La soluci¨®n dada a Lem¨®niz, un arriesgado precedente
La soluci¨®n al problema que le plantea la construcci¨®n de la central nuclear de Lem¨®niz a Iberduero parece acercarse con pasos r¨¢pidos. La resoluci¨®n de la Asamblea del Partido Nacionalista Vasco, asumiendo la necesidad de la finalizaci¨®n de las obras de la central, anteponiendo una serie de condiciones previas m¨¢s o menos et¨¦reas, representa el fin del callej¨®n en el que se encontraba sumida la empresa el¨¦ctrica, con domicilio social en el Pa¨ªs Vasco.El compromiso del PNV aceptando como necesaria la continuaci¨®n de las obras en la central nuclear, sin que se plantee como requisito indispensable la celebraci¨®n de un referendum, sino simplemente como una alternativa al control p¨²blico de la explotaci¨®n de la central por parte del Gobierno vasco, abre el camino a la soluci¨®n aparentemente definitiva d¨¦ los problemas que su construcci¨®n estaba planteando tanto a la propia compa?¨ªa, como a la sociedad vasca, que iba viendo c¨®mo sus elementos m¨¢s radicalizados empleaban Lem¨®niz como arma de desestabilizaci¨®n.
Pero la soluci¨®n que se apunta, y que pasa por la constituci¨®n de una sociedad para el control de la explotaci¨®n de Lem¨®niz, en la cual tendr¨ªa una participaci¨®n destacada el Gobierno Vasco, y por tanto el partido mayoritario, el PNV, deja algunos interrogantes al descubierto.
En primer lugar habr¨ªa que plantearse si esta soluci¨®n, indudablemente una de las mejores posibles en los momentos actuales para Iberduero, y que adem¨¢s apetece al PNV por cuanto comporta el control de la principal fuente de producci¨®n energ¨¦tica en Euskadi, tendr¨ªa alg¨²n sentido fuera del contexto de violencia que rodea a los temas nucleares en aquella nacionalidad. Y por otro habr¨ªa que plantearse si esta soluci¨®n, cuidadosamente acariciada por los vascos, y entendida como un mal menor por Iberduero y la Administraci¨®n central, no representar¨¢ un nuevo precedente insostenible de los supuestos procesos de "descentralizaci¨®n administrativa", ya que despu¨¦s de este caso podr¨ªan plantearse reivindicaciones de este signo por parte de los restantes Gobiernos auton¨®micos.
Normas sobre seguridad
Las normas sobre seguridad nuclear pertenecen a ese paquete de medidas de soberan¨ªa irrenunciables por la autoridad central, por cuanto corresponden a una reglamentaci¨®n internacional de dif¨ªcil interpretaci¨®n partidista. Los condicionantes pol¨ªticos con los que en su d¨ªa fue gestada la Junta de Energ¨ªa Nuclear han terminado por hacerla pr¨¢cticamente inoperante. Sin embargo, reemplazarla por un conglomerado de organizaciones regionales no parece ser la soluci¨®n que mayores posibilidades de futuro plantee a nivel del Estado espa?ol.
La realidad es que el caso de la central nuclear de Lem¨®niz presenta algunas particularidades con relaci¨®n al resto de las instalaciones de este tipo que est¨¢n construidas o en v¨ªas de construcci¨®n dentro del territorio del Estado espa?ol. En ning¨²n caso se han planteado con tanto encono las reivindicaciones antinucleares como en Lem¨®niz, y tampoco ninguna de las restantes instalaciones de este tipo se halla enclavada en territorio donde operen bandas armadas que puedan manipular el sentimiento de inseguridad que plantea a la comunidad una instalaci¨®n de este tipo como en el Pa¨ªs Vasco. Estas circunstancias hacen de Lem¨®niz un caso especial.
Pero esta singularidad viene dada por los componentes sociol¨®gico-pol¨ªticos y por el inherente contenido econ¨®mico que para la sociedad constructora comportan.
Iberduero ha realizado en su estrategia un giro muy acusado desde que a mediados del presente a?o fue relevado de la presidencia Pedro de Areitio y reemplazado por Manuel G¨®mez de Pablos, anterior directo general de la compa?¨ªa, quien ha pretendido acercar a la comunidad vasca los problemas que plantear¨ªa la no puesta en marcha de la central nuclear. Estos planteamientos han resultado coincidentes con los que el PNV ha realizado entre sus bases.
El compromiso adquirido por el lendakari Garaikoetxea de convocar un refer¨¦ndum como medida previa a la puesta en funcionamiento de Lem¨®niz est¨¢ siendo reemplazado por la figura del control p¨²blico por el Gobierno vasco. Las reticencias o, mejor dicho, la cerrada negativa con que esta iniciativa fue recibida por el Gobierno de Madrid, junto con las dificultades objetivas que planteaba la convocatoria del plebiscito, parecen haber decidido al Ejecutivo vasco a relegarla paulatinamente al ba¨²l de los recuerdos y sustituirla por un mecanismo m¨¢s funcional y menos costoso, pol¨ªticamente hablando, a pesar del desgaste que la no convocatoria comportar¨¢ a los dirigentes del PNV.
Los deseos de una formaci¨®n nacionalista peque?o burguesa, como es el PNV, para quien el control de las fuentes energ¨¦ticas de su territorio resulta estrat¨¦gicamente vital, y la aceptaci¨®n de sus condiciones de control, fundamentalmente pol¨ªtico, que la compa?¨ªa constructora y explotadora de la central ha aceptado, resultan tremendamente l¨®gicas desde sus particulares puntos de vista. Sin embargo, la incidencia de Lem¨®niz en el PEN, y sobre todo el precendente que ello plantear¨ªa, presentan un c¨²mulo de razones que invitan cuando menos a la meditaci¨®n.
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