?rgano rom¨¢ntico en el Festival de Santander
El actual director del Festival de Santander, Jos¨¦ Luis Ocejo, inici¨® hace once a?os sus ciclos de ¨®rgano en el santuario de la Bien Aparecida, con resultados tan positivos que, con buen criterio, ha incluido algunas de estas experiencias en la iglesia de Santa Luc¨ªa, en el centro mismo de la capital c¨¢ntabra, en el marco del citado certamen, que se clausura hoy.Este a?o, dos organistas de prestigio han desarrollado programas de m¨²sica rom¨¢ntica en el ¨®rgano Mutin Cavaill¨¦-Coll, instrumento de evidente calidad, uno de los varios que los organeros franceses Cavaill¨¦-Coll construyeron en Espa?a (Barcelona, Puigcerd¨¢, Vich, Tortosa). La dinast¨ªa inici¨® sus actividades a mediados del XVIII para extinguirse a Finales del siglo rom¨¢ntico, pasando la industria a manos de Charles Mutin. En ese ¨®rgano tocaron dos figuras importantes de la reciente historia musical santanderina: D. Sixto C¨®rdova y O?a, autor del c¨¦lebre cancionero, y C¨¢ndido Alegr¨ªa, formado en la Schola Cantorum, de Par¨ªs.
Jos¨¦ Manuel Azcue, de Oyarzun, es titular de la iglesia de Santa Mar¨ªa del Coro, en San Sebasti¨¢n, y su carrera internacional cubre las m¨¢s importantes ciudades europeas y americanas.
Mar¨ªa Teresa Mart¨ªnez Carbonell, de Reus, estudi¨® en Barcelona y en Viena con el gran Anton Heiller, y su biograf¨ªa profesional comienza con una serie de premios obtenidos en Suiza, Alemania. Italia. el Reino Unido y Espa?a.
Los nombres de C¨¦sar Franck y Max Reger encuentran continuadores en Vierne, Guridi. Dupr¨¦ y Durufl¨¦, autores todos excelentemente interpretados por Azcue, con la hondura de concepto y sobriedad de estilo que le caracteriza.
Desde que escuch¨¦ a Mar¨ªa Teresa Mart¨ªnez Carbonell por vez primera, cuando gan¨® el premio de ?vila, entend¨ª que nos encontr¨¢bamos ante una personalidad art¨ªstica no s¨®lo, relevante, sino muy rica de matices personales. Me parece, sin embargo, que en Espa?a -que tantos lujos se permite- no estamos valorando debidamente a la organista catalana.
Su Liszt (preludio y fuga sobre el nombre de Bach) fue sencillamente magistral por claridad, penetraci¨®n y poder explicativo. Como suele ser frecuente, al lado de tal gigante de la m¨²sica, su disc¨ªpulo Julius Reubke parece un antecesor, sin que por ello su Sonata sobre el salmo XCIV deje de ser una p¨¢gina consistente y con muchas cosas bellas, m¨¢s apreciable si se piensa que Reubke vivi¨® veinticuatro a?os. El tercer coral, de Frank, y La natividad, de Messiaen, completaron el programa y testimoniaron la imaginaci¨®n creativa y la madurez t¨¦cnica de la int¨¦rprete.
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