El Supremo aumenta la condena del editor de "A ver" por esc¨¢ndalo p¨²blico
La Sala Segunda del Tribunal Supremo ha condenado al editor en Espa?a de la obra de pedagog¨ªa sexual A ver, como autor de un delito de esc¨¢ndalo p¨²blico, a un mes y un d¨ªa de arresto mayor, multa de 20.000 pesetas y a seis a?os y un d¨ªa de inhabilitaci¨®n especial para ejercer cargos de direcci¨®n o an¨¢logos en revistas o publicaciones, peri¨®dicas o no, que contengan representaciones gr¨¢ficas o suministren informaciones, reportajes o comentarios de car¨¢cter er¨®tico o que hagan referencia a la intimidad sexual.
La sentencia del Tribunal Supremo estima el recurso del ministerio fiscal y anula la sentencia que dict¨® la Audiencia Provincial de Salamanca el 24 de septiembre de 1980, que absolvi¨® al editor del delito de esc¨¢ndalo p¨²blico y le conden¨®, como autor de una falta de imprenta, a la pena de 10.000 pesetas de multa.Tras conocerse esta sentencia, el editor de A ver, Lorenzo Rodr¨ªguez, ha anunciado el prop¨®sito de recurrir en amparo ante el Tribunal Constitucional, por considerar que la misma atenta contra los derechos individuales de la persona, en tanto que el art¨ªculo 431 del C¨®digo Penal, que tipifica el delito de esc¨¢ndalo p¨²blico, est¨¢ derogado por la Constituci¨®n, al ser ambiguo e ir contra la certeza y seguridad jur¨ªdica, y toda vez que A ver es una obra mundialmente reconocida como seria, cient¨ªficamente fundada, que ha sido traducida a ocho idiomas, siendo Espa?a el ¨²nico pa¨ªs donde se ha llegado a un proceso contra la misma y a su prohibici¨®n, y ha sido distinguida con premios internacionales en EE UU y Alemania Occidental.
La Sala Segunda del Tribunal Supremo, al admitir el recurso del ministerio fiscal, quien aleg¨® que la edici¨®n de A ver nunca pudo ser calificada como falta, siendo claramente su naturaleza delictiva por ir dirigida dicha obra a menores, declara que un examen del libro lleva a la conclusi¨®n ?de que dista mucho de perseguir un criterio meramente educativo de ¨ªndole sexual, aun cuando sean numerosos los pasajes que as¨ª han de tildarse, algunos de ellos incluso elevados a un nivel cient¨ªfico que los despoja de todo car¨¢cter er¨®tico, y, por supuesto, pornogr¨¢fico; pero s¨ª, en cambio, existen algunos en los que, bajo la m¨¢scara de aquella seudoeducaci¨®n, inciden abiertamente en lo pornogr¨¢fico, bastando que una publicaci¨®n se tache de tal con un m¨ªnimo de ella, sin necesidad de estar toda ella, texto y reproducciones fotogr¨¢ficas, inmersas en ese concepto de lo pornogr¨¢fico que, hoy por hoy, y pese a cr¨ªticas tendenciosas y adversas, atentan al pudor y a las buenas costumbres en lo que de valores perennes e inmutables tienen en s¨ª mismas?.
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