Los problemas del futuro espa?ol
La inminente entrada de Espa?a en la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte terminar¨¢ con su aislamiento pol¨ªtico y militar de la Europa de la posguerra. Cuando consiga el objetivo siguiente, la admisi¨®n en el Mercado Com¨²n, sus lazos con el resto del continente se ver¨¢n a¨²n m¨¢s fortalecidos, pero la principal contribuci¨®n de Espa?a a la estabilizaci¨®n de Europa se basa en la conservaci¨®n del equilibrio en sus propios asuntos internos. Muchos espa?oles temen que su pa¨ªs se implique en un sistema global de defensa, mientras en el interior del Gobierno va a ser demasiado d¨¦bil para controlar las facciones rebeldes de los militares.El retraso del juicio de los implicados en el fracasado golpe de Estado del pasado 23 de febrero -el acontecimiento pol¨ªtico m¨¢s importante desde la muerte del general¨ªsimo Francisco Franco, en 1975- indicaba que el Gobierno democr¨¢tico-se sent¨ªa incapaz de enfrentarse a los militares acusados de rebeli¨®n contra el orden constitucional.
La nostalgia de los golpistas encuentra resonancia en sectores de la clase media, ya que, con el pa¨ªs en el quinto a?o de recesi¨®n, la inflaci¨®n y el desempleo est¨¢n en el 13%. Parte de la clase media ha sido enajenada por la "nueva moralidad",(la pornograf¨ªa est¨¢ ampliamente extendida), que identifica con la oposici¨®n. El peor legado de Franco ha, sido el oscurecimiento de la moralidad. Muchos espa?oles todav¨ªa no hacen distinci¨®n, entre la propaganda moralista y la aut¨¦ntica moralidad en el Gobierno. Su fallo para identificar a Franco como un impostor moral desaf¨ªa cualquier contacto con la realidad.
La naci¨®n va a observar el juicio para ver qui¨¦n emerge m¨¢s fuerte: el Gobierno o los militares. Si el tribunal militar falla a favor de la supremac¨ªa del Gobierno y de la Constituci¨®n, la democratizaci¨®n continuar¨¢, pero si el tribunal trata de forma insatisfactoria a los insurgentes puede haber otro intento de golpe.
El poder de los grupos extremistas en el Ej¨¦rcito fue infravalorado despu¨¦s de la muerte de Franco. Hoy no debe ser sobreestimado. No hay ning¨²n Adolf Hitler ni ning¨²n Benito Mussolini esperando para ayudarles, como sucedi¨® en la ¨²ltima guerra civil. A pesar de la recesi¨®n, el n¨²mero de huelgas es el m¨¢s bajo desde el a?o 1956 y el terrorismo en'e1 Pa¨ªs Vasco ha disminuido.
En este per¨ªodo crucial es esencial que Estados Unidos muestre claramente su: apoyo ala democracia: espa?ola. El presidente Reagan ayud¨® cuando, durante: la visita de don Juan Carlos,en octubre, ofreci¨® seguridades sobre tal apoyo. Es de esperar que Reagan haya reparado el da?o que caus¨® el secretario de Estado, Alexander Haig, al referirse el pasado febrero al intento de golpe como un asunto interno. ( ... )
,14 de enero
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