La polic¨ªa de barrio cambiar¨¢ la imagen de los "municipales"

Con la entrada en servicio, el pr¨®ximo martes, d¨ªa 8, de la ¨²ltima promoci¨®n de la Polic¨ªa Municipal madrile?a, se abre una nueva etapa de colaboraci¨®n de las polic¨ªas locales con los cuerpos de seguridad del Estado, que, a instancias del ministerio del Interior, el municipio madrile?o trata de aprovechar para cambiar la imagen del cuerpo armado dependiente de la Corporaci¨®n y convertir al tradicional guardia de la porra -hoy muy desdibujado, y, en cierto modo, desprestigiado- en una especie de guardia de cabecera o polic¨ªa de barrio que suponga una primera instancia de seguridad para el ciudadano. La intenci¨®n municipal, no obstante, como consecuencia de una decisi¨®n pol¨ªtica del Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE) a nivel nacional, es llegar a la futura creaci¨®n de un cuerpo estatal de polic¨ªas locales, para lo que ya se ha elaborado un primer proyecto de unificar la formaci¨®n de sus miembros, e incluso tender hacia un uniforme similar.

La creaci¨®n de una polic¨ªa de barrio, que en un primer paso se limitar¨¢ a los distritos de Fuencarral, Hortaleza, Centro, Arganzuela, Carabanchel y Villaverde, supone, desde la perspectiva del Ministerio del Interior, poner en pr¨¢ctica el fallido intento de Mart¨ªn Villa durante su paso por este departamento, cuando trat¨® de montar un servicio de la Polic¨ªa Nacional que, a imagen y semejanza de los bobbies ingleses, fuera prestado por patrullas de polic¨ªas adscritos siempre a la misma circunscripci¨®n, muy reducida, que fueran conocidos por los vecinos y tenderos del barrio, con los que deber¨ªan congeniar, llegando a conocer sus inquietudes ciudadanas -y hasta familiares- para, por esta v¨ªa, prestarles cualquier tipo de apoyo.Aquella idea, de una parte por la falta de medios t¨¦cnicos y humanos en la Polic¨ªa Nacional y de otra por el mordisco del terrorismo -algunas de las patrullas que llegaron a entrar en servicio resultaron v¨ªctimas de la violencia terrorista-, hubo de ser abandonada sin que la poblaci¨®n madrile?a tuviera oportunidad de juzgar el intento. Si acaso, en algun sector ciudadano se recuerda la presencia callejera de aquellas patrullas como una especie de toma por parte de unos polic¨ªas que, al tratar de hacer una caranto?a a los ni?os del barrio, no pod¨ªan evitar que sus metralletas pendularan sobre las cabezas infantiles.

Este nuevo intento, en el que la Corporaci¨®n municipal madrile?a tiene puesto todo su empe?o, ha contado en su gestaci¨®n con una cierta pol¨¦mica a proposito de la conveniencia o no de que los polic¨ªas de barrio lleven armas. El concejal responsable de la Polic¨ªa Municipal, Jose Barrionuevo, es tajante a este proposito: "Polic¨ªa y desarmada son conceptos antit¨¦ticos. Si a la polic¨ªa se le quita el arma se acaba con su capacidad disuasoria. Somos conscientes del riesgo que entra?a la presencia de un arma, pero precisamente por ello la formaci¨®n que reciben los nuevos polic¨ªas se extrema en lo que se refiere al perfecto conocimiento de su arma, as¨ª como a su empleo, que, l¨®gicamente, queda reducido a casos l¨ªm¨ªtes en los que se pone en peligro su propia integridad f¨ªsica"

Problemas internos

Los planteamientos pol¨ªticos del equipo de gobierno del Ayuntamiento madrile?o cuenta, en t¨¦rminos generales, con la aceptaci¨®n de las bases de la Polic¨ªa Municipal, que, seg¨²n ha constatado este peri¨®dico entre las organizaciones representativas de los polic¨ªas, considera que con la llegada de los socialistas al gobierno municipal el cuerpo ha ganado en consideraci¨®n y credibilidad ante la poblaci¨®n madrile?a

No obstante, a la hora de poner en pr¨¢ctica las directrices pol¨ªticas emanadas de la delegaci¨®n de Polic¨ªa Municipal y Seguridad, los mismos medios denuncian un cierto boicoteo por parte de determinados sectores del mando. "Los polic¨ªas padecemos un cierto divorcio entre el mando ejecutivo y el mando pol¨ªtico", se?ala un representante sindical, quien agrega que incluso alg¨²n oficial ha llegado a negar el saludo al director de la Polic¨ªa Municipal, Rafael Vera.

Vera, por su parte, reconoce que la base policial est¨¢ de acuerdo con los planteamientos de la l¨ªnea pol¨ªtica con que se est¨¢ abordando la reforma del cuerpo, y asegura diplom¨¢ticamente que, "en l¨ªneas generales, el comportamiento de los oficiales es correcto". Sobre el rechazo de que ser¨ªa objeto por parte de alg¨²n sector del mando ejecutivo, Vera admite que "puede haber casos aislados que, cuando se detectan, se reprimen".

Los citados medios sindicales abundan en las cortapisas que encuentra el proyecto pol¨ªtico del gobierno municipal para el cuerpo, y recuerdan que, por ejemplo, cuando se dec¨ªdi¨® ir hacia una polic¨ªa polivalente que permitiera aprovechar los espacios muertos que hay en el tr¨¢fico para mejorar el servicio mediante la movilidad de los guardias en patrullas que vigilaran en las proximidades de su lugar est¨¢tico para su ordenaci¨®n, algunos mandos accedieron de mala gana a esta propuesta y mandaban a los guard¨ªas a patrullar en zonas lo mas distante posible del punto donde hab¨ªan regulado la ciculaci¨®n.

Los mismos medios hacen hincapi¨¦ en las dificultades que encuentra la actuaci¨®n de la Polic¨ªa Municipal cuando ha de realizar alg¨²n servicio que concluye en las comisar¨ªas. En estos casos es frecuente que surjan problemas de competencias con la Polic¨ªa Nacional o el Cuerpo General de Polic¨ªa. Otras dificultades las encuentran en una cierta falta de credibilidad ante el estamento judicial.

Las intervenciones de vigilancia que realizan los polic¨ªas municipales se orientan otras veces a sectores que, seg¨²n consideran sus representantes, deber¨ªan ser reprimidos por una polic¨ªa m¨¢s habituada a este tipo de acciones. En concreto, esta denuncia se refiere a lo que se conoci¨® como operaci¨®n Pumadro, palabra esta que sintetiza los colectivos a los que iba orientada la represi¨®n encomendada a los municipales: putas, maricones y drogadictos.

En este caso, se?alan medios sindicales, "nos fue vedada incluso una zona de actuaci¨®n delimitada por las calles de Valverde, Desenga?o, Puebla y Corredera Baja. Nadie nos dio una explicaci¨®n de por qu¨¦ no pod¨ªamos actuar en esta zona, donde, como se sabe, la actividad inmoral de estos colectivos es frecuente"

"Se persigue la prostituci¨®n m¨¢s pobre, mientras que parece haber cierto inter¨¦s en mantener a salvo zonas mas elegantes, como las de Capit¨¢n Haya, Fleming y Orense, se se?ala en los referidos medios sindicales. Nosotros creemos que la misi¨®n de un polic¨ªa de barrio -que debe sentirse identificado con la zona donde act¨²a y, si es posible, ser la misma donde vive- debe centrarse en una vigilancia preventiva, m¨¢s que represiva, que permita evitar desviaciones originadas por la sociedad tan hostil que estamos creando entre todos. Para ello, desde avisar a los padres cuando veamos a un ni?o que ha hecho novillos en el colegio, hasta hacer la compra para una persona mayor que viva sola e impedida de valerse por s¨ª misma, nuestra misi¨®n como polic¨ªa de barrio debe estar m¨¢s cerca del conocimiento humano que de la presencia callejera represiva".

Estos criterios son compartidos por el mando pol¨ªtico del cuerpo, que en sus conversaciones con el Ministerio del Interior ha conseguido el compromiso de que la Polic¨ªa Municipal figure en la futura ley de Polic¨ªa, que deber¨¢ debatir el Parlamento en este trimestre como el primer escal¨®n de seguridad ciudadana.

La oposici¨®n municipal, cuando faltan s¨®lo dos d¨ªas para la entrada en servicio de lo que ser¨¢ el embri¨®n de la polic¨ªa de barrio, considera que su creaci¨®n no se ha debatido suficientemente en el seno de la Corporaci¨®n y, al mismo tiempo, se muestra contraria a lo que califica de una polic¨ªa militarizada y, por supuesto, en contra de que porten armas.

"Nuestro proyecto de Polic¨ªa Municipal", explica el portavoz de UCD en el Ayuntamiento, Jose Mar¨ªa Alvarez del Manzano, "consist¨ªa en la organizaci¨®n de los servicios municipales a trav¨¦s de la Polic¨ªa Municipal, y no convertir ¨¦sta en un cuerpo policial m¨¢s. Quer¨ªamos una polic¨ªa eficaz para regular el tr¨¢fico, que resuelva el tema de la inspecci¨®n de mercados y vigile la aplicaci¨®n de la normativa municipal sin actuaciones violentas. To o ello sin rehuir la colaboraci¨®n con la polic¨ªa gubernativa".

La frustraci¨®n de la oposici¨®n municipal en este tema alcanza incluso a lo que el propio portavoz de UCD califica cimo falta de coordinaci¨®n interna en el partido ya que mientras sus planteamientos en la Corporaci¨®n son contrarios a los del equipo de gobierno del Ayuntamiento, integrado por socialistas y comiinistas, Alvarez del Manzano desconoc¨ªa la l¨ªnea de coincidencia que existe entre aqu¨¦l y el Ministerio del Interior de un Gobierno monocolor de UCD.