Depreciaci¨®n de la vida humana
Hace algunos meses particip¨¦ en una mesa redonda sobre el aborto en la que estaba presente una mujer del movimiento feminista. Me sorprendi¨® un aspecto de su intervenci¨®n. Ven¨ªa a decir que la discusi¨®n sobre el aborto es muchas veces imposible, porque se parte de dos planteamientos absolutamente antag¨®nicos e imposibles de conciliar. Por una parte, los que se centran en la consideraci¨®n del valor de la nueva vida que se est¨¢ gestando, y por otra, los que ponen en primer plano la situaci¨®n de Ia mujer que no puede aceptar un embarazo no deseado. Naturalmente, me clasificaba a m¨ª en el primer grupo.Y ten¨ªa raz¨®n. Desde mi visi¨®n de la vida, desde mi fe cristiana, desde mi condici¨®n de bi¨®logo, me tengo que situar fundamentalmente en el primer grupo. No puedo aceptar en conciencia el aborto porque considero que el nuevo ser que se est¨¢ gestando es un ser humano y no veo coherencia en afirmar que la vida humana es intangible despu¨¦s que ha salido del vientre de su madre o despu¨¦s de equis meses de embarazo (aqu¨ª hay opiniones para bastantes gustos) y no de, afirmar lo mismo del ser que se constituye desde el comienzo de la gestaci¨®n.
Pero ?es realmente un ser humano? Hace pocos d¨ªas escuchaba por la radio a un pol¨ªtico -creo que del PCE, ya que no pude escuchar ¨ªntegro el programa- que afirmaba que no puede darse tanto valor a un ser que mide unos pocos mil¨ªmetros y que no se sabe a ciencia cierta lo que es, ante la angustia y los sufrimientos de una mujer que no desea tener ese hijo. Evidentemente el ser humano no se puede medir por sus mil¨ªmetros o cent¨ªmetros -nadie dir¨ªa que un pivot de baloncesto es m¨¢s persona humana que cualquier ciudadano, aunque aqu¨¦l mida medio metro m¨¢s. Pero ?es el embri¨®n un ser humano? ?Desde cu¨¢ndo deviene una aunt¨¦ntica persona humana?
Desde el comienzo del embarazo, aunque se trate de una realidad de dimensiones microsc¨®picas, estamos ante un ser en el que est¨¢n programados los rasgos caracter¨ªsticos de un individuo de la especie humana; m¨¢s a¨²n, ya est¨¢n marcados, de forma importante, los rasgos individuantes del nuevo ser, que puede considerarse biol¨®gicamente como un ser ¨²nico e irrepetible en toda la historia de la humanidad (a no ser que tenga un hermano gemelo). Desde la concepci¨®n surge un ser que est¨¢ en continuidad con lo que cada uno de nosotros hoy es.
Se pone en marcha un proceso que llevar¨¢, de forma lineal, continua y sin saltos, a la formaci¨®n del ni?o que nacer¨¢. El huevo, el embri¨®n, no son una parte del cuerpo de la madre o un mero ap¨¦ndice del que puede disponer a su arbitrio, como lo hace respecto de otras partes de su cuerpo. La afirmaci¨®n de que el embri¨®n es una parte del organismo materno es, biol¨®gicamente, falsa: el nuevo ser es una realidad biol¨®gicamente distinta de la madre, que no s¨®lo tiene en s¨ª los "planos" de lo que ¨¦l mismo va a ser, sino que dirige adem¨¢s, desde el principio, su propio proceso de desarrollo, mediante la s¨ªntesis d¨¦ sus prote¨ªnas espec¨ªficas.
El proceso de desarrollo embrionario es adem¨¢s extraordinariamente r¨¢pido, de tal forma que al finalizar el segundo mes estamos ya ante un ser que mide s¨®lo tres cent¨ªmetros, pero en el que ya est¨¢n constituidos, y est¨¢n funcionando en gran parte, sus ¨®rganos principales. Su aspecto externo es claramente humano, aunque menos "acabado" que el del ni?o reci¨¦n nacido. Provocar entonces el aborto es destrozar un ser que tiene una cabeza con ojos, nariz y boca, con los brazos y manos perfectamente formados (incluso con sus huellas digitales), con sus piernas y pies casi totalmente conformados... Y he usado la palabra "destrozar" porque esto es lo que produce el m¨¦todo Karman o de aspiraci¨®n: la mujer expulsa un amasijo de sangre, de fragmentos de la cabeza, trozos de extremidades, etc¨¦tera.
En cualquier caso, se puede seguir urgiendo sobre la "incomplecci¨®n" o "falta de plena humanidad" del ser que se est¨¢ gestando. ?Se puede llamar persona humana a un ser como el embri¨®n, incapaz de relacionarse con los dem¨¢s, cuyo cerebro a¨²n no ha comenzado a funcionar? Pero este planteamiento nos llevar¨ªa a un plano muy peligroso. La l¨®gica interna de esta forma de argumentar llevar¨ªa tambi¨¦n a la discusi¨®n sobre la "plena humanidad" del ni?o reci¨¦n nacido -y en sus primeras semanas-, ya que su cerebro es extraordinariamente inmaduro y tiene unas posibilidades de relaci¨®n humana realmente insignificantes (por cierto, la psicolog¨ªa subraya la importancia de la interrelaci¨®n madre-ni?o durante el embarazo). Y adem¨¢s no se insiste suficientemente en que la persona humana nunca est¨¢ terminada. Estamos siempre en un continuo proceso de avance, de maduraci¨®n, de realizaci¨®n, de progreso en nuestras relaciones humanas. El ni?o reci¨¦n nacido es "persona", aunque sea muy inmaduro y tenga unas m¨ªnimas posibilidades de relaci¨®n humana, porque est¨¢ en camino de ser persona. Hay que calificar como persona a todo ser humano que es capaz de avanzar por ese camino de realizaci¨®n personal y de interrelaci¨®n humana. Por eso es persona el ni?o reci¨¦n nacido y tambi¨¦n lo es el ser que se desarrolla desde el comienzo del embarazo.
A los que recurren a la falta de funcionamiento del cerebro en los tres primeros meses del embarazo -constatable por un electroencefalograma (EEG) plano- para situar en esa frontera el comienzo de la vida humana, les plantear¨ªa una doble objeci¨®n. En primer lugar, que se pretende recurrir a un dato cient¨ªfico para justificar una posici¨®n previamente asumida. Afirman que la vida humana del nuevo ser comienza cuando su cerebro empieza a tener una actividad el¨¦ctrica, a los tres meses, plazo en el que precisamente muchos pa¨ªses han legalizado el aborto. Pero hay bastantes autores que afirman que el nuevo ser tiene un cerebro que funciona, con EEG no plano, bastante antes, en torno a los 45 d¨ªas despu¨¦s de la fecundaci¨®n. Al mismo tiempo, ?es tan importante la existencia de una actividad el¨¦ctrica cerebral para afirmar que ah¨ª comienza la vida humana y no antes? En segundo lugar, hay que afirmar que el EEG plano puede ser uno de los criterios fundamentales para diagnosticar la muerte de un ¨ªndividuo. Pero que este dato tiene un valor muy distinto al comienzo de la vida: ya no es entonces un criterio de "muerte". Estamos ante un ser rebosante de vitalidad, que camina inexorablemente hacia la formaci¨®n de un cerebro y la adquisici¨®n de una capacidad de relaci¨®n que todav¨ªa no se dan, pero que se dar¨¢n. Es un ser plet¨®rico de presente y de futuro, mientras que en el individuo que fallece es todo pasado y ya no hay futuro.
Habr¨ªa otros muchos aspectos que tratar, pero quiero a?adir alguna consideraci¨®n sobre la legalizaci¨®n y despenalizaci¨®n del aborto. Es un problema distinto del afrontado anteriormente y puede tenerse una postura distinta ante el aborto, seg¨²n se hable a nivel de conciencia o a nivel legal. Bastantes de las razones que se dan en favor de una nueva situaci¨®n legal en Espa?a tienen indiscutiblemente su fuerza: pluralismo social, discriminaci¨®n, complicaciones del aborto realizado clandestinamente... En mi opini¨®n, hay una clara manipulaci¨®n de las cifras: si en Espa?a hubiese 300.000 abortos anuales -cifra que siempre se da como m¨ªnima-, esto significar¨ªa que en 1980 hubo en nuestro pa¨ªs 53 abortos por cada 100 nacimientos vivos. Espa?a ser¨ªa el pa¨ªs m¨¢s abortista de todo el mundo occidental. Tambi¨¦n me parece claramente abultada la cifra de 6.000-8.000 muertes anuales de mujeres como consecuencia de maniobras abortivas clandestinas. La legalizaci¨®n o despenalizaci¨®n conlleva un doble peligro: el que no s¨®lo tenga un efecto regulador de un hecho social, previamente existente, sino que tenga adem¨¢s un efecto multiplicador, originando un incremento del n¨²mero de abortos. Esto ¨²ltimo ha sucedido en EE UU, los pa¨ªses escandinavos y los pa¨ªses comunistas europeos. En Francia y Gran Breta?a el efecto parece haber sido fundamentalmente "regulador". El segundo riesgo es el de la depreciaci¨®n de la vida humana: nos acostumbramos a que a?o tras a?o se supriman centenares de miles de vidas humanas y nos consolamos cuando pensamos que no hay una "escalada" en las cifras. Siendo consciente de la complejidad del problema, pienso que no ser¨ªa mejor una despenalizaci¨®n del aborto. Esta postura deja interrogantes y problemas por resolver, pero creo que es mejor que la contraria. Unicamente admitir¨ªa una modificaci¨®n legal en el caso del embarazo que pone en peligro la vida de la madre -circunstancia muy excepcional hoy-, y quiz¨¢, en caso de violaci¨®n, por razones que ahora no puedo exponer. Ciertamente no incluir¨ªa el aborto "preventivo" cuando el feto tiene anomal¨ªas y malformaciones. A estos seres humanos no s¨®lo debe conced¨¦rseles el "derecho a ser distintos", sino tambi¨¦n su "derecho a ser".
He acabado dando raz¨®n a la feminista del comienzo del art¨ªculo. Y, sin embargo, quisiera a?adir algo m¨¢s. La postura de respeto a la vida humana antes del nacimiento debe ser extendida a toda vida humana. Toda persona, est¨¦ o no realizada, sea "distinta" o no, cualquiera que sea su curriculum vitae -e incluyo, por supuesto, a los delincuentes y terroristas-, tiene una dignidad humana que debe ser respetada. No veo c¨®mo se pueden tener actitudes contradictorias en el binomio aborto-pena de muerte. Quisiera adem¨¢s que se evitasen calificativos tan peyora tivos al hablar del aborto -por ejemplo, el de asesinato-. Estemos de acuerdo o no, es cierto que bastantes mujeres no experimentan como humano al nuevo ser que est¨¢ en su seno. Pienso que los cristianos tendr¨ªamos que modificar algunas de nuestras actitudes ante las solteras embarazadas, ante el hecho del aborto. Y que nos tendr¨ªamos que preocupar mucho m¨¢s por cambiar todo aquello que frecuentemente empuja a la mujer a abortar -estructuras sociales, discriminaciones, falta de instituciones de ayuda- y no tanto en proferir solemnes declaraciones de principios- o cartas a ciertos peri¨®dicos- sobre la inviolabilidad de la vida humana. Probablemente esto no es suficiente para que la feminista me "cambie de grupo". Pero s¨ª lo es para afirmar que tambi¨¦n me preocupa el problema de la mujer embarazada, aunque no admito el aborto como soluci¨®n.
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