Problemas de procedimiento aplazan el documento episcopal sobre el paro

Un apag¨®n en el barrio complic¨® los trabajos de la Conferencia Episcopal, que hab¨ªa previsto aprobar ayer el documento sobre el paro. Habr¨¢ que esperar al mediod¨ªa de hoy. Definitivamente, no se har¨¢ p¨²blico en esta conferencia ning¨²n documento sobre cat¨®licos divorciados.Las asambleas plenarias suelen comenzar con un ambicioso orden del d¨ªa que casi nunca se cumple. Los obispos, con signos visibles de cansancio, atribuyen este sistem¨¢tico desfase a problemas de procedimiento. Resulta, en efecto, que la mayor parte de los setenta obispos que se re¨²nen, una o dos veces al a?o, se encuentran de buenas a primeras con una serie de documentos previos que desconocen. Adem¨¢s, las enmiendas y discusiones se hacen en los plenos y tienen como meta ganar para cada texto un acuerdo casi total, lo que obliga a constantes retoques. Parece, sin embargo, que el estilo del nuevo presidente, que se prepara mejor las sesiones y que fomenta el protagonismo de las comisiones, ha contribuido a agilizar la marcha de los trabajos.

El documento sobre los cat¨®licos divorciados era el tema importante de esta 35? asamblea plenaria. Pero a los obispos lleg¨® un documento lleno de buenas intenciones, que encubr¨ªa la doctrina m¨¢s cl¨¢sica. Parece que en las reuniones de la comisi¨®n permanente, previa al pleno, se logr¨® introducir una serie de consideraciones sobre la conciencia individual que le hac¨ªa asumible por la mayor¨ªa. Pero las consiguientes discusiones se han liado en la b¨²squeda de un equilibrio entre la rigurosa doctrina oficial y esa referencia a la decisi¨®n personal, que han obligado a aplazar el susodicho documento.

Sobre el paro no parece que haya mayores problemas. Obispos hab¨ªa que no ocultaban el temor de que este documento sea menos concreto que la ¨²ltima enc¨ªclica papal, aunque la mayor¨ªa valora el enfoque del mismo: una llamada a la conciencia para que cada cual asuma sus responsabilidades colectivas.