Liberalismo frente a desesperanza
El Norte "rico", encabezado por Estados Unidos, y el Sur "pobre", representado por catorce pa¨ªses del Tercer Mundo, que van desde la indigencia de Bangladesh (con cien d¨®lares de renta per c¨¢pita anual) hasta la influencia de Arabia Saud¨ª, pasando por la India y China, representantes ellos solos de la mitad de la poblaci¨®n mundial, van a intentar esta semana, en Canc¨²n, desbloquear el di¨¢logo Norte-Sur, cuyo inalcanzable objetivo final es, ni m¨¢s ni menos, la revisi¨®n del actual orden econ¨®mico internacional. Una apuesta casi imposible.Las circunstancias mundiales son las peores que puedan imaginarse para lograr reactivar un di¨¢logo planteado en las Naciones Unidas en 1974 por los pa¨ªses no alineados, que denunciaron la injusticia del orden econ¨®mico imperante, reivindicaron para los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo la plena soberan¨ªa sobre sus riquezas nacionales, y una mayor participaci¨®n en el comercio internacional. El mundo industrializado se encuentra sumido en una recesi¨®n de la que, en el mejor de los casos, no saldr¨¢ hasta finales de 1982. Las econom¨ªas de los pa¨ªses ricos sufren grandes presiones internas para realizar pol¨ªticas comerciales proteccionistas, y, lo que es m¨¢s importante, un viento desatado de liberalismo econ¨®mico sopla sobre la econom¨ªa norteamericana.
A esta realidad econ¨®mica se une otra pol¨ªtica que viene a completarla y a dificultar a¨²n m¨¢s el di¨¢logo entre el Norte y el Sur. Los intentos regionales y no alineados de superar la bipolarizaci¨®n de la pol¨ªtica internacional, impuesta desde finales de la segunda guerra mundial por Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, han fracasado. Se ha iniciado una nueva carrera de armamentos, y las crisis de Afganist¨¢n, Polonia, Oriente Pr¨®ximo, el Cono Sur africano y el sureste Asi¨¢tico, creadas y aprovechadas en gran medida por los dos grandes, sirven para reforzar la confrontaci¨®n Este-Oeste y mantener la supremac¨ªa de las dos superpotencias. Soplan, en definitiva, nuevos aires de guerra fr¨ªa.
El Este, ausente
La insistencia del ex canciller alem¨¢n Willy Brandt, a trav¨¦s del informe que lleva su nombre, apoyada por la labor diplom¨¢tica de persuasi¨®n realizada por M¨¦xico y por el canciller austriaco, Bruno Kresisky, han logrado el primer paso de sentar a la misma mesa a los veintid¨®s de Canc¨²n. El Norte, representado por Estados Unidos, el Reino Unido, la Rep¨²blica Federal de Alemania, Francia, Suecia, Austria, Canad¨¢ y Jap¨®n. Catorce tercermundistas, cinco de ellos catalogados como muy pobres (Bangladesh, Costa de Marfil, Guayana, Filipinas y Tanzania) y otros cinco exportadores de petr¨®leo (Argelia, Arabia Saud¨ª, M¨¦xico, Nigeria y Venezuela). Brasil, China, la India y Yugoslavia completan la lista de los asistentes a la cumbre.
Estados Unidos ha sido pr¨¢cticamente arrastrado a la reuni¨®n, a la que s¨®lo dijo s¨ª cuando las presiones de Washington lograron la exclusi¨®n de Cuba y consigui¨® que la reuni¨®n fuese informal y sin orden del d¨ªa previo. La URSS y el bloque oriental se excluyeron autom¨¢ticamente de esta cumbre. La tesis de Mosc¨² es que el desequilibrio de las relaciones econ¨®micas internacionales es responsabilidad de los pa¨ªses capitalistas, que ejercieron el colonialismo sobre el Tercer Mundo.
El gran objetivo de Canc¨²n es llegar a un acuerdo pol¨ªtico que permita relanzar las negociaciones globales sobre el desarrollo econ¨®mico entre el Norte y el Sur, paralizadas pr¨¢cticamente desde 1975. Esta globalizaci¨®n cuenta en principio con la negativa de Estados Unidos. El presidente Ronald Reagan va a M¨¦xico como cruzado del liberalismo y dispuesto a vender su receta m¨¢gica: una nueva estrategia del crecimiento basada en la libre econom¨ªa de mercado. Ya el secretario de Estado, Alexander Haig, advirti¨® el pasado mes, ante una ONU estupefacta, que una pol¨ªtica de transferencia masiva de recursos de los pa¨ªses industrializados al Tercer Mundo subdesarrollado "es impensable y no es realista".
La receta liberal
La libertad, acaba de afirmar Reagan, es la ¨²nica receta para lo grar el progreso y el desarrollo econ¨®mico. El desarrollo es el resultado del esfuerzo individual; "si no, miren a los primeros colonos norteamericanos, qui¨¦nes eran y en qu¨¦ han convertido a nuestra naci¨®n", afirma el presidente.
Esta Filosof¨ªa de "ay¨²date t¨² primero, que luego Am¨¦rica ya te ayudar¨¢", basada en la creencia de que hay que limitar la ayuda al Tercer Mundo hasta sanear las econom¨ªas de las naciones desarrolladas (seg¨²n Reagan por cada descenso de un punto de los tipos de inter¨¦s norteamericanos, gracias a un mejor control de la inflaci¨®n, se mejoran en mil millones de d¨®lares las balanzas de pagos de los pa¨ªses del Tercer Mundo), no va a provocar precisamente entusiasmo entre los pa¨ªses del Sur asistentes a Canc¨²n. ?C¨®mo va a poder solicitar Bangladesh cr¨¦ditos al Chase Manhattan Bank? El libre juego del mercado s¨®lo ha conseguido hasta ahora empobrecer a¨²n m¨¢s a los pa¨ªses subdesarrollados.
El Banco Mundial prev¨¦ que de aqu¨ª a 1990 aumentar¨¢ a¨²n m¨¢s la distancia que separa a pa¨ªses ricos y pobres, y aumentar¨¢ en m¨¢s del 10% la parte de la poblaci¨®n mundial que vive en la miseria m¨¢s absoluta. Estados Unidos quiere reducir tambi¨¦n la financiaci¨®n del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial al desarrollo del Tercer Mundo, endureciendo al mismo tiempo los t¨¦rminos y las condiciones de los cr¨¦ditos.
Frente a esta posici¨®n de Reagan, Francia y la mayor¨ªa de los asistentes a la cumbre caribeha defender¨¢n la idea clave de interdependencia que justifica la intensificaci¨®n de los programas de asistencia al Tercer Mundo, ¨²nico camino para conseguir la recuperaci¨®n econ¨®mica del mundo industrializado. La nueva diplomacia miterrandista, encarnada por Claude Cheysson, un hombre particularmente sensible a estos temas, debido a su anterior cargo de responsable de los temas de desarrollo de la CEE, defender¨¢ la reanudaci¨®n del di¨¢logo global entre el Norte y el Sur. La posici¨®n europea, aunque a Canc¨²n los pa¨ªses s¨®lo van como representantes de s¨ª mismos, es favorable a las negociaciones globales.
Europa occidental es muy vulnerable a la inestabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica en los pa¨ªses del Tercer Mundo y, con matices, trata de despegarse de la obsesiva y maniquea pol¨ªtica norteamericana que ve el mundo s¨®lo en la dimensi¨®n Este-Oeste, o lo que es lo mimo, en blanco y negro.
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