Las empresas del Instituto Nacional de Industria no pedir¨¢n cr¨¦ditos extraordinarios en el a?o 1982
Las empresas del Instituto Nacional de Industria se comprometen a no pedir cr¨¦ditos extraordinarios al Parlamento durante el ejercicio 1982, de aprobarse definitivamente el plan de saneamiento financiero del instituto, al que el ¨²ltimo Consejo de Ministros celebrado dio el visto bueno, aunque no se haya producido ninguna publicidad del tema. Como dicho plan va enmarcado en los Presupuestos Generales del Estado para 1982, su entrada definitiva en vigor depende del Parlamento.
El plan de saneamiento, de ponerse en pr¨¢ctica, supone un vuelco en la situaci¨®n Financiera del INI y da idea de las buenas relaciones existentes entre su presidente, Carlos Bustelo. y los ministros econ¨®micos del actual Gabinete. La prueba de ello es que ya su predecesor en el cargo, Jos¨¦ Miguel de la Rica, present¨® al Ministerio de Industria un estudio con unas ideas parecidas a las de ahora. sin que tan siquiera fuese escuchado. El verdadero cerebro del plan, tanto con De la Rica como con Bustelo. es Fernando Rubio, director general de financiaci¨®n del INI. La aceptaci¨®n de esta f¨®rmula de saneamiento Financiero del Instituto ha supuesto, en el seno del alto staff del palacio de la plaza del Marqu¨¦s de Salamanca, la superaci¨®n de una sensaci¨®n de interinidad motivada por los continuos rumores de crisis ministerial, que podr¨ªa arrastrar al presidente del INI, Carlos Bustelo, a otro puesto.
42.000 millones de d¨¦ficit estructural
La operaci¨®n financiera se sustenta en los siguientes hechos: desde aproximadamente 1958 el INI financia su cartera mediante obligaciones o cr¨¦dito exterior. La parte financiada con recursos ajenos le produce un servicio de deuda y unos intereses. Esta parte es la que se conoce con el nombre de d¨¦ficit estructural.Este d¨¦ficit estructural del Instituto, consecuencia de la sobreinversi¨®n del INI, que ha tenido que ir reponiendo patrimonio a trav¨¦s de ampliaciones de capital o a trav¨¦s del financiamiento de p¨¦rdidas muy superiores a sus medios, es calculado para finales del a?o en curso en alrededor de 42.000 millones de pesetas.
La reivindicaci¨®n del INI de que el Estado cubriese ese d¨¦ficit estructural se ha ido planteando con mayor o menor insistencia casi desde el comienzo de la crisis econ¨®mica, en 1974, sin ning¨²n ¨¦xito. Con el asentamiento de Bustelo en la presidencia del INI, la reivindicaci¨®n pasa nuevamente a primer plano y despu¨¦s del verano se realiza una tanda de negociaciones entre los diferentes ministros afectados, que ha culminado, al parecer, con ¨¦xito. El d¨¦ficit estructural se cubrir¨¢ ahora del siguiente modo. El Estado se subroga los 42.000 millones en t¨ªtulos obligaciones que tiene el INI en el mercado interior, muy baratos (a un tipo de inter¨¦s medio del 7% y con una vida media de diez a?os).
Seis empresas con p¨¦rdidas
Sin embargo, el d¨¦ficit estructural, con ser importante, es casi el chocolate del loro en los problemas financieros del INI. Los principales problemas del instituto est¨¢n centrados en los tres sectores en crisis (automoci¨®n, onstrucci¨®n naval y siderurgia), que afectan a seis empresas: ENASA, Seat, AESA, Ensidesa, Astano y Altos Hornos del Mediterr¨¢neo. El valor de las p¨¦rdidas de esas seis empresas para el a?o en curso est¨¢ calculado en unos 80.000 millones de pesetas. La segunda parte de la operaci¨®n consiste en otra subrogaci¨®n de obligaciones por parte del Estado por valor de esos 80.000 millones, mediante la cual el INI se compromete a no acudir al Parlamento en busca de cr¨¦ditos extraordinarios para ninguna de sus sociedades y realizar un cambio contable, poniendo ese dinero a coste cero en las empresas, v¨ªa capital. Hay que significar que la contrapartida del INI, no pedir cr¨¦ditos extraordinarios durante 1982, afecta a todas las empresas del grupo y no s¨®lo a las seis citadas.
La tesis que previsiblemente habr¨¢ utilizado Carlos Bustelo para convencer a la Administraci¨®n de la necesidad de abandonar la f¨®rmula de los cr¨¦ditos extraordinarios pasar¨¢ primero por su tardanza en tramitarse. Hay cr¨¦ditos que tardan dieciocho y veinticuatro meses en aprobarse. Ese retraso produce un agujero de tesorer¨ªa en las empresas que, se tienen que financiar acudiendo a la banca nacional, con unos costes financieros muy altos, sin condiciones de discusi¨®n. Es decir, las empresas no optimizan sus costes financieros. Como efecto subsidiario de todo ello, las sociedades no pagan regularmente a los proveedores, que, a su vez, no entregan a tiempo las mercanc¨ªas, con lo que las primeras pierden contratos. Es un c¨ªrculo vicioso que el Gobierno ha decidido cortar con la nueva f¨®rmula de financiaci¨®n, de la que exigir¨¢ garant¨ªas, tales como una sustancial y progresiva reducci¨®n de las p¨¦rdidas del INI, de la que responder¨¢. en primer lugar, el presidente del instituto y, subsidiariamente, los presidentes de las empresas ineficientes. ?Es muy posible que pronto veamos la dimisi¨®n de m¨¢s de un presidente de alguna empresa, cuando quede demostrada su ineficacia?, declar¨® a EL PAIS un alto cargo de la Administraci¨®n.
Repetir la operaci¨®n
La operaci¨®n financiera, que quedar¨¢ incorporada a los Presupuestos Generales del Estado de 1982, no es est¨¢tica, sino que previsiblemente se repetir¨¢ en otros ejercicios.Para 1983, y una vez liquidado el d¨¦ficit estructural, el Estado subrogar¨¢ obligaciones por valor de las p¨¦rdidas de las seis empresas citadas, que se calculan, para ese a?o, al alza, en 60.000 millones de pesetas. Naturalmente, esas obligaciones ser¨¢n al tipo de inter¨¦s del mercado.
Con esta pol¨ªtica, los resultados de las empresas del INI en p¨¦rdidas llegar¨¢n a un estado amorfo, sin beneficios ni p¨¦rdidas, bastante antes que si se continuase con la pol¨ªtica de los cr¨¦ditos extraordinarios, seg¨²n calculan t¨¦cnicos del lnstituto.
La cantidad aproximada que pagar¨¢ el Estado en 1982, v¨ªa presupuestos, por el importe de la operaci¨®n, ha sido calculada en aproximadamente 15.000 millones de pesetas.
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