Periodismo galdosiano

Gald¨®s, periodista es un monumental volumen que ha editado el Banco de Cr¨¦dito Industrial, con pr¨®logo de Luis Mar¨ªa Ans¨®n y mediante el procedimiento del facs¨ªmil, que a veces dificulta la lectura, pero hace el libro m¨¢s curioso de ver.

Quiere decirse que, en este libro/objeto, se ha ido m¨¢s al objeto que al libro. En esta antolog¨ªa del periodismo hecho por Gald¨®s se incluyen cap¨ªtulos de novelas, folletines y folletones, pues eso entonces era periodismo, lo hab¨ªa sido durante mucho tiempo, y la invenci¨®n admirable de Larra fue "contagiar" sus art¨ªculos de un aire de follet¨ªn, meter siempre una historia en una cr¨®nica, folletinizar un poco la reafidad/cotidianidad. A fin de cuentas, es la f¨®rmula que seguimos ejercitando algunos. Distingo entre periodismo galdosiano y periodismo de Gald¨®s. Este ¨²ltimo es , naturalmente, el que se reco ge en el presente volumen, de la cr¨ªtica literaria al comentario pol¨ªtico o musical. Periodismo galdosiano ser¨ªa casi todo el costumbrismo madrile?ista y el periodismo hist¨®rico referido a Gald¨®s y al XIX.

Melchor Fern¨¢ndez-Almagro, por ejemplo, hizo mucho periodismo galdohist¨®rico, y D¨ªaz-Ca?abate mucho costumbrismo galdosiano. Los art¨ªculos de don Benito P¨¦rez Gald¨®s eran, son buenos en cuanto que recogen la realidad de la calle, la Historia o la cultura con gran inmediatez y lenguaje directo, legible por la calle misma. Pero un escritor es un contimium y Gald¨®s novelista es tambi¨¦n Gald¨®s periodista: el cronista minut¨ªsimo de lo cotid¨ªano y lo pol¨ªtico. As¨ª, se ha estudiado mucho nuestro XIX en Gald¨®s, como Marx estudi¨® el XIX franc¨¦s en Balzac.

La vigencia de Gald¨®s en algunas universidades norteamericanas me parece a m¨ª que es m¨¢s hist¨®rica y sociol¨®gica que literaria. Gald¨®s escribe mal, en la novela como en el peri¨®dico, y Cort¨¢zar, en Rayuela, incluye una s¨¢tira de nuestro novelista, en base a hero¨ªnas que lloran "a moco tendido". Esta s¨¢tira de Gald¨®s estaba hacierido mucha falta. Cuando la galvanizaci¨®n de Tristana por el cine, trat¨¦ de releer la novela y comienza diciendo que Tristana "ten¨ªa una boquirrita..." A m¨ª, dile una joven que tiene boquirrita no me interesa nada de lo que pueda pasar, o sea que tir¨¦ la novela.

Pero Gald¨®s es cronista, cronista de raza y, de la raza. Cronista de su tiempo y del anterior. A las novelas les mete una pr¨®tesis argumental para que se sostenga la cr¨®nica, que es lo que nos importa. Dice Lacan que "la entidad es una ortopedia" y la entidad de los personajes galdos¨ªanos es ortop¨¦dica. Dice Bret¨®n que "ninguna novela, pese a sus pretensiones, jam¨¢s ha probado nada". Lo que vale de Gald¨®s, y de cualquier novelista, pues, m¨¢s que sus tesis, son sus datos, su cr¨®nica del vivir grande y peque f¨ªo. Por este hermoso libro vemos, no s¨®lo que Gald¨®s tambi¨¦n era periodista, cronista, sino que exclusivamente era cronista. La convivencia de g¨¦neros diversos en este volumen, aunque sea de puro ajuste editorial, nos permite pasar sin transici¨®n del art¨ªculo al capitulo de novela. Estamos siempre en el mismo Gald¨®s, que en las novelas divaga, cuando quiere, como casi todo novelista, y en los art¨ªculos narra, tambi¨¦n cuando quiere. El y Baroja son dos casos (Dickens y Balzac en Europa) de literatos descuidados que nos siguen interesando como grandes cronistas de Cronos. En Gald¨®s, periodista est¨¢ el Gald¨®s esencial, retiniano, sin pr¨®tesis ni ortopedias, sin boquirritas ni mocos tendidos.