Hugo S¨¢nchez quiere triunfar en el Atl¨¦tico
Hugoo S¨¢nchez quiere triunfar en el Atl¨¦tico. El mexicano no desea pasar por Espa?a como lo hiciera su compatriota Borbolla, un extremo que se trajo el Madrid en la d¨¦cada de los cuarenta. Hugo S¨¢nchez ha querido renunciar al contrato que le liga con el club del Manzanares y est¨¢ dispuesto a serun jugador totalmente opuesto al que vimos al comienzo de campa?a. A Hugo S¨¢nchez le han sentado bien el torneo hexagonal de Honduras y el matrimonio. El manito es otro hombre.El Atl¨¦tico, con los apuros de costumbre, logr¨® el triunfo. El Atl¨¦tico, con los defectos habituales, hizo sufrir a los suyos hasta los instantes finales. En medio de la zozobra, el p¨²blico encontr¨® motivos para solazarse. Se los proporcion¨® Hugo S¨¢nchez, cuya labor se distingui¨® fundamentalmente por los deseos de triunfo. Hugo no se conform¨® con esperar la pelota. La busc¨® incluso en zonas de retaguardia. No estuvo tampoco en plan aprovech¨®n por delante, porque le puso a Marian un bal¨®n de gol en las botas, otro a Ruiz y dos preciosos a Marcos. El lucimiento del azteca estuvo, m¨¢s que en aquellos juegos malabares del primer per¨ªodo, en los deseos de colaboraci¨®n que mostr¨®.
El Atl¨¦tico, que tiene un negro panorama en el ataque, porque carece de delantero centro y sus dos extremos titulares, Marcos y Rubio, no est¨¢n en buen momento, se encontr¨® el domingo con un bullicioso Hugo S¨¢nchez, que cuando se escora hacia la izquierda se convierte en un elemento peligroso. El mexicano puso luces de bengala en una tarde plomiza.
El Atl¨¦tico arranc¨® con fuerza, y en los primeros cuatro minutos asust¨® dos veces a Irazusta por medio de remates de Ruiz y Dirceu. Despu¨¦s, los ma?os comenzaron a ordenarse en su retaguardia y pusieron dif¨ªcil la consecuci¨®n del gol. Dirceu, que en los primeros momentos cometi¨® errores impropios de su categor¨ªa, se fue entonando a medida que pasaba el tiempo, pero en sus compa?eros de centro del campo no encontr¨® demasiada colaboraci¨®n. Ruiz, que est¨¢ para meter la cabeza en los bombeos, no pudo el domingo cumplir la misi¨®n que mejor ejecuta. Quique no est¨¢ en racha y Marian, que en realidad actu¨® de marcador de Se?or, no pas¨® de la mediocridad.
El Atl¨¦tico tuvo atr¨¢s alg¨²n titubeo a pesar de que Juanjo cort¨® m¨¢s juego que otras veces, aunque abus¨® del despeje a lo que salga. La defensa zaragozana fue m¨¢s arm¨®nica y Firme tanto en los acosos como en los contragolpes. Los zaragozanos tuvieron a Amarilla y Valdano casi de obreros parados, y s¨®lo Pichi Alonso mostr¨® alguna peligrosidad porque anduvo un primera parte.
Garc¨ªa Trald debe decirle a Julio Alberto que no puede intentar atropellar la raz¨®n tarde tras tarde. El defensa atl¨¦tico se obceca ante tres defensores y pretende burlarlos como si fuera Pel¨¦. Y no lo es, claro est¨¢. A Marcos deben ponerle ejercicios obligatorios de disparo a gol todos los d¨ªas de la semana. De Marcos dec¨ªa Luis que no le met¨ªa un gol ni a su padre, que es quien m¨¢s sufre vi¨¦ndole con tan mal tino. Marcos juega demasiado a la carrera loca. Sin templar los pases y sin una m¨ªnima punter¨ªa no se puede aspirar a Jugar en la selecci¨®n nacional. Marcos vuelve a estar acuerado.
El Zaragoza hizo sufrir a los atl¨¦ticos. pero no por sus cualidades, sino por los errores que siempre se temen de los locales. Aguinaga se limit¨® a parar un bal¨®n raso lanzado desde fuera del ¨¢rea y a despejar con apuros un par de balones altos. El resto del encuentro lo pas¨® tranquilo, porque los delanteros zaragocistas no anduvieron prestos en su tarea. Salvada la inoperancia ofensiva, el equipo aragon¨¦s se mostr¨® muy superior al de anteriores temporadas. El conjunto, con los ¨²ltimos refuerzos, parece m¨¢s solidificado, pero no en exceso.
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