El Gobierno desconoce qui¨¦n, c¨®mo y por d¨®nde se transportan las mercanc¨ªas por carretera en Espa?a
Antes de iniciar un viaje, los camioneros aut¨®nomos est¨¢n condenados a sufrir una odisea que ellos mismos describen esquem¨¢ticamente as¨ª: mendigar una carga por las esquinas, tratar con un intermediario de agencias, ofrecerle una parte de la tarifa, aceptar unas condiciones humillantes y, a veces, recibir cheques sin fondos. Todo ello les impide, dicen, reponer el material y les exige unas jornadas agotadoras en las que es preciso luchar desesperadamente con un enemigo final: el sue?o.
M¨¢s de 700.000 camiones circulan por las carreteras espa?olas; pero son cifras oficiales. Para otros, el n¨²mero de camiones -con o sin papeles en regla- supera ampliamente esta cifra. Seg¨²n Juan Antonio Mill¨¢n, secretario de la Federaci¨®n Nacional de Discrecionales de Mercanc¨ªas (Fenadismer), se calcula que m¨¢s de 200.000 camiones no disponen de autorizaci¨®n para dedicarse al transporte de mercanc¨ªas. El sector del transporte sufre de atomizaci¨®n y saturaci¨®n, aunque, como reconocer¨ªan en medios de la Administraci¨®n, ?la verdad es que no lo sabemos con exactitud. Nos movemos con estimaciones globales ante la imposibilidad de utilizar sistemas exactos?. El sector del transporte de mercanc¨ªas, en el que se mueven unas 66.000 empresas de servicio p¨²blico, cuenta con una legislaci¨®n de 1947.En Espa?a no hay grandes empresas de transportes de mercanc¨ªas. El m¨ªtico Mateu no ha superado la cifra de cuatrocientos camiones en su flota, seg¨²n afirma Juan Antonio Mill¨¢n, y s¨®lo 76 empresas cuentan con m¨¢s de cuarenta camiones. En nuestro pa¨ªs -y en este aspecto coinciden otras fuentes- abunda el peque?o empresario, el propietario de su propio cami¨®n y que mueve m¨¢s del 80% de las mercanc¨ªas que se transportan entre un punto y otro de Espa?a. Adem¨¢s, muchos de estos camiones, en pura justicia, tendr¨ªan que haber pasado al desguace hace algunos a?os. El 35% de los mismos, aproximadamente, seg¨²n distintas fuentes, necesitan ser renovados. Renovaci¨®n que no es posible llevar a cabo dada la crisis general y el alto coste de los camiones. No hay dinero para renovar la flota ni cr¨¦dito adecuado al que poder recurrir.
Carecen de ayudas oficiales
Mientras otros sectores disponen de v¨ªas crediticias especiales, el sector de transportes carece de ayudas oficiales y tiene que enfrentarse por sus propios medios a la compra de un nuevo veh¨ªculo. Jes¨²s Posada, director general de Transportes Terrestres, reconoce a EL PAIS la necesidad de que la Administraci¨®n estableciese cauces financieros adecuados de apoyo al sector. ?Son transportistas aut¨®nomos, gente cuya ¨²nica herramienta de trabajo es su cami¨®n y que ve impotente c¨®mo se le va quedando obsoleta?.
Y Juan Antonio Mill¨¢n afirma que ?no podemos acudir tampoco al cr¨¦dito privado, a las financieras, que cobran el 30% y el 35% de intereses?. A pesar de todo, llega un momento en el que no hay m¨¢s remedio que optar por esa v¨ªa, y para hacer frente a las letras se realizan ?viajes en condiciones p¨¦simas, se agarra uno al volante durante horas, se sobrecarga el veh¨ªculo. Porque lo que no puede sacarse por medio de un trabajo normal hay que sacarlo por v¨ªa de las horas, del cansancio, de la ilegalidad?. Por eso el presidente de Fenadismer dice, con cierta amargura, que ?para subsistir el peque?o transportista se ve obligado a cometer ilegalidades?.
Se ve obligado a cometerlas y aceptarlas. Al envejecimiento creciente del parque, del que es consciente la Administraci¨®n, hay que sumar la ineficacia de unos servicios de inspecci¨®n t¨¦cnica que con escasos medios tratan, al menos, de que los veh¨ªculos que circulan cumplan unos requisitos m¨ªnimos. ?Pero es casi una labor burocr¨¢tica?, se?alan fuentes del sector-, ?ni tienen medios ni hay los suficientes centros de inspecci¨®n en Espa?a que permitan un control exhaustivo?.
Legislaci¨®n obsoleta
Y, mientras tanto, el sector se desenvuelve con una ley de Transportes que se remonta a 1947. Para algunos, una legislaci¨®n que respond¨ªa entonces a intereses personalistas, al mantenimiento de privilegios. As¨ª, aseguran, se han dictado normas ?que no han buscado una pol¨ªtica coherente de transportes y que ha ido dando bandazos seg¨²n los intereses a los que en ese momento hab¨ªa que servir?.
Jes¨²s Posada, aunque reconoce que la ley puede haberse quedado obsoleta, subraya, no obstante, que por parte, del Ministerio de Transportes se est¨¢ intentando resolver la situaci¨®n. ?Estamos procurando responder a las demandas del sector, poniendo orden en un mundo de por s¨ª complicado?. En este sentido, afirma que en breve se crear¨¢n los centros de informaci¨®n y distribuci¨®n de mercanc¨ªas, donde podr¨¢n agruparse -?voluntaria y libremente?, matiza- las agencias y los transportistas. Ser¨¢n centros en los que se proceder¨¢ a la contrataci¨®n y se garantizar¨¢ el respeto a las tarifas m¨ªnimas establecidas.
Centros de este tipo han sido solicitados en diversas ocasiones por Fenadismer, porque, afirman, ?es la ¨²nica manera de conseguir que no se nos enga?e, que los intermediarios no se queden con la parte del le¨®n -hasta el 15% del contrato-, que no tengamos que hacer viajes de miseria?.
El tema de las tarifas es uno de los que m¨¢s preocupan a los transportistas aut¨®nomos que viven de su propio cami¨®n. Las tarifas no se respetan. El intermediario contrata la carga por debajo de los m¨ªnimos establecidos, aprovechando la falta de trabajo. Y el transportista acepta ?porque eso es mejor que nada?. Y comienza nuevamente el c¨ªrculo de ?sobrecargas, excesos de velocidad y exceso de horas al volante?.
Los centros de informaci¨®n y distribuci¨®n, cuyo decreto de puesta en marcha puede publicarse en las pr¨®ximas semanas, servir¨ªan para ejercer un cierto control en este sentido. ?A mi me parece?, asegura el director general de Transportes Terrestres, ?que hay adem¨¢s una saturaci¨®n en el mercado de transportes. Que se han dado demasiadas alegr¨ªas hace unos a?os, cuando se cre¨ªa que este tipo de actividad era rentable. Nos encontramos ahora con un exceso de oferta que obliga al transportista a aceptar condiciones que en circunstancias normales rechazar¨ªa?.
Carta de portes, un documento controvertido
Pero lo cierto es, como confesar¨ªan otros medios de la Administraci¨®n, que no hay datos fiables que permitan establecer que el sector de transportes est¨¢ cubierto. ?Disponemos de estimaciones globales. Conocemos las grandes cifras. O¨ªmos a los transportistas decir que son demasiados, pero con exactitud no sabemos lo que se transporta, por d¨®nde y en qu¨¦ condiciones. No sabemos siquiera si existe exceso de transportistas en una u otra zona?.
Aunque el transporte de m¨¢s de seis toneladas est¨¦ contingentado, aunque las licencias se otorguen restrictivamente, hay una ausencia de datos en este sentido que preocupa a la Administraci¨®n. ?Por eso se est¨¢ estudiando el implantar la carta administrativa de portes. Es decir, el documento que recoja el tipo de mercanc¨ªas que se transportan, la ruta a seguir, etc¨¦tera?.
Pero la carta de portes, que puede resolver esta ausencia de datos, se ha encontrado ya con rechazos por parte de determinados sectores. Las cerca de 4.000 agencias de transportes creen que puede ser un control excesivo sobre sus sistemas de contrataci¨®n. La citada carta recoger¨ªa la tarifa aplicable a cada porte, con lo cual, en teor¨ªa, no se podr¨ªa proceder a la contrataci¨®n por debajo de ella. El C¨®digo de Comercio permite adem¨¢s la contrataci¨®n verbal, por lo que ser¨ªa muy dif¨ªcil exigir su obligatoriedad sino se modificase el citado c¨®digo.
Los defensores de la carta administrativa de portes se?alan que ?es inconcebible que tengamos que fiarnos de la memoria de un conductor para saber lo que se ha transportado anteriormente. Es necesario que quede constancia en los organismos competentes de qu¨¦ tipo de mercanc¨ªas se han transportado, con qu¨¦ frecuencia y qu¨¦ rutas se han seguido?.
En este aspecto, recuerdan que una de las teor¨ªas manejadas en el desgraciado asunto de la colza desnaturalizada fue que se hubiera transportado en cisternas que hubieran contenido anteriormente alg¨²n producto t¨®xico. Al margen de que la teor¨ªa fuera o no correcta, si hubiera existido la carta de portes se hubiera sabido en un per¨ªodo de tiempo muy breve qu¨¦ mercanc¨ªas se hab¨ªan transportado en los camiones, en cuesti¨®n.
Aut¨®nomos que no lo son
La atomizaci¨®n del sector es, a juicio de las fuentes consultadas, una de las causas por las que resulta muy dif¨ªcil controlar el transporte de mercanc¨ªas. Por otra parte, las que podr¨ªamos llamar grandes empresas utilizan el sistema de vender a sus propios transportistas el veh¨ªculo, a condici¨®n de trabajar en exclusiva para la compa?¨ªa. Son aut¨®nomos que mientras han de hacer frente al pago de las mensualidades permanecen atados a la empresa y que no pueden contratarse por su cuenta.
Estos factores hacen que los datos que se manejan en el sector sean estimat¨ªvos, aproximados siempre; m¨¢xime cuando tampoco existe un control riguroso respecto a los camiones que circulan. ?Un transportista se arriesga y sale a realizar un porte sin los papeles en regla?, aseguran en medios del sector, ?y si tiene suerte y nadie le detiene, lo volver¨¢ a intentar nuevamente?.
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