Los viejos defienden el valle de La Limia y los j¨®venes quieren cambiarlo por puestos de trabajo
Aqu¨ª, bajo la desecada laguna de Antela y en sus alrededores, unos quinientos millones de toneladas de lignito seg¨²n estimaciones prudentes, el doble seg¨²n los m¨¢s optimistas, esperan a que llegue la orden para ser extra¨ªdas, quemadas en un par de centrales t¨¦rmicas que habr¨¢ que construir a tal fin, y transformadas en energ¨ªa el¨¦ctrica. Lo que hasta ahora se ha encontrado, un yacimiento de gran espesor, situado en tomo a los cien metros de profundidad y extendido en una ampl¨ªa ¨¢rea, -permite suponer que aqu¨ª hay enterrado un bill¨®n de pesetas. Permite suponer que su explotaci¨®n ahorrar¨ªa durante a?os el 8 % de la factura nacional de petr¨®leo. Permite suponer que m¨¢s de 3.000 hombres de la comarca de La Limia, tan sacudida por la emigraci¨®n como toda Galicia, podr¨ªan encontrar trabajo durante un m¨ªnimo de cuarenta a?os a cuenta del lignito.Pero sobre este yacimiento o en tomo a ¨¦l viven ahora 25.000 personas, repartidas entre Xinzo de Limia, Sand¨ªas, Rairiz de Veiga, Villar de Veiga, Vilar de Santos y Vilar de Barrio, cabezas municipales, y varias aldeas m¨¢s. Son gentes que viven de la agricultura y de la emigraci¨®n. Aqu¨ª no hay pr¨¢cticamente una sola familia en la que no falten vanos miembros que ganan su vida en Bilbao, Suiza, Alemania, Canad¨¢ o incluso Australia, y que vienen por aqu¨ª s¨®lo en verano, triplicando la poblaci¨®n de la zona en los meses de vacaciones.
Revoluci¨®n en La Limia
En Xinzo, capital de La Limia, los lignitos son el tema de conversaci¨®n preferido. Se discute con calor en torno a la conveniencia o no de su explotaci¨®n y se intercambian opiniones sobre lo que hay que pedir a cambio de este valle. Ya nos lo hab¨ªa advertido en Orense Jos¨¦ Antonio Calvo, un muchacho de veinte a?os, natural de aqu¨ª: ?Yo sal¨ª para trabajar de fontanero en Orense, pero muchos de los chicos de mi edad han tenido que ir m¨¢s lejos, a Bilbao o al extranjero, o simplemente no trabajan, porque all¨ª es dif¨ªcil encontrar algo; as¨ª que el yacimiento para nosotros, los j¨®venes, es una oportunidad. Pero los viejos desconf¨ªan. Yo voy ahora a hacer la mili a C¨®rdoba, pero cuando vuelva, si puedo trabajar en Xinzo, lo prefiero a estar aqu¨ª. Estar¨¦ en casa?. Cuarenta o sesenta a?os de explotaci¨®n del yacimiento son toda la vida laboral de Jos¨¦ Antonio y su generaci¨®n, para la que este hallazgo les ha resuelto todo.
En Xinzo, cuando cae el sol a eso de las siete de la tarde y la luz es sustituida por una niebla que se confunde a veces con el orbayo, la gente se re¨²ne en los bares, a tomar tazas y a discutir sobre el lignito. Los bandos est¨¢n bien definidos: quienes tienen alg¨²n comercio en la ciudad, o alg¨²n piso que alquilar, o alg¨²n terreno edificable, o menos de cuarenta a?os, est¨¢n a favor. Los mayores, los que viven del campo, los que han comprado parcela en la laguna desecada, los que llevan en la sangre esa at¨¢vica desconfianza del gallego, piensan que de esto s¨®lo puede venir una ruina para La Limia.
La laguna de Antela
La vieja laguna de Antela es hoy una extensi¨®n de 3.000 hect¨¢reas cultivadas de patatas, trigo y cebada, con algunos pastos por los que pasean vacas y ovejas. Hace veinticinco a?os, esto era una laguna de poca profundidad, rica en ranas, patos y leyendas. Francisco do Marco ven¨ªa aqu¨ª cuando chiquillo a cazar ranas o a recoger huevos de pato, y por las noches escuchaba las historias de sus abuelos. Aqu¨ª Dios enterr¨® por sus malas obras a una corrompida ciudad, Antioqu¨ªa, cuyos habitantes piden perd¨®n cada noche de San Juan haciendo sonar las campanas desde el fondo del lago. M¨¢s tarde, cuando lleg¨® la invasi¨®n romana y el r¨ªo Limia era el fin del mundo conocido, el r¨ªo del Olvido, el general Recio Junio Bruto lleg¨® con sus tropas al borde de la laguna y tuvo que hacer frente a un mot¨ªn. Nadie quer¨ªa cruzar esta laguna porque se cre¨ªa que al otro lado del Limia se perd¨ªa la memoria. Lo resolvi¨® cruzando ¨¦l primero y llamando desde la otra orilla por sus nombres a los jefes, para acreditar que conservaba la memoria. Finalmente, por aqu¨ª anduvo el rey Arturo con sus tropas en busca del Santo Grial, y un encantamiento transform¨® a los soldados en mosquitos, que a¨²n siguen abundando en el espacio de la laguna, sobre los pastos y los patatales.
Hoy, Francisco do Marco tiene 57 a?os y apacienta sus vacas sobre la antigua laguna. El yacimiento no le entusiasma: ?Estu ser¨¢ la ruina m¨¢s grande para La Limia. Primero quit¨¢ronos agua, e ahora queren quitarnos a terra e o lignito. E logo, ?qu¨¦ va a quedar? S¨®lo un hoyo y una niebla. Bien que a nosotros nos toque algo, por a terra que nos quiten. E ¨® meu fillo traballa en Suiza e podr¨¢ venir a traballar aqu¨ª, pero ?E logo? ?Qu¨¦ vamos a dejarles a los nietos? ?Qu¨¦ va a ser de La Limia??. Con Francisco do Marco est¨¢ Juan Enrique Losada, de edad parecida, de experiencias parecidas, de forma de pensar id¨¦ntica. A ¨¦l le expropiaron un terreno tiempo atr¨¢s para la construcci¨®n de la carretera y a¨²n no le han pagado. Estuvo un mes emigrado en Alemania, pero no le gust¨® y regres¨® para trabajar el campo.
?De qui¨¦n son las tierras?
Francisco y Juan Enrique vuelven los ojos hacia la parcela contigua, donde est¨¢ el l¨ªder de todas las reivindicaciones de la comarca: Camilo de Dios, un hombre de 47 a?os, con una amplia experiencia en la vida. Acabada la guerra, cuando a¨²n era un cr¨ªo, entr¨® en el maquis como enlace. Cuando le descubrieron subi¨® al monte a combatir. A los once a?os de su pertenencia al maquis fue detenido, juzgado y condenado a muerte. La casualidad le salv¨® la vida.
?Junto a m¨ª detuvieron a otro compa?ero al que tambi¨¦n condenaron a muerte. Su madre fue a Madrid, se puso en la carretera por donde iba a pasar Franco y, cuando pasaba, le tir¨® un papel. Los escoltas creyeron que tiraba una bomba, dispararon y la mataron. Despu¨¦s vieron que lo que hab¨ªa tirado no era m¨¢s que un papel con la petici¨®n de indulto y Franco se lo concedi¨®; y como yo estaba en el mismo expediente, me indultaron tambi¨¦n?. Le quedaron treinta a?os de condena, de los que cumpli¨® once, porque se acogi¨® a dos indultos m¨¢s, gracias al Congreso Eucar¨ªstico y al A?o Santo Compostelano. Hoy pertenece al partido comunista y sus convecinos acuden a ¨¦l a consultarle sus pegas. Es concejal en Sandi¨¢s.
Camilo fue el primero que tuvo la visi¨®n de que la desecaci¨®n de la laguna pod¨ªa ser rentable para el agricultor, y se apunt¨® a la primera parcela entregada, hace ya de eso m¨¢s de trece a?os. En sus palabras, las quejas contra el yacimiento aparecen razonadas: ?Estas parcelas nos las dejaron en arrendamiento diez a?os, mientras las hac¨ªamos explotables, a cambio de muy poco dinero, unas 5.000 pesetas al a?o. Hace tres a?os nos dijeron que si las quer¨ªamos comprar, por 483.000 pesetas, a pagar en quince a?os, a 37.000 pesetas al a?o, y en eso estamos. Pero ahora, ?de qui¨¦n es esto? ?Nuestro o del Estado? Si yo estoy pagando un coche a plazos, es m¨ªo, pero la tierra, ahora que ha aparecido esto, dicen que no, que no es nuestra, que es del Estado. Las parcelas son grandes, de unas diez hect¨¢reas, y si fueran nuestras, por la expropiaci¨®n nos pagar¨ªan una fortuna?.
Eso ocurri¨® en Meirama o en As Pontes, las otras dos zonas de lignitos aparecidas en Galicia, donde algunas familias recibieron hasta ochenta millones por la expropiaci¨®n, pero ese no parece ser el caso aqu¨ª. ?Aquellas indemnizaciones se consiguieron con lucha. Yo estuve all¨ª, como muchos de otros sitios de Galicia, para solidarizarme con ellos cuando la Guardia Civil quer¨ªa expropiar por la fuerza, y apa?¨¦ dos o tres coscorrones. Ahora, si aqu¨ª hay una riqueza importante para todos los espa?oles, habr¨¢ que sacarla, pero tambi¨¦n que nos compensen. Porque a m¨ª, el Estado me ofreci¨® esto hace trece a?os, cuando yo ten¨ªa un cami¨®n. Ech¨¦ cuentas y me decid¨ª, porque la tierra da mucho trabajo y poco dinero, pero es para toda la vida, as¨ª que cog¨ª parcela. Pero yo he organizado mi vida de acuerdo a esto, he hecho una entrega de unos a?os, unas inversiones, he comprado un tractor, he hecho una casa para el ganado, y ahora no pueden venir y ponerme fuera con una peque?a indemnizaci¨®n, as¨ª porque s¨ª. Habr¨¢ que luchar y aqu¨ª habr¨¢ l¨ªo?, a?ade, y Francisco y Juan Enrique asienten, aferr¨¢ndose a sus varas como para confirmar que est¨¢n dispuestos a defender su tierra.
?Adem¨¢s?, sigue Camilo, ?ahora aqu¨ª se puede vivir, porque hay bosque, hay aire, hay pasto y hay animales, y si se saca el lignito se har¨¢ a cielo abierto, as¨ª que esto se convertir¨¢ en un paisaje lunar, a menos que se haga una buena reconversi¨®n y despu¨¦s se tape y quede como estaba, pero, en el mejor de los casos, el terreno bajar¨¢ veinticinco metros y entonces no creo que sea lo mismo. Habr¨¢ que bajar m¨¢s el agua, y para eso se quedar¨¢ seca la zona de m¨¢s abajo?. Y finalmente expone una queja m¨¢s que demuestra que este hombre tampoco est¨¢ completamente liberado de los contagios de su entorno y su educaci¨®n: ?Adem¨¢s, tengo o¨ªdo que los ¨¢rabes quieren llevarse el agua subterr¨¢nea de aqu¨ª con un oleoducto, y a lo mejor esto es un paso para que puedan hacerlo, y dejan La Limia en nada. Los j¨®venes se creen que por dos o tres millones que nos van a dar se puede comprar el mundo, y no saben que con eso no se compra nada?.
Extender el negocio
El matrimonio formado por Antonio Baroja y Montserrat Cambeiro es la otra cara de la moneda Ambos estuvieron bastantes a?os trabajando en Suiza y ahora regentan el bar-parrillada A Tua Casa, y esperan ampliar el negocio montando otro bar en un local vecino: ?Esto es una riqueza para la regi¨®n y despu¨¦s se podr¨¢ retransformar el valle para que quede como estaba?, dice Antonio, que cada noche asiste a las interminables discusiones sobre el tema que se producen al otro lado de la barra. Un parroquiano se acerca y dice orgulloso que ?hasta Radio Par¨ªs habl¨® de lo importante que es el yacimiento?.
Cada vecino guarda ejemplares de La Regi¨®n, El Faro o La Voz, en los que se habla del yacimiento y se siguen con inter¨¦s los trabajos de prospecci¨®n, que a medida que avanzan mueven m¨¢s al optimismo. Lo que no cree Antonio es que esto sujete la emigraci¨®n: ?Yo he trabajado diez a?os en el Consulado espa?ol en Berna, he seguido de cerca el asunto y estoy convencido de que muchos no emigran por necesidad, sino por gusto. El gallego es viajero, le gusta salir del terru?o y volver a ¨¦l de cuando en cuando, para contar a los dem¨¢s lo que ha visto por ah¨ª?. Montse, su mujer, espera con impaciencia que se ponga en marcha la explotaci¨®n y sufre cuando lee que se calcula que al menos tardar¨¢ tres a?os en funcionar a tope.
Jos¨¦ Ces¨¢reo V¨¢zquez tiene algo de tierra fuera de la laguna y una zapater¨ªa en Xinzo. Para ¨¦l, el lignito es oro. La zapater¨ªa se beneficiar¨¢ mucho con la afluencia de gente a la zona, y el terreno podr¨ªan expropi¨¢rselo por una buena cantidad, puesto que es suyo, si es que el lignito se extiende hasta ¨¦l. Lo que le parece fundamental es que se d¨¦ prioridad a los j¨®venes de la comarca a la hora de repartir los puestos de trabajo: ?Aqu¨ª tememos que traigan gente de fuera, incluso de Marruecos, porque la mano de obra de all¨ª es m¨¢s barata?. Es un recelo general, porque se recuerda que cuando hubo que trazar las pistas sobre la laguna desecada se trajeron ingenieros italianos. Su obra son unas cuantas pistas de tierra y una asfaltada, cuyo firme est¨¢ plagado de baches: ?Eran simp¨¢ticos, pero yo creo que un poco cuentistas. Se les trajo porque dec¨ªan que eran especialistas en grava, pero las pistas no son como para que se sientan orgullosos?.
Empresa p¨²blica gallega
Esquerda Galega est¨¢ dispuesta a luchar para que el beneficio sea para los gallegos. No mucho despu¨¦s de que se conociera la existencia del yacimiento emiti¨® un comunicando pidiendo la creaci¨®n de una empresa p¨²blica gallega para la explotaci¨®n del yacimiento. El l¨ªder del partido, Camilo Nogueira, diputado en el Parlamento gallego, quiere que con la creaci¨®n de esta empresa se abra un nuevo camino en las autonom¨ªas: ?Es evidente que la explotaci¨®n del yacimiento no es. hoy por hoy, interesante para Galicia, que es excedentaria en energ¨ªa, pero s¨ª para el Estado. Nosotros partimos de una posici¨®n solidaria y sabemos lo que vale hoy por hoy la energ¨ªa, lo importante que es reducir la factura de crudos; pero hay que tener presente que para Galicia, por s¨ª misma, ser¨ªa una estrategia econ¨®mica m¨¢s acertada tener eso ah¨ª para cuando haga falta explotarlo, y no quemarlo ahora, puesto que es un recurso agotable?.
La compensaci¨®n que el Estado entrega por el excedente de energ¨ªa es claramente insuficiente para Esquerda Galega: ?Eso no es ni siquiera planteable para nosotros. Hay que tener en cuenta que ya es el tercer yacimiento de lignitos que aparece aqu¨ª y que pueden aparecer m¨¢s. Eso supone, aparte del agotamiento de los recursos en un momento que, como ya queda dicho, Galicia no necesita energ¨ªa el¨¦ctrica, sino que produce el 20% de la nacional y tiene asegurada la propia para veinticinco a?os. Esto adem¨¢s se hace con un coste social y ecol¨®gico, porque transforma el medio de vida de mucha gente y convierte valles en zonas desoladas. Y existe tambi¨¦n la conflictividad de este tipo de explotaciones. Recuerde los problemas que hubo en As Encrovas para las expropiaciones. Si esto es interesante para el Estado, hay que hacerlo pero a trav¨¦s de una empresa p¨²blica gallega?. Los dem¨¢s partidos instalados en el Parlamento gallego a¨²n no se han definido.
Todo parece, pues, indicar que la laguna ser¨¢ socavada para extraer el lignito, lo que debe hacerse a cielo abierto, a pesar de las reticencias de los m¨¢s viejos de la zona, aferrados a su agricultura. La miner¨ªa no tiene gran predicamento aqu¨ª. A?os atr¨¢s, de los montes pr¨®ximos a Xinzo se extra¨ªa volframio para los blindados de Hitler, pero de aquello s¨®lo se aprovecharon unos pocos propietarios y algunos contrabandistas.
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