Jorge Ibarg¨¹engoitia: "La historia vuelve tiesas las cosas"
Present¨® en Madrid su novela "Los conspiradores"
Los conspiradores cuenta la primera historia que me interes¨® en mi vida?, dice el novelista americano Jorge Iberg¨¹engoitia, que acaba de presentar en Espa?a esa novela, publicada por la Editorial Argos Vergara. ?Es la historia de la conspiraci¨®n que comenz¨® la independencia de M¨¦xico, y que me contaron como un cuento a los seis a?os y me fascin¨®. Luego la estudi¨¦ en el colegio y me aburri¨®, porque me aburren los h¨¦roes. Por fin hice una obra de teatro, bastante heroica tambi¨¦n, y he terminado por escribir esta novela?. Una novela contra la historia, porque ?la historia?, dice, ?vuelve tiesas las cosas?.
Efectivamente, en Los conspiradores, dice su autor, ?los personajes son imaginarios. Los hechos los cuentan ciertos libros de texto?. Jorge Ibarg¨¹engoitia es un hombre de 53 a?os, con esa fisonom¨ªa inconfundible de los mexicanos que parecen tener que ver m¨¢s con los climas y el lenguaje que con cualquier consideraci¨®n interracial. Resbalan los finales por el acento dulcificado por el franc¨¦s -Ibarg¨¹engoitia vive en Par¨ªs hace algunos a?os- y, como en sus palabras hay un curioso humor de ritmo lento y juego de conceptos, m¨¢s que de palabras, hablar con ¨¦l es una sorpresa de diversi¨®n. Para ¨¦l tambi¨¦n, porque se le iluminan los ojos cuando vuelve la frase en cualquiera de las paradojas con las que juega constantemente.?El ¨²ltimo espa?ol de mi familia muri¨® en 1810. Le mataron precisamente por espa?ol?, dice sobre su origen. ?No es verdad que los apellidos vascos signifiquen oligarqu¨ªa en M¨¦xico. En Guanajato, que es mi pueblo, un pueblo minero, la mitad de los apellidos son vascos... En el fondo, la alta burgues¨ªa mexicana desapareci¨® en 1910, con la revoluci¨®n. Siguieron siendo ricos,- pero..., pero no tanto...?. ?La sociedad mexicana?., dice, ?es una sociedad corrupta, pero abierta. Si usted quiere corromperse puede entrar en cualquier invento. A diferencia de otras sociedades de la Am¨¦rica Latina es como que hubiera un lugar en la sociedad tambi¨¦n para ser pobre, y como que hubiera esperanza de dejar de serlo?.
Jorge Ibarg¨¹engoitia ha ganado dos veces sendos premios Casa de las Am¨¦ricas, de Cuba, por su novela Los rel¨¢mpagos de agosto, en 1964, y por su obra de teatro El atentado, en 1963. ?Yo no creo que mis novelas sean propiamente revolucionarias?, dice. ?Incluso Los rel¨¢mpagos de agosto es demasiado ir¨®nica para ser revolucionaria. No incita a la revoluci¨®n. M¨¢s bien a la reflexi¨®n sobre los efectos de la revoluci¨®n?. ?ltalo Calvino?, sigue, ?que fue uno de los jurados que me premiaron, dijo que cuando una revoluci¨®n, en mi caso la mexicana., puede producir una novela as¨ª -se refer¨ªa a Los rel¨¢mpagos de agosto- es que ya ha llegado a la madurez, porque es capaz de mirar con iron¨ªa su propia realidad?.
Las relaciones de Jorge Ibarg¨¹engoitia con Cuba han sido complicadas. ?Yo fui a Cuba en 1964, antes que mucha gente, y ahora soy persona non grata. Mis relaciones con Cuba acabaron mal y, sin embargo, ellos promovieron mi novela como nadie. Se hicieron traducciones, se vende en todo el mundo... Cuando fui, supe que hab¨ªan conseguido lo que nunca se consigui¨® en Am¨¦rica Latina, pero luego encontr¨¦ el ¨¢rbol lleno de gusanos... Jos¨¦ Donoso, en su Historia personal del boom, dice que el nexo entre los escritores del llama,do boom de la literatura latinoamericana era la esperanza en la revoluci¨®n cubana. A m¨ª me parece una estupidez, porque esa esperanza les hizo a todos irse a Par¨ªs,o venirse a Barcelona, en vez de a La Habana ... Dice tambi¨¦n que el boom termin¨® con el ?caso Padilla?, que les llen¨® de desesperanza. Yo nunca tuve tantas esperanzas, as¨ª que tampoco tuve desenga?o?.
?En realidad?, sigue diciendo, ?yo no tengo nada que ver con el boom. Cuando yo decid¨ª ser escritor se supon¨ªa que un escritor es un sef¨ªor que, poco m¨¢s o menos, se muere de hambre, as¨ª que me resign¨¦ a ser pobre. Un escritor latinoamericano no gana dinero, o gana poqu¨ªsimo. No hab¨ªa esperanza por ese lado. De repente aparecen dos desgraciados, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Vargas Llosa, que no s¨®lo escriben bien, sino que adem¨¢s, ganan dinero. Me produjeron cierta inestabilidad. Me met¨ª en lo que los ingleses llaman la carrera de las ratas: uno, que no lo esperaba, tiene que andar corriendo para que no lo dejen atr¨¢s los que andaban junto... Vargas cuenta en La t¨ªa Julia y el escribidor, que, cuando quiso ser escritor, de ni?o, sab¨ªa que tendr¨ªa que irse a Par¨ªs a viv¨ªr en una buhardilla deI barrio Latino. A m¨ª no se me octirri¨®: yo pensaba que, como dice el refr¨¢n, ?el que es perico, onde quiera es verde?, pero el caso es que Vargas se fue a Par¨ªs y all¨ª no aprendi¨® nada: lo aprendi¨® en Barcelona, que fue donde se vino. En fin, la idea es que hay que salir del seno materno para hablar del seno materno... Yo no me fui a ning¨²n lado. Me qued¨¦ y... llevo diez a?os de retraso. Ahora vivo en Par¨ªs y vengo mucho por Barcelona?.
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