Cr¨ªticas de los dem¨®cratas, gobernadores y Wall Street ante el presupuesto para 1983 del presidente Ronald Reagan

En Estados Unidos comenz¨® el temporal pol¨ªtico, en un momento preelectoral, con la presentaci¨®n del presupuesto p¨²blico para 1983 por parte del presidente Ronald Reagan. Mientras el mandatario de la Casa Blanca defiende sus tesis de reducci¨®n del gasto p¨²blico en ayudas sociales, al tiempo que incrementa en m¨¢s del 10% el gasto para la defensa, los contrincantes de Ronald Reagan acusan al presidente de presentar un presupuesto inaceptable.

Las previsiones de un d¨¦ficit p¨²blico de 91.500 millones de d¨®lares junto a una proyecci¨®n de unos 250.000 millones de d¨®lares de d¨¦ficit global para los pr¨®ximos tres a?os) son el principal factor de cr¨ªticas, tanto por parte del Partido Dem¨®crata, hoy en la oposici¨®n, como del lado de varios senadores y representantes del Partido Republicano, al que pertenece el presidente Reagan.Pero, al margen de las cr¨ªticas pol¨ªticas, definidas de demag¨®gicas por el presidente, lo m¨¢s inquietante para la Administraci¨®n Reagan es la reacci¨®n del mercado burs¨¢til en Wall Street, verdadero term¨®metro para la pol¨ªtica econ¨®mica de Reagan, donde el ¨ªndice de valores Dow Jones perdi¨® 17,60 puntos en la jornada del lunes. Varios especialistas burs¨¢tiles consideran que, al continuar, la tendencia de altos tipos de inter¨¦s, orientados hacia el 18% para el segundo semestre, y las proyecciones de extraordinario d¨¦ficit p¨²blico inciden en la baja en la bolsa neoyorquina. Algunos predicen que en los pr¨®ximos meses el ¨ªndice Dow Jones puede caer por debajo de los ochocientos puntos. El lunes cerr¨® a 833,43 puntos.

"Prometer el progreso"

Para el a?o fiscal 1983, que comienza el pr¨®ximo 1 de octubre, Estados Unidos gastar¨¢ 757.600 millones de d¨®lares, mientras que ingresar¨¢ s¨®lo 666.100 millones. El d¨¦ficit p¨²blico (en un pa¨ªs donde el d¨¦ficit acumulado supera ya el bill¨®n de d¨®lares) ser¨¢ de 91.500 millones, el 7% menos que el previsto para este a?o fiscal 1982.

El presidente Ronald Reagan fiel a sus promesas de reducci¨®n de impuestos (25% en tres a?os) para estimular la econom¨ªa, no quiso introducir nuevos impuestos para productos de consumo, como el alcohol, el tabaco o la gasolina, para disminuir el d¨¦ficit. Los efectos podr¨ªan haber sido devastadores para el Partido Republicano, ante la pr¨®xima elecci¨®n de noviembre para renovar un tercio del Senado y la totalidad de la C¨¢mara de Representantes del Congreso norteamericano.

Sin embargo, el nuevo presupuesto tampoco ayudar¨¢ mucho a los republicanos frente a la cita electoral. La batalla ha comenzado, y el propio presidente Reagan pregon¨® las virtudes de su programa econ¨®mico con un viaje de dos jornadas por Estados del medio oeste norteamericano, para vender su doctrina econ¨®mica y, sobre todo, su nuevo federalismo.

"Estamos ante la vuelta para salir del t¨²nel de la crisis", dijo el presidente en Des Moines (lowa). "No estoy aqu¨ª para prometer milagros", a?adi¨® el presidente, "pero s¨ª creo que puedo prometer el progreso". Ronald Reagan, que particip¨® en su gira en las tradicionales cenas para recaudar fondos electorales, donde el men¨² es de quinientos d¨®lares (unas 50.000 pesetas), se defendi¨® de los ataques de los l¨ªderes dem¨®cratas del Congreso contra el presupuesto.

"Ha comenzado la demagogia pol¨ªtica", dijo el presidente. Justific¨® su incremento en el gasto militar (que con 216.000 millones de d¨®lares representa el 29% del total del gasto p¨²blico) como imprescindible para responder al desaf¨ªo sovi¨¦tico.

Un presupuesto para Beverly Hills

Contraatac¨® las posturas del l¨ªder dem¨®crata de la C¨¢mara, Thomas O'Neill, que acusa al presidente de perjudicar a los pobres con sus nuevos recortes en cap¨ªtulos sociales (ayuda en cupones de alimentos, asistencia m¨¦dica, familias numerosas, becas para estudios).

Reagan record¨® que, en veinte a?os, s¨®lo una vez existi¨® un presupuesto equilibrado. Ironiz¨® tambi¨¦n la sensibilidad de O'Neill en defensa de los humildes, se?alando su condici¨®n de miembro de lujosos clubes de golf.

"El presidente ha enviado al Congreso un documento que puede describirse como un presupuesto para lleverly Hills", coment¨® O'Neill, refiri¨¦ndose al c¨¦lebre barrio de Los Angeles, Beverly Hills, donde viven los millonarios del espect¨¢culo de Hollywood. Ironiz¨® un presupuesto que, bajo el an¨¢lis¨ªs de los dem¨®cratas, favorece s¨®lo a las clases acomodidas del pa¨ªs y las grandes empresas, principales beneficiarias del programa de reducci¨®n de irripuesto aplicado por Reagan, bajo la recomendaci¨®n de los nuevos economistas partidarios de"la tesis de est¨ªmulo de la oferta.

"Financia los gastos de los ricos a costa de recortes en los servicios p¨²blicos, altos intereses bancarios y alto nivel de desempleo", a?adi¨® Thomas O'Neill, representante dem¨®crata por el Estado de Massachusetts.

A las esperadas denuncias pol¨ªticas de los dem¨®cratas, que no constituyen ninguna verdadera sorpresa, se suman, con menor virulencia, las de algunos l¨ªderes republicanos. El propio presidente del StnzLdo, el republ¨ªcano James Baker, tradicional defensor de las tesis del presidente, no excluy¨® la necesidad de presentar un "programa alternativo", con posibles retoques, destinados, ante todo, a reducir el d¨¦ficit p¨²blico. Dan Quayle, representante tambi¨¦n republicano, dijo ser "totalmente inaceptable" una proyecci¨®n presupuestaria que sumara 250.000 millones de d¨®lares de d¨¦ficit en los proximos tres a?os.

?D¨®nde ahorrar dinero?. Dif¨ªcil de predecir en un momento en que las capas m¨¢s desfavorecidas de EE UU sufren ya recortes de todo tipo de ayuda social p¨²blica, donde el Gobierno reparte stocks gratuitos de queso, form¨¢ndose grandes colas para obtenerlo; donde se despedir¨¢ a 75.000 funcionarios en los pr¨®ximos dos a?os.

Tambi¨¦n es dif¨ªcil de recortar el espectacular presupuesto de defensa, ¨²nico que se incrementa en el 10,5%, en t¨¦rminos reales, una vez adaptado a la inflaci¨®n. Las nuevas generaciones de aviones superbombarderos B-19, los misiles intercontinentales MX, los submarinos nucleares Trident o los portaviones at¨®micos, por citar s¨®lo lo m¨¢s sign¨ªficativo, no deber¨¢n ser objeto de regateo, en un plan considerado como m¨ªnimo para la defensa de EE UU ante la URSS, seg¨²n dijo el subsecretario de Defensa, Frank Carlucci, ante el Congreso.

Desconfianza de Wall Street

Excepto en. caso de una aventura militar directa en Centroam¨¦rica, las elecciones del pr¨®ximo oto?o se jugar¨¢n sobre bazas econ¨®micas. Ronald Reagan apuesta por una r¨¢pida reactivaci¨®n de la econom¨ªa norteamericana para el pr¨®ximo verano. Pero Wall Street, menos demagogo que los dem¨®cratas, parece reacio a favorecer la reactivaci¨®n, ante la desconfianza de un programa econ¨®mico que, hace s¨®lo seis meses, promet¨ªa un presupuesto equilibrado para 1984, pero que rozar¨¢ tambi¨¦n los 100.000 millones de d¨¦ficit probable.

Tampoco parece que para las administraciones locales genere gran entusiasmo el nuevofederalismo de Ronald Reagan, basado en una devoluci¨®n del poder a los Estados, pero creando cargas suplementarias para las finanzas locales. Un reto que afrontar¨¢n positivamente los Estados ricos de la Uni¨®n, pero perjudicar¨¢ a los Estados pobres de EE UU. Para Reagan, el primer test real de su aceptaci¨®n popular del programa econ¨®mico llegar¨¢ en oto?o.