Simon y Garfunkel: el regreso fugaz de un d¨²o
Uno de los d¨²os m¨¢s famosos de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, el formado por los norteamericanos Simon y Garfunkel, volvi¨® el pasado fin de semana a pisar un escenario, despu¨¦s de nueve a?os de separaci¨®n. Los 400.000 espectadoresque acudieron a verles al Central Park neoyorquino no los volver¨¢n a ver de nuevo juntos, porque el d¨²o dej¨® de existir para siempre. Esta fue su vuelta fugaz, una circunstancia que conduce a esta pregunta: ?por qu¨¦ regresan los d¨²os?
La reciente y muy multitudinaria reuni¨®n de Simon y Garfunkel en el Central Park de Nueva York ha sido, m¨¢s que un acontecemiento, una gran noticia. Las revistas musicales se frotar¨¢n las manos: Newsweek y Time dedicar¨¢n un par de p¨¢ginas (en color) al magno acto, y los f¨¦nix resurgir¨¢n de sus cenizas impulsados por los vientos de la publicidad.No es nada nuevo que se produzcan estas reuniones, ni siquiera sorprendente. Sobre los antiguos mitos se cierne una enorme presi¨®n social, concretada en el hecho de que los malos recuerdos se sepultan, de que el negro presente es insoslayable y de que, en suma, cualquier tiempo pasado se imagina mejor. Si los mitos permanecen tal cual eran, todo est¨¢ bien, si el pasado llega hasta nuestros d¨ªas, bien podemos refugiarnos en ¨¦l... Pero estas y otras consideraciones ya son conocidas, debieran serlo: revivir un placer, aunque fuera supuesto, siempre es exigible. Y siempre habr¨¢ empresarios con iniciativa dispuestos a darnos gusto.
Hasta la muerte de Lennon no pasaba a?o sin que alg¨²n personaje m¨¢s o menos tocado tuviera la visi¨®n de los fab-four (los fabulosos cuatro), entonando juntos y a beneficio de los desheredados alguno de sus himnos. Da igual que a estas alturas los Wings, de Paul McCartney, lleven m¨¢s tiempo juntos del que lo estuvieron los Beatles, que hayan vendido m¨¢s discos. Nada importa.
No se pierde nunca la esperanza de que Crosby, Stills, Nash y Young revivan sus feroces discrepancias en p¨²blico. Igual que los Cream. Es necesario que vuelva el D¨²o Din¨¢mico y que se rehaga F¨®rmula V. Es preciso.
En general, los grupos se disuelven porque sus componentes han seguido caminos distintos. Entonces comienzan las carreras en solitario y parece extra?o que estas carreras les lleven a encontrarse de nuevo. Es casi imposible. Ocurre de cuando en cuando, como en el caso de Roxy Music o los Moody Blues, pero m¨¢s porque sus miembros han llegado a la conclusi¨®n de que les resulta m¨¢s rentable la uni¨®n. Y esto no s¨®lo en un sentido econ¨®mico, sino tambi¨¦n art¨ªstico, profesional.
Hay ocasiones en que los recuperados, los reaparecidos, salen de una catacumba, como los recientes casos de Mariane Faithfull o Peter Green, o antes de ellos el mismo Eric Clapton. Y tambi¨¦n hay fen¨®menos hiperintelectualizados de reconstrucci¨®n, como parece ocurrir con King Crimson.
Pero en el caso de Simon y Garfunkel nada de esto parece v¨¢lido. Simon tiene, junto a Paul MeCartney y Julio Iglesias, el mayor contrato discogr¨¢rico del mundo y todav¨ªa no ha respondido a las expectativas. Garfunkel trata de mantener una carrera de actor que no le ha llevado a ninguna parte. Uno y otro necesitan urgentemente publicidad, demostrar sus poderes. Y m¨¢s vale utilizar la nostalgia que arrojarse desde el puente de Brooklyn. As¨ª, cuando aparezca el nuevo disco, cuando se proyecte la nueva pel¨ªcula, todos, incluso ellos, podremos disfrutarlos.
Babelia
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