El expolio de piezas precolombinas nutre el Mercado de arte neoyorquino
La reciente captura de un cargamento de piezas de oro, plata y cer¨¢mica precolombina, en tr¨¢nsito hacia Nueva York desde Per¨², ha puesto en primer plano de actualidad en Estados Unidos el tema del tr¨¢fico clandestino de objetos de arte y el expolio que, en este sentido, sufren los pa¨ªses del Tercer Mundo. Los complejos aspectos jur¨ªdicos y t¨¦cnicos que en el ¨¢mbito del derecho internacional entra?a esta cuesti¨®n han sido uno, de los temas ¨²ltimamente debatidos en el marco de la Unesco. Mientras, las autoridades aduaneras estadounidenses, a la vista de este caso y otros similares, se replantean los criterios a seguir en este campo insuficientemente regulado por la vigente legislaci¨®n.Hace varios meses, un avi¨®n procedente de Per¨² aterrizaba en el aeropuerto intemacional de Dulles, en Virginia, cerca de Washington. Los funcionarios de aduanas encontraron a bordo, convenientemente etiquetado, un importante cargamento de obras de arte precolonibino destinado a Nueva York, cuyo valor declarado era sensiblemente inferior a su valor real.
Apelando a la ley vigente en Es tados Unidos sobre libre importaci¨®n de obras de artes y antig¨¹edades, que exige el que ¨¦stas sean de claradas formalmente, la mercanc¨ªa fue retenida para posterior investigaci¨®n. Siguiendo el hilo de las indagaciones, los funcionarios de aduanas llegaron hasta la guarida de David Bernstein, comerciante de arte neoyorquino, en el n¨²mero 12 de la calle East 86, al que le fueron requisadas un total de setecientas piezas de elevada calidad y gran valor. La abogada de Bernstein, Sheila Riesel, se ha negado a hacer cualquier declaraci¨®n sobre el asunto hasta que haya una resoluci¨®n judicial. Esta se encuentra todav¨ªa pendiente de fallo y, debido a la imprecisi¨®n de las actuales leyes aduaneras estadou nidenses, se ha convertido en objeto de un amplio debate p¨²blico.
La punta del iceberg
El caso del alijo de Bernstein, detectado por las autoridades, es s¨®lo la punta visible del enorme iceberg. Un flujo constante de piezas de arte precolombino, de peque?o y mediano tama?o, estimado por el Gobierno peruano entre 40.000 y 80.000 al a?o, entran legalmente en Estados Unidos, aunque los pa¨ªses de origen proh¨ªben estrictamente su exportaci¨®n.El tr¨¢fico irregular de antig¨¹edades art¨ªsticas est¨¢ a punto de convertirse en materia pol¨ªtica, y algunos pa¨ªses latinoamericanos, como M¨¦xico, Guatemala o Per¨², han presentado ya las correspondientes reclamaciones al Departamento de Estado, aunque sin ning¨²n resultado.
Los comerciantes de arte norteamericanos, radicados la mayor¨ªa de ellos en Nueva York, siguen por su parte el proceso con creciente preocupaci¨®n ante la posibilidad de que se bloqueen sus reservas de suministros.
??Tiene este pa¨ªs la obligaci¨®n de satisfacer la ley mexicana o peruana??, se preguntaba Douglas Ewing, comerciante de arte de Manhattan y presidente de la Asociaci¨®n de Comerciantes de Arte Antiguo, Oriental y Primitivo. En opini¨®n de Ewing, la amenaza de expolio hist¨®rico- art¨ªstico y cultural es un problema local de los respectivos pa¨ªses y, por otra parte, apuntaba: ?Si Estados Unidos cierra el mercado, l¨¦sie se trasladar¨¢ a Europa o a Jap¨®n?.
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