Los pegapases no se rinden
ENVIADO ESPECIAL, Julio Robles se sum¨® ayer, en Bilbao, a la n¨®mina de los pegapases, ¨¦l que tan bien hace el toreo. Le sali¨® un toro que embest¨ªa noble por el pit¨®n derecho, y ?qu¨¦ hizo), pues pegarle derechazos, naturalmente. Los pegapases est¨¢n en auge; los pegapases lo invaden todo; los pegapases no se rinden.Est¨¢bamos con los derechazos de Julio Robles. Los de la primera serie fueron buenos, mejores los de la segunda y a¨²n mejores los de la tercera, porque se superaba en el temple, la hondura y la ligaz¨®n. Muy bien Julio Robles hasta ah¨ª. Pero el toro a¨²n ten¨ªa m¨¢s embestida y conven¨ªa seguir con la faena. Y lo que resolvi¨® el diestro fue seguir pegando derechazos. Que ya no fueron tan buenos en la cuarta tanda, a¨²n menos en la quinta, a¨²n menos en la sexta.... y as¨ª hasta el infinito.
Plaza de Bilbao
18 de agosto. Tercera corrida de feria. Cinco toros de Boh¨®rquez y sexto de S¨¢nchez Arjona, en presentados en general, aunque algunos sospechosos de pitones, con m¨¢s descaro primero. segundo, quinto y sexto, en general cumplieron con los caballos y, dieron juego. D¨¢maso Gonz¨¢lez: metisaca, pinchazo hondo, rueda de peones, estocada corta y dos descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio).Pinchazo, estocada corta y, dos descabellos de oreja y vuelta al ruedo). Jos¨¦ Mari Manzanares: media estocada ca¨ªda (aplausos, con algunos pitos .Pinchazo y, media estocada ca¨ªda (bronca). Julio Robles: estocada atravesada que asoma por un brazuelo y tres descabellos (ovaci¨®n y saludos). Estocada ca¨ªda (algunos pitos). Hubo menos de tres cuartos de entrada. Manzanares fue despedido con una bronca sonora.
Alguien que tenga ascendiente con los toreros debe decirles, de una vez, que torear no es pegar pases; que la tauromaquia extiende su repertorio m¨¢s all¨¢ de los derechazos y su variante los naturales, y que si siguen empe?ados en matar de aburrimiento a los p¨²blicos con sus man¨ªas ?derechacistas?, no volver¨¢n a vestirse de luces.
Naturalmente, ni la cr¨ªtica, ni el p¨²blico, ni las amistades, ni la suegra (o a lo mejor la suegra s¨ª) est¨¢n en condiciones de decirles a los toreros estas verdades como pu?os, si de lo que se trata es de que produzcan en ellos una reacci¨®n inmediata. Quienes est¨¢n en condici¨®n de hacerlo son los empresarios.
Los empresarios, todos ellos -y, sin ir m¨¢s lejos Chopera, en Bilbao ya ven c¨®mo est¨¢ el panorama: los toreros pegapases no llenan las plazas; los toreros pegapases no emocionan a nadie. Ayer hubo un detalle significativo en el coso de Vista Alegre: cuando uno de los toros romane¨® en varas y pareci¨® que tirar¨ªa al caballo, se produjo en el tendido el griter¨ªo estremecido de la emoci¨®n.
La verdad de la fiesta, con lo que la lidia comporta, y el valor y el arte en los toreros -o por lo menos la variedad-, es lo que la gente quiere en esta hora. No podr¨ªa servir como ejemplo a seguir, pero ah¨ª tenemos el caso de D¨¢maso Gonz¨¢lez, que tendr¨¢ un chapucero sentido del torero, pero se entrega el hombre y todas las tardes reintenta sus personal¨ªsimas suertes de lo inveros¨ªmil. As¨ª, en el cuarto de la tarde, en el que puso al p¨²blico en pie con sus alardes de valor y aguantando achuchones. Con una novedad ayer, y es que hasta tore¨® bien a su primero, dentro de lo que cabe, en dos series de bien dibujados pases del redondo.
Lo que no se aguanta ya, por mucha paciencia que tenga el p¨²blico, es el ?derechacismo? a ultranza, y aun menos el unipase, que parece ser patrimonio de ese aburrido torero, para colmo cargado de aires de suficiencia, en que se ha convertido Jos¨¦ Mari Manzanares. A su primer toro le aplic¨® la consabida raci¨®n de unipases -en este caso con la izquierda- y despu¨¦s de un buen rato de traj¨ªn y de recorrer un cuarto de ruedo, aquello qued¨® muy triste. Al quinto no lo quiso ni ver, para colmo. Tampoco quiso ni ver Julio Robles al sexto, pues le acomet¨ªa violento. Dir¨ªan: si no se les pueden pegar pases a gusto, mejor dejarlo. Y la fiesta sigue. Los pegapases no se rinden.
Seguimos con la cuesti¨®n del afeitado de los toros y sin comprender en absoluto la inhibici¨®n de la autoridad, cuya obligaci¨®n es tomar cartas en el asunto. No s¨®lo porque lo manda el reglamento (lo cual ya ser¨ªa bastante), sino porque casi todas las tardes, en casi todas las plazas, se est¨¢ estafando al p¨²blico.
El lunes vimos en Ciudad Real para la reaparici¨®n de Antonio Ord¨®?ez, una de las m¨¢s escanda
losas muestras de manipulaci¨®n fraudulenta de todo lo que la fiesta significa. Aquellos toros eran absolutamente impresentables, incluso en plazas de ¨ªnfima categor¨ªa Pero la sospecha de que esta corruptela ha tomado carta de naturaleza en el espect¨¢culo ha continuado, aun ante nuestra va no excesiva sorpresa, ayer en coso de tanta solera como el de Bilbao. El estado natural de las astas de los toros no es el que mostraban los ejemplares de Boh¨®rquez ni de S¨¢nchez Arjona, que saltaron al oscuro ruedo de Vista Alegre. Podr¨ªa incluso admitirse que no hubo afeitado y que las mutilaciones se las provocaron los toros en sus derrotes en el campo o al embarcar (aunque tampoco eran esos los s¨ªntomas). Pero incluso en este caso esas astas no eran reglamentarias, porque est¨¢ establecido que los toros salten a la arena con sus defensas ¨ªntegras.
Por terceras personas se nos ha hecho saber que el subsecretario del Ministerio del Interior tiene inter¨¦s en acabar de una vez por todas con esta grave cuesti¨®n del afeitado. No creemos que le sea dif¨ªcil si aplica las medidas ejemplares que pone en sus manos el vigente reglamento taurino. De momento hay un m¨ªnimo de siete ganaderos que han incurrido en inhabilitaci¨®n y, sin embargo, siguen lidiando sus toros como si aqu¨ª no hubiera pasado nada.
Babelia
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