La nueva "pastoral" del Banco de Espa?a incidir¨¢ de manera desigual en el sector bancario
El Banco de Espa?a est¨¢ ultimando un paquete de medidas que afectar¨¢ a las entidades de cr¨¦dito que operan en territorio nacional, y que supondr¨¢ un complemento a la circular n¨²mero 157 que el banco emisor difundi¨® el pasado a?o, y que es conocida en medios financieros como la pastoral. Estas nuevas normas se refieren principalmente a la previsi¨®n de deudores de dudoso cobro,
Se abandonan los criterios dotaci¨®n de fondos de autoseguro ¨²nicamente para los cr¨¦ditos calificados de fallidos, es decir, aqu¨¦llos que en funci¨®n del tiempo transcurrido desde su vencimiento se consideran irrecuperables, y se instauran los de cobertura del 1.5% de los riesgos totales, a trav¨¦s de una cuenta especial de reservas, dotada a partir del beneficio bruto, que se ser¨¢ libre de tratamiento fiscal. El actual proyecto prev¨¦ un per¨ªodo de nueve semestres de adaptaci¨®n al nuevo sistema, mientras algunos representantes bancarios proponen su aplicaci¨®n hasta los seis a?os.
Seg¨²n esta nueva circular en proyecto, y que va es conocida en medios financieros como la superpastoral, los riesgos ser¨¢n objeto de una nueva recalificaci¨®n, estableci¨¦ndose tres niveles para las operaciones de activo (pr¨¦stamos y cr¨¦ditos) que resulten impagadas en el momento de su vencimiento. En el nivel superior aparecen los deudores de muy dudoso cobro, que se corresponder¨¢n con aquellos morosos cuyo periodo deis'npago supere los veinticuatro meses. Estas operaciones habr¨¢n de ser autom¨¢ticamente canceladas con cargo a las previsiones que se destinen a tal fin, en una operaci¨®n que se conoce en el mundo bancario como matar el moroso. Este plazo de veinticuatro meses es el que propugna el Banco de Espa?a mientras que el sector propone 36.
En el escal¨®n inmediatamente inferior aparecen los deudores dudosos, recibiendo tal consideraci¨®n las operaciones de activo cuyo pago haya sido demorado por encima de los doce meses, sin llegar a los veinticuatro, y cuyos titulares no presenten un riesgo evidente de insolvencia total. En este caso, el riesgo debe ser cubierto en su totalidad, pero la operaci¨®n de dotaci¨®n correspondiente, es decir, el matar el moroso, no se realizar¨¢ hasta que no se cumplan los veinticuatro meses, tras de los que este riesgo alcanzar¨ªa la categor¨ªa superior.
Por ¨²ltimo, aparecen los morosos, es decir, aquellos cr¨¦ditos desde cuyo vencimiento han transcurrido m¨¢s de noventa d¨ªas y menos de un a?o, a partir de donde pasar¨ªan a integrarse en el ep¨ªgrafe de deudores dudosos. Para estos casos se establecer¨¢n unas escalas indicativas de cobertura, en funci¨®n del tiempo transcurrido desde el impago.
Paralelamente, los borradores de la nueva circular inciden la conveniencia de que las entidades de cr¨¦dito sean sometidas a auditor¨ªas externas, realizadas por empresas de solvencia y prestigio reconocidos, ya que en ¨²ltimo caso, ser¨¢n sus informes, elevados al Banco de Espa?a, quienes marquen los criterios a aplicar en cada caso particular. Diversas fuentes consultadas por EL PA?S han estimado que los auditores raramente rechazar¨¢n como excesiva ninguna cobertura de riesgo realizada, por lo que el 1,5% de los riesgos totales, es decir, de lo que ya se ven¨ªa calificando de cartera viva de cr¨¦ditos, como fondo de dotaci¨®n gen¨¦rica, y que ser¨¢ el punto de referencia para todas las entidades.
El origen de esta nueva disposici¨®n probablemente haya que buscarlo en la intervenci¨®n de Rafael Termes con motivo de la presentaci¨®n del ejercicio de 1980 de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca privada (AEB), que ¨¦l preside. Ya se refiri¨® entonces Termes a las insuficientes dotaciones que el sector estaba destinando a la previsi¨®n de fallidos. Sus estimaciones apuntaban a que los fondos de previsi¨®n y autoseguro apenas cubr¨ªan el 50% del riesgo total del sector, situaci¨®n extremadamente preocupante, en su opini¨®n, ante el progresivo deterioro que se venia observando en la calidad del riesgo bancario.
Estas observaciones dieron lugar a dos posicionamientos distintos. El de quienes opinaban que tales afirmaciones eran correctas y. por tanto, hab¨ªa que proceder a una aceleraci¨®n en la pol¨ªtica de saneamiento de las operaciones de activo de dudoso cobro, y quienes, por el contrario, opinaban que las dotaciones actuales resultaban m¨¢s que suficientes. Esta segunda postura ha sido calificada por algunos banqueros como irresponsable, y sit¨²an su origen en las entidades con peores resultados y e el l¨®gico inter¨¦s de ¨¦stas en presentar ejercicios con resultados positivos crecientes, aun a costa de realizar pobres saneamientos.
Quienes as¨ª opinaban fueron calificados de ultraconservadores por los que manten¨ªan las tesis contrarias, que negaron incluso afirmar que de esta forma se despose¨ªa a los accionistas de unos beneficios a cuyo reparto habr¨ªan tenido derecho.
Sin embargo, la primera tesis triunf¨®, y el sector, a trav¨¦s del presidente de la AEB, Rafael Termes, dirigi¨® una carta al subgobernador del Banco de Espa?a, Mariano Rubio, en la que se enfatizaba la necesidad de incrementar las dotaciones a morosos y aumentar la vigilancia sobre las entidades a las que se detectasen irregularidades en la cobertura de sus riesgos. El sistema
que se plante¨® contemplaba la constituci¨®n de unos fondos de reserva especiales, que no fuesen objeto de ning¨²n tipo de cargas fiscales, y cuya aplicaci¨®n ¨²nicamente podr¨ªa ir destinada a la cobertura de los fallidos.
Esta propuesta fue consecuencia de un proyecto que avanzaron los representantes del Banco de Santander, que apuntaron la posibilidad de realizar dotaciones con este fin a una cuenta de reservas innominada, cuya aplicaci¨®n ser¨ªa gen¨¦rica, y no caso por caso. Sin embargo, los problemas fiscales terminaron por aconsejar el planteamiento que fue definitivamente propuesto.
A pesar de que los grandes del sector se muestran m¨¢s o menos satisfechos, las voluntades distan mucho de ser un¨¢nimes. As¨ª, se considera que la implantaci¨®n de estas nuevas normas aumentar¨¢ el control que ¨¦l Banco de Espa?a ejerce sobre estas entidades, a la vez que se generar¨¢n unos fondos propios que nunca podr¨¢n ser incorporados a capital.
Dotar a las reservas
En la banda contrar¨ªa est¨¢n quienes opinan que actualmente ha perdido gran parte de su sentido continuar con la pol¨ªtica de cuantiosas dotaciones a las reservas. Por una parte —se apunta-, porque al estar liberalizados los dividendos, no se depende de la cifra de recursos propios para poder incrementar la retribuci¨®n a los accionistas. Adem¨¢s, tener que pagar al fisco un 33% de los beneficios que se destinen a este fin tampoco parece una pol¨ªtica de buenos administradores.
Otro fen¨®meno que puede desencadenar la aplicaci¨®n de la superpastoral es que los dividendos bancarios pasen a ser controlados de una forma efectiva por parte de la autoridad monetaria, evit¨¢ndose las carreras por incrementar las retribuciones al accionista a que tanto miedo tienen las mayores entidades del sector.
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