El alcalde viaja

No deja de sorprender que Enrique Tierno haya optado por cumplimentar un viaje a Boston y Nueva York, iniciado el lunes, para asistir a actos culturales, uno de ellos relacionado con el descubrimiento de Am¨¦rica, cuando en el Ayuntamiento que preside se est¨¦ asistiendo al desenlace de lo que se considera una de las noticias municipales m¨¢s importantes desde que tomara posesi¨®n este primer gobierno municipal de izquierdas de los ¨²ltimos cincuenta a?os.El alcalde s¨®lo ha encontrado una explicaci¨®n, que no parece entrar en el fondo de la cuesti¨®n: exist¨ªa un compromiso previo de tipo cultural que no se pod¨ªa eludir. No han sido muchos los viajes de Tierno que tuvieran una verdadera raz¨®n de ser municipal. Una gran parte, quiz¨¢ la mayor¨ªa, de las visitas a otras ciudades de otros pa¨ªses lo fueron menos en su condici¨®n d¨¦ alcalde que en la de intelectual y pol¨ªtico por cuenta propia que Tierno parece seguir siendo antes que nada, a veces al margen de su propio partido.

A sus 64 a?os, Tierno puede estar en su derecho de seguir explotando su capital pol¨ªtico ganado grano a grano durante los dif¨ªciles a?os cincuenta, sesenta y principio de los setenta, a¨²n cuando haya sido elegido baja la marca PSOE. Pretende seguir en la ¨®rbita de lo que fue el PSP y su figura dentro del partido hoy diluido en la organizaci¨®n PSOE: un ¨¢rbitro moral, de calidad, en el panorama pol¨ªtico actual. Eso no deja de ser una cuesti¨®n interna del partido y de la relaci¨®n bilateral del tambi¨¦n catedr¨¢tico de Derecho Pol¨ªtico con la Federaci¨®n Socialista Madrile?a, de cuya agrupaci¨®n de Moncloa es militante, y de la direcci¨®n federal del partido de la calle de Santa Engracia. La disciplina y la cohesi¨®n de cada grupo pol¨ªtico es cosa de cada grupo pol¨ªtico.

Lo que hay que criticarle abiertamente a Tierno es su actitud ante el escandalo desatado por la denuncia de Puerta, porque siendo el responsable del equipo socialista en la Casa de la Villa y la representaci¨®n principal del mismo, no parecer l¨®gico pasar de puntillas como el alcalde ha hecho ante una bomba explosionada delante de sus propios ojos. Su postura pasiva, de estar por encima de todo, es posible que le favorezca personalmente y que incremente su propio carisma, pero en nada favorece a la imagen del partido, ahora mismo da?ada.

No es razonable en ning¨²n caso que el alcalde haya optado por acudir a Boston y a Nueva York, cuando cab¨ªa esperar que se inclinase por la alternativa de permanecer en su puesto, a la espera del desenlace del "caso Puerta", ahora que algunos concejales y delegados de servicio socialistas han amenazado con dimisiones en cadena y cuando el asunto no parece estar cerrado definitivamente.