate con una afirmaci¨®n de principios: ?Ah¨ª s¨ª que tenemos que ser muy duros?. Para Oliart, una contrapartida inicial es la de que nuestra integraci¨®n debe producirse, como en el caso de Gran Breta?a, con mando propio, dependiente directamente del comit¨¦ militar, sobre una zona espec¨ªfica como la del estrecho de Gibraltar (en el caso de Inglaterra es el canal de la Mancha), ya que ?est¨¢ claro que deben ser mandos espa?oles los que lleven la defensa del estrecho, de Canarias y del espacio espa?ol de la Pen¨ªnsula?, aunque teniendo exquisito cuidado, advirti¨®, en no entrar en conflicto con Portugal, que tambi¨¦n tiene mando sobre el Atl¨¢ntico.El ex ministro de Asuntos Exteriores Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza no concret¨® las contrapartidas, pero, en cambio, precis¨® las que deben derivarse de la renovaci¨®n de los acuerdos con Estados Unidos, ?ingresemos o no en la OTAN?. A quienes afirman que el tratado no cubre todo el territorio espa?ol les respondi¨® leyendo el art¨ªculo 5, donde se dice lo contrario, entendiendo Areilza que ?todo el territorio espa?ol quiere decir Ceuta, Melilla y Canarias, y si tuviera responsabilidades de gobierno as¨ª lo har¨ªa valer?. El diputado de CD exigir¨ªa adem¨¢s la fotofilmaci¨®n gratuita por los americanos del Archivo de Indias, el apoyo financiero necesario para la celebraci¨®n del quinientos aniversario del descubrimiento de Am¨¦rica (en 1992), la creaci¨®n de una industria espa?ola de armamento importante, ?aprovech¨¢ndonos del plan de rearme Reagan?, y una relaci¨®n en un plano mayor de igualdad.
El representante del PSOE, desde su posici¨®n contraria al ingreso de Espa?a en la OTAN, no habl¨®, como es l¨®gico, de contrapartidas. Sin embargo, como consejos ?de un antiatlantista a un atlantista?, Luis Solana dir¨ªa que en el debate OTA N, s¨ª; OTAN, no se est¨¢ jugando la ¨²ltima y definitiva gran baza pol¨ªtica exterior, por lo que su mensaje ser¨ªa que ?si ustedes, se?ores de UCD y del Gobierno, quieren meter a Espa?a en la OTAN, por lo menos logren las grandes contrapartidas hist¨®ricas, posibles en este caso, si se juega con habilidad y con conceptos claros de pol¨ªtica exterior?.
Refiri¨¦ndose a Gibraltar, el diputado socialista afirm¨® que era sorprendente que el tema no se haya planteado ?con enorme claridad y contundencia? a la hora de hablar del ingreso de Espa?a en la OTAN, porque ?resulta absolutamente sorprendente que queramos integrarnos en un club militar en el que uno de los socios detenta desde el siglo XVIII una base de guerra en el territorio de otro de los socios?. Solana dijo que s¨®lo la habilidad de los ingleses y la impotencia diplom¨¢tica espa?ola pueden hacer comprensible esta situaci¨®n de colonia-base militar cuando, a esa situaci¨®n, hay que a?adir otras que conforman sobre Espa?a una complejidad de dominios no repetida en otro pa¨ªs europeo, tales como la base inglesa (Gibraltar), las bases americanas, los compromisos prooccidentales y los conflictos potenciales en el norte de Africa, todo ello como ?temas ajenos a Espa?a y que afectan a Espa?a?.
La conclusi¨®n socialista sobre el ?espaldarazo OTAN ? y -Sobre las contrapartidas no es, por tanto, optimista, ni siquiera para la consolidaci¨®n de la imagen democr¨¢tica. Para esta ¨²ltima finalidad, Luis Solana ve una jugada m¨¢s h¨¢bil. ?El mayor espaldarazo para la democracia espa?ola ser¨ªa la imagen del Rey izando la bandera espa?ola en el pe?¨®n de Gibraltar?, afirm¨®.
El aspecto de la seguridad, que algunos creen m¨¢s afianzada con la entrada en la Alianza Atl¨¢ntica, mereci¨® por parte del general Cano Hevia un an¨¢lisis del que se deduce que pertenecer a la OTAN no significa necesariamente la ausencia de conflictos; ?Espa?a se puede ver amenazada desde el norte de Africa y puede tambi¨¦n, incluso, tener graves diferencias con otros miembros de la OTAN?, no excluyendo casi a ninguno. Nuevamente se hizo referencia a los ejemplos de Grecia y Turqu¨ªa.
Imagen de sociedad inestable
El director de la Escuela de Estado Mayor del Ej¨¦rcito y voz cualificada del sector profesional de las Fuerzas Armadas no evit¨® el debate sobre cu¨¢l sea la respuesta militar a estas cuestiones. El general Cano Hevia empez¨® citando como t¨®pica la caracter¨ªstica de los espa?oles como personas de ?individualismo feroz y con tendencia a dividirse radicalmente en todas las cuestiones, y a ofrecer una imagen de sociedad inestable que no ayuda nada en el orden internacional?, para entrar, m¨¢s tarde, en ?el Ej¨¦rcito que Espa?a necesita?. ?Quiero limitarme?, afirm¨®, ?a mostrar un problema, y es que se est¨¢n produciendo en nuestra Prensa y en ambientes pol¨ªticos especulaciones equ¨ªvocas sobre los cambios que hay que introducir en nuestro Ej¨¦rcito con miras a la integraci¨®n en la OTAN. Esas especulaciones son l¨ªcitas, pero, realizadas irresponsablemente, pueden producir efectos malignos e incluso desestabilizaci¨®n ?.Despu¨¦s de reconocer que es necesario modernizar, reformar y reestructurar las FF AA, lo que, por otra parte, ?es necesidad permanente de todos los Ej¨¦rcitos del mundo, aunque m¨¢s visible en Espa?a?, el general Cano Hevia lament¨® que esa posici¨®n aceptada por todos sirviese de pretexto para provocar conflictos de intereses corporativos. ?Los militares tambi¨¦n somos humanos, y nos gusta recibir m¨¢s atenci¨®n p¨²blica o presupuestaria, pero sobre esos intereses de grupos deben terminar prevaleciendo los intereses de la naci¨®n?. El director de la Escuela de Estado Mayor pidi¨® m¨¢s profundidad de la que hasta ahora parece haberse alcanzado a la hora de analizar el ?debate OTAN ?, advirtiendo que si se entra en esta Alianza se adquieren unos compromisos que exigen ?discusi¨®n, negociaci¨®n y regateo, porque los intereses de la Alianza nunca coinciden exactamente con los de todos y cada uno de sus miembros?.
La teor¨ªa del equilibrio
La frase de ?Se?ores, tenemos miedo de ustedes?, que dijo a los sovi¨¦ticos el ministro belga Spaak para explicar el nacimiento de la OTAN, fue citada por el tambi¨¦n belga Alfred Cahen, que hizo la historia de la Alianza primero europea, y desde 1949 con la participaci¨®n norteamericana. Con la frase de Spaak entramos de lleno en la pol¨¦mica del equilibrio internacional de bloque y, concretamente, en la divisi¨®n del mundo en dos frentes b¨¦licos.Esa tesis fue puesta en duda por el subdirector general para Asuntos de Seguridad del Ministerio de Exteriores, Carlos Fern¨¢ndez Espeso, para el que la idea de equilibrio es vaga y est¨¢ condicionada por m¨²ltiples factores. Dando por buena esa doctrina, aunque no comparti¨¦ndola, Fern¨¢ndez Espeso advirti¨® que el ingreso de un pa¨ªs en la OTAN no rompe necesariamente el equilibrio. Habr¨ªa de examinar la modificaci¨®n de los niveles de armamento, ?que var¨ªan de d¨ªa en d¨ªa?, tener en cuenta los eventos de car¨¢cter pol¨ªtico o el grado de las tecnolog¨ªas, etc¨¦tera. En el caso de Espa?a, su ingreso en la OTAN no afectar¨ªa a las estrategias actuales porque, en definitiva, Espa?a ya est¨¢ en el platillo de Occidente.
Alberto Oliart opina, en cambio, que si la mejor manera de evitar el conflicto futuro es la disuasi¨®n, con el ingreso de Espa?a en la OTAN estamos defendi¨¦ndonos nosotros, porque ?la defensa de Espa?a no est¨¢ en los Pirineos, sino m¨¢s all¨¢ o desgraciadamente m¨¢s ac¨¢?. Esa idea la rechaza Luis Solana, para el que Espa?a aportar¨ªa a la OTAN, ?nada m¨¢s, pero tambi¨¦n nada menos?, dos activos fundamentales uno log¨ªstico y otro pol¨ªtico. Desde el punto de vista log¨ªstico, Espa?a es la gran plataforma operativa para cualquier operaci¨®n militar de las ?mil horas?, esas horas que vienen despu¨¦s de las cien horas alemanas o de las dos horas de Estados Unidos. Adem¨¢s, la inclusi¨®n en la Alianza anular¨ªa el papel pol¨ªtico de Espa?a en los pa¨ªses de habla hispana e incluso respecto al Tercer Mundo, fundamentalmente Africa, para los que la intensificaci¨®n del atlantismo y de los compromisos prooccidentales ser¨ªan causa de recelo.
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