El presidente portugu¨¦s pide a los partidos di¨¢logo y consenso para salvar la crisis
Al cumplir el primer aniversario de su reelecci¨®n como presidente de la Rep¨²blica portuguesa, el general Antonio Ramalho Eanes exhort¨® ayer a los partidos pol¨ªticos al di¨¢logo y al consenso para resolver los graves problemas nacionales. Aunque Eanes subray¨® su decisi¨®n de no renunciar a ninguna de sus prerrogativas constitucionales, prometi¨® respetar el papel y la esfera de acci¨®n de los partidos pol¨ªticos.
Sin embargo, el presidente fue especialmente firme para recordar que no basta, frente a la crisis econ¨®mica, exigir siempre m¨¢s sacrificios a la poblaci¨®n. Se?al¨® que los pol¨ªticos deben mostrarse tambi¨¦n capaces de renunciar a "divergencias pol¨ªticas menores" y a sus ambiciones personales.Record¨® que fue elegido por mayor¨ªa absoluta de los portugueses, con un programa pol¨ªtico y una actuaci¨®n conocidos por todos. Eanes advirti¨® tambi¨¦n que no es leg¨ªtimo exigir que renuncie a sus propias convicciones para transformarse en un "objeto pasivo".
Sin embargo, en el banquete que le fue ofrecido por cerca de un millar de participantes activos en su campa?a electoral, Eanes no respondi¨® al llamamiento de quienes le invitaban a "poner fin a los desmanes cuando quiera y como quiera".
Pol¨¦mico presidencialismo
El presidente expres¨® el martes, en una entrevista con la radio estatal, su convicci¨®n de que un partido presidencial no es la "soluci¨®n l¨®gica" para los problemas que se plantean en Portugal, pero advirti¨® a los actuales partidos sobre la posibilidad de ver surgir nuevas formaciones pol¨ªticas si las que existen se revelan incapaces de afrontar eficazmente la crisis."Por mi parte, har¨¦ todo lo posible para que la situaci¨®n siga una evoluci¨®n normal, sin necesidad de recurrir a soluciones excepcionales, aunque democr¨¢ticas", afirm¨® Eanes, haciendo clara alusi¨®n a sus poderes de disolver eal Gobierno y el Parlamento. Fue particularmente duro con relaci¨®n a ciertos sectores de la coalici¨®n gubernamental cuando critic¨® a quienes tratan de utilizar el pretexto de su reelecci¨®n para "excusar sus incapacidades y justificar proyectos ocultos que pueden conducir hacia el golpe de Estado".
?ltimamente, los dirigentes del Partido Social Dem¨®crata (PSD) y del Centro Democr¨¢tico y Social (CDS), miembros de la coalici¨®n gobernante, denunciaron la ambici¨®n de poder personal de Eanes y afirmaron que su reelecci¨®n imped¨ªa que el Gobierno adoptase medidas eficaces para resolver la crisis econ¨®mica.
Prestigio en alza
No es ¨²nicamente a nivel interno donde el presidente Eanes ha sido, en 1981, la ¨²nica personalidad pol¨ªtica cuyo prestigio se ha reforzado. El general presidente, con su periplo de doce d¨ªas a tres pa¨ªses africanos de la l¨ªnea de frente (Mozambique, Zambia y Tanzania), ha concluido el primer a?o de su segundo mandato con una acci¨®n que realza su prestigio internacional, siendo saludado por los jefes de Estado africanos visitados como "interlocutor privilegiado" entre Europa y Africa.A nivel militar, y a pesar de haber respetado su promesa electoral de renunciar a todo mando directo sobre las fuerzas armadas, Eanes sigue apareciendo como garante de la fidelidad de ¨¦stas al orden constitucional vigente, cuando los militares vuelven a ser cortejados por la extrema d¨¦recha.
Eanes sigue afirmando que no habr¨¢ m¨¢s "Gobiernos de iniciativa presidencial" como los que marcaron la fase de su mandato que precedi¨® a la victoria de la Alianza Democr¨¢tica. Los comunistas, que le apoyaron en 1980, acusan a Eanes de permitir que se mantenga en el poder un Gobierno de derecha cuya pol¨ªtica suscita un descontento generalizado.
Los dirigentes socialistas, socialdem¨®cratas y democristianos admiten, en conversaciones privadas con los periodistas, que la crisis pol¨ªtica, econ¨®mica y social de Portugal amenaza con llegar a extremos "que no tienen soluci¨®n dentro del marco semipresidencialista del r¨¦gimen vigente", y que puede plantearse ya en 1982 la necesidad de un viraje hacia un presidencialismo m¨¢s acentuado.
Mientras tanto, los partidos preparan una reforma constitucional de marcado car¨¢cter parlamentario.
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