A Garaikoetxea le gusta jugar pimpon
En Euskadi dicen del lendakari Garaikoetxea que tiene una fuerte preocupaci¨®n social porque, cuando decidi¨® hacer pol¨ªtica, convirti¨® una empresa familiar -Embutidos Mina, de Pamplona- en una sociedad laboral. Lo que muchos sospechan, con m¨¢s o menos raz¨®n, es que Mina, SA, empezaba a presentar n¨²meros rojos en sus balances anuales.Con Lem¨®niz, el presidente vasco parece decidido a ensayar una de estas famosas f¨®rmulas de prestidigitaci¨®n ya probadas con ¨¦xito en los dif¨ªciles momentos pol¨ªticos y socioecon¨®micos que atraviesa el Pa¨ªs Vasco.
Despu¨¦s de interminables y laboriosas negociaciones con el Gobierno central, y cuando todo estaba encaminado por la senda de la soluci¨®n, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y su lendakari, no muy satisfechos con las enormes concesiones que puede suponer para los intereses envueltos la puesta en marcha de la central muclear, se ha puesto a jugar al pimp¨®n.
Carlos Garaikoetxea quiere que Vitoria controle Lem¨®niz porque la central, efectivamente, est¨¢ en el territorio auton¨®nomo, y el PNV parece que, incluso despu¨¦s de colocar a sus hombres en la empresa, no se f¨ªa de Iberduero. Pero el presidente vasco tampoco tiene mucha fe en el Gobierno central, cuya mayor preocupaci¨®n es meter en la red esos 1.800 megavatios de los dos grupos de Lem¨®niz y satisfacer con ellos casi el 75% de la energ¨ªa el¨¦ctrica consumida en Euskadi.
Por eso, el PNV, una vez que arranc¨® de Madrid y de Iberduero el control efectivo de Lem¨®niz, ofreciendo a cambio el compromiso de sacar adelante la cuesti¨®n en el Parlamento vasco, se dispone ma?ana a ofrecer a ¨¦ste lo que desean los grupos m¨¢s activos, que, por otra parte, no es que no quieran Lem¨®niz, sino que pretenden, simple y llanamente, distribuirse su beneficio.
As¨ª, ma?ana, lunes, en el debate parlamentario sobre la central, el PNV pedir¨¢ que Madrid organice un ref¨¦rendum en el Pa¨ªs Vasco para que los vascos decidan si quieren o no Lem¨®niz. Con esta exigencia, que el Parlamento vasco no dudar¨¢ en aprobar mayoritariarnente, Garaikoetxea no hace otra cosa que devolver a Madrid una pelota que, como ¨¦l bien sabe, s¨®lo Vitoria tiene posibilidades de jugarla con ¨¦xito.
Si hacer pol¨ªtica es ejercer la raz¨®n, y si el poder lleva consigo responsabilidad, el PNV parece estar haciendo todo lo contrario. Una vez que ha sacado adelante -porque eso lo tiene ya cioncedido, y quiz¨¢ convenga recordar aqu¨ª los primeros contactos del hist¨®rico l¨ªder peneuve¨ªsta, hoy ya fallecido- el control p¨²blico del mayor activo patrimonial de Iberduero, el PNV quiere que sea Madrid, ese odiado Madrid, quien le saque, en el horizonte electoral de 1983, las casta?as del fuego ante el fantasma de las nuevas fuerzas de la izquierda vasca, la coalici¨®n EE-EPK.
Mientras tanto, la central de Lem¨®niz languidece de risa, una vez que se ha recuperado de los sucesivos atentados, lista como est¨¢ para funcionar casi de inmediato. Y, este pa¨ªs, que sufre las consecuencias de una crisis petrolera con mucha m¨¢s fuerza que cualquier naci¨®n vecina, espera pacientemente a que el se?or Garaikoetxea resuelva sus cuitas no s¨®lo con la izquierda vasca, sino con los intransigentes de su partido.
Afortunadamente, ni en el PNV ni en el Pa¨ªs Vasco se comparten las ideas de Garaikoetxea sobre Lem¨®niz. Basta recordar la paciencia de Garcia Egocheaga al respecto o las confidencias de personas como Arzallus, que en este tema est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo a las tesis de Madrid que su compa?ero de partido, Pero, desgraciadamente, la posici¨®n del PNV en esta enrevesada cuesti¨®n la van a pagar todos, los vascos del PNV y los otros y el resto de los espa?oles. Por lo menos, durante un tiempo. El tiempo necesario para que el PNV, olvid¨¢ndose de los intereses energ¨¦ticos de la propia comunidad a la que dice servir, se deshace en las urnas de sus adversarios pol¨ªticos. Porque Lem¨®niz echar¨¢ a andar despu¨¦s de las elecciones.
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