Los art¨ªculos de Prensa de Benito P¨¦rez Gald¨®s, editados por el Banco de Cr¨¦dito Industrial
Presentan la faceta menos conocida del autor de los "Episodios nacionales"
Madrid convertido en puerto o la noticia, agudamente comentada, de que una empresa se estaba ocupando, por aquellos d¨ªas de finales del siglo pasado, del proyecto de canalizaci¨®n del "r¨ªo vergonzante que se llama Manzanares", de forma que engrosar¨ªa de tal manera que el T¨¢mesis y el Elba iban a "quedarse muy atr¨¢s", puede servir de presentaci¨®n y muestra de una parte de la obra period¨ªstica del escritor Benito P¨¦rez Gald¨®s, publicada en lujosa edici¨®n por el Banco de Cr¨¦dito Industrial como homenaje al novelista nacido en Canarias.
Gald¨®s, que public¨® buena parte de sus art¨ªculos en el diario progresista La Naci¨®n, dentro de su habitual Revista de la semana, aprovecha el tema para hablar de la suciedad de la Villa y Corte, a la que "el pobre r¨ªo no da nada, pero quita todo lo in¨²til, todo lo par¨¢sito, todo lo podrido, para engrosar su inmenso vientre, hambriento de inmundicia".La recopilaci¨®n de esta obra period¨ªstica del autor de los Episodios nacionales por parte del Banco de Cr¨¦dito Industrial, convocante cada a?o del Premio Gald¨®s de Periodismo, limita su trabajo a la Prensa de Madrid y adolece, adem¨¢s, de un estudio previo que fije las fechas y el contexto de cada art¨ªculo. En cambio, las cr¨®nicas galdosianas se reproducen tal como se publicaron en el original, sin recorte, modificaciones o alteraciones incluso tipogr¨¢ficas. Ello dificulta, en ocasiones, la lectura, pero otorga especial valor a este libro magn¨ªfico en su contenido y en sus intenciones.
La bibliograf¨ªa sobre Benito P¨¦rez Gald¨®s (1843-1920), al igual que su numeros¨ªsima y polifac¨¦tica obra, hace tiempo que es torrencial y que desbord¨® la capacidad de comprensi¨®n para una sola persona. No hay, con seguridad, en la literatura espa?ola moderna otro escritor m¨¢s y mejor estudiado, incluidos sus compa?eros de la generaci¨®n de 1864, conocida como de la Restauraci¨®n. Pero, de todos ellos, fue el escritor de Las Palmas el que menos se asom¨® a los peri¨®dicos, en un siglo en el que la referencia a Larra es obligada aunque tambi¨¦n la referencia a Pereda, que fund¨® y dirigi¨® semanarios en su tierra natal, Santander, a Clar¨ªn, a Valera o Alarc¨®n, por no citar a los novelistas del 98 Azor¨ªn, Baroja, P¨¦rez de Ayala y, de una manera tambi¨¦n desbordante, el valenciano Blasco Ib¨¢?ez.
Benito P¨¦rez Gald¨®s inici¨® su actividad period¨ªstica en 1865, un a?o despu¨¦s de su llegada a Madrid para estudiar leyes en la Universidad, y la termina poco antes de su muerte, a¨²n despu¨¦s de haber perdido poco a poco la visi¨®n en sus dos ojos.
Apuntes del natural
Para desesperaci¨®n de sus amigos Pereda y Men¨¦ndez Pelayo, sus colaboraciones aparecen, invariablemente, en la Prensa progresista y ¨¦l mismo iba a dedicar muchas cr¨®nicas a los "neocat¨®licos recalcitrantes". Una s¨¢tira al m¨¢s reaccionario de todos ellos, Nocedal, habla de la censura de Prensa, que don C¨¢ndido quer¨ªa consagrar reformando la Constituci¨®n.Lo que entonces dijo el autor de Do?a Perfecta sobre la necesidad de la libre informaci¨®n podr¨ªa repetirse ahora, al igual que sus art¨ªculos sobre la pena de muerte, o sobre el aniversario de Calder¨®n, o aquel en el que glosa un oto?o calamitoso que tuvo tambi¨¦n d¨ªas de inefable felicidad. "Hemos tenido c¨®lera, es cierto; pero hemos tenido elecciones, y ¨¦stas indican 200 o 300 espa?oles felices", lo que a Gald¨®s le parec¨ªan suficientes en un pa¨ªs de 16 millones de habitantes.
Raras veces intenta Gald¨®s en sus art¨ªculos una escritura brillante o gratuita. Como en sus novelas, el estilo es directo, notarial. El mismo descarta cualquier
veleidad esteticista: "Si alguna cualidad poseo es", dice, "la de vivir con el o¨ªdo atento al murmullo social, distray¨¦ndome poco de este trabajo de vig¨ªa y escucha". En este sentido, el novelista puede ser considerado como testigo de la actualidad, como un periodista. Y, de hecho, cultiv¨® la profesi¨®n por necesidades econ¨®micas y por necesidad intelectual, en un mundo en el que las pol¨¦micas exig¨ªan una respuesta m¨¢s r¨¢pida y directa que la de las novelas o las obras de teatro que, en el caso de Gald¨®s, son, m¨¢s que en ning¨²n otro escritor de su generaci¨®n, una gigantesca cr¨®nica de la Espa?a del novecientos.
Desconocidas cr¨®nicas de viaje
En todo caso, "Gald¨®s periodista" es un rescate parcial del Gald¨®s que todav¨ªa esconden las hemerotecas. Falta el trabajo de agrupar sus art¨ªculos por temas para valorarlos mejor, fundamentalmente en sus facetas pol¨ªtica e hist¨®rica, preferidas del autor de los Episodios nacionales. Y es necesario, marginando aquellas p¨¢ginas que posteriormente se convirtieron en novela, pues aparecieron como follet¨ªn seriado, ofrecer las cr¨®nicas de viajes, magistrales por su capacidad de observaci¨®n, como Cuarenta leguas por Cantabria, por citar un material hoy inencontrable,Adem¨¢s, habr¨ªa que profundizar en sus cr¨ªticas de literatura, de m¨²sica, de teatro y hasta de circo para conseguir un mayor conocimiento de las ideas est¨¦ticas de este gran novelista tachado en tantas ocasiones de lo contrario por lo que se ten¨ªa. Es decir, no era tan anticlerical como parec¨ªa: "Ni don Jos¨¦ Mar¨ªa Pereda fue tan clerical como algu¨ªen cree ni yo tan furibundo librepensador como suponen otros", dijo una vez; ni le falt¨® a su estilo, en ocasiones, la brillantez y el sentido po¨¦tico que tantos le echan en falta.
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