Aire de derrota en la asamblea de los democristianos italianos
La gran familia democristiana est¨¢ desconcertada y preocupada. La importante y tan esperada asamblea nacional, preparada con meses de debates para lanzar la gran reforma del partido italiano de inspiraci¨®n cristiana, se est¨¢ quedando en una pompa de jab¨®n. De las mil personas que se esperaban entre delegados e invitados externos no se ha presentado ni la mitad.Los m¨¢s irritados son los llamados externos, es decir, toda esa tarea de intelectuales y trabajadores que nunca ha estado dentro del partido, pero que son los que empujan con m¨¢s fuerza para que la democracia cristiana vuelva a ser de clara inspiraci¨®n cat¨®lica y se purifique de tantos esc¨¢ndalos.
La presentaci¨®n de la ponencia program¨¢tica fue le¨ªda por Luigi Gui, un hombre tan poco nuevo que ha sido 35 a?os diputado, nueve veces ministro y hasta acusado y despu¨¦s absuelto por el esc¨¢ndalo Lockheed.
El palacio de los Congresos, donde se est¨¢ celebrando la asamblea nacional democristiana, est¨¢ bloqueado y protegido como un bunker. Fuera se oyen los gritos de los desocupados, de los sin casa. Tiran a los l¨ªderes flores rojas, pero de papel. Levantan pancartas que dicen: "Hay mucho podrido en vuestro partido", o bien, "Quer¨¦is rehaceros la cara. Dadnos antes una casa".
En los momentos de pausa se oye en la sala semivac¨ªa m¨²sica de Beethoven. Hay caras serias. Se respira aire de derrota. Durante la lectura de los 150 folios de Gui, despu¨¦s de un cuarto de hora nadie escuchaba. Se hablaba, se le¨ªa el peri¨®dico, se iba y ven¨ªa al bar. Hasta que, avergonzado, el presidente del partido, Arnaldo Forlani, tuvo que coger el micr¨®fono y apostrofar con estas palabras: "Si los delegados contin¨²an correteando por los pasillos, nadie podr¨¢ escuchar, y en ese caso, no veo c¨®mo se podr¨¢ discutir ma?ana".
Desde la base se afirma que esta asamblea "est¨¢ dominada por las viejas reliquias del partido", que es la asamblea "del miedo", que no se desea una transformaci¨®n a fondo del partido, sino m¨¢s bien "una simple operaci¨®n est¨¦tica".
Y el juicio m¨¢s duro lo escribi¨® ayer el conocido polit¨®logo Giampaolo Pansa: "La democracia cristiana se presenta en esta asamblea nacional como un partido obligado a jugar a la defensiva, nost¨¢lgico de su pasado, irritado de su presente e incierto por su futuro".
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