Hemingway (Margaux) y Domingu¨ªn (Paola) vuelven a encontrarse
La nieta del escritor y la hija del torero ruedan un anuncio de modas
Margaux Hemingway y Paola Domingu¨ªn, herederas de una tradici¨®n de amistad, la que un¨ªa a Ernest Hemingway con Luis Miguel Domingu¨ªn, abuelo y padre respectivamente de las dos modelos, se han encontrado por primera vez en el rodaje de un anuncio de modas para unos grandes almacenes madrile?os. Las dos venden belleza y, al decir de Paola Domingu¨ªn, actualidad. Las dos tienen dos rostros, el de la vida privada y el de la imagen. Ambas comparten la misma profesi¨®n y en las dos pesa el apellido como una exigencia de profesionalidad y de vitalismo. Creen las dos que "no se puede ir s¨®lo de guapa por la vida"
Margaux Hemingway es la imagen de la vida sana. Una mujer grande, de rostro abierto, en el que el maquillaje de tonos azules y rosados pone de manifiesto el gusto por las grandes extensiones, por la naturaleza, por los deportes y el riesgo. "Yo nunca me cre¨ª bella. Mi infancia transcurri¨® en medio del espacio abierto, donde la palabra era la palabra, donde s¨®lo se vest¨ªan tejanos porque el tiempo pasaba con la naturaleza, pescando, montando a caballo. All¨ª no se pod¨ªa ser sofisticada, y se apreciaba m¨¢s la belleza interna que la aparente... Ahora no me preocupa este tema".En cambio Paola Domingu¨ªn da otra imagen: sofisticaci¨®n, ¨¢ngulos faciales muy resaltados, infinita elegancia, y cuando se la encuentra en privado, su rostro p¨²blico casi vamp se convierte en algo mucho m¨¢s infantil, m¨¢s dulce, menos distante. "Todas las modelos damos una imagen equivocada. En realidad es lo que vendemos: imagen. Posar es como disfrazarse, como actuar. Yo me disfrazo de actualidad. Mi trabajo es un carnaval continuo".
Hemingway, en Espa?a
El punto de uni¨®n entre ambas est¨¢ en el pasado: Hemingway y Domingu¨ªn fueron grandes amigos, el primero escribi¨® hermosas p¨¢ginas para el torero, y ¨¦l le brind¨® alguna muerte. Margaux Hemingway ha venido a Espa?a tratando de "ver por qu¨¦ mi abuelo amaba tanto este pa¨ªs, por qu¨¦ amaba tanto los toros, qu¨¦ gente quer¨ªa. Vamos a hacer una pel¨ªcula que se llamar¨¢ Los bebederos, un documental sobre la vida del viejo en Espa?a, en Cuba, en Kenia, y vamos a tratar de contactar con la gente que fue su amiga. La pel¨ªcula nos dar¨¢ la oportunidad de conocer mejor Espa?a". Seg¨²n el proyecto de este documental que produce su marido, Bernard Fouch¨¦, Orson Welles pondr¨¢ la voz a los textos de Hemingway que ir¨¢n ilustrando los momentos revividos. "No conoc¨ª apenas a mi abuelo, que muri¨® cuando yo ten¨ªa cinco a?os, pero me fascina de su literatura y de su biograf¨ªa esa manera intestinal de vivir, la densidad de vida que pon¨ªa en todo. Vivir al cien por cien, entero en cada momento"."Nosotros no somos la familia cl¨¢sica, pero somos muy familia", dice Paola Domingu¨ªn. "La familia nos funciona como el n¨²cleo donde se recibe fuerza y energ¨ªa, el grupo de fieles. En mi familia hay un centro, la mano que gu¨ªa, que es mi madre. Despide una fuerza muy misteriosa, muy m¨¢gica, muy instintiva, muy libre... Luego est¨¢ la tata, que nos ha dedicado su vida y que es la segunda madre". El padre es el maestro. "Yo le admiro much¨ªsimo. Como no hemos vivido mucho con ¨¦l de ni?os, mi relaci¨®n ahora es de inter¨¦s por conocerle bien, es una relaci¨®n distinta a la habitual entre padre e hija. De hecho, yo llevo su nombre de guerra, Domingu¨ªn, y es una elecci¨®n consciente y arriesgada, porque efectivamente ah¨ª est¨¢ el mito que ¨¦l cre¨® y su herencia en nosotros: los hijos de Domingu¨ªn tenernos la fuerza que nos hace pretender llegar a un punto y luchar lo posible por conseguirlo". "Un d¨ªa me dijeron que desfilo por la pasarela como mi padre cuando daba la vuelta al ruedo. Me hizo ilusi¨®n".
"Tambi¨¦n pesa mi madre", dice Paola Domingu¨ªn. "En Italia, Luc¨ªa Bos¨¦ es un mito muy especial. Ha dejado una imagen supersana y superfresca... A veces dicen que me parezco a ella, pero yo no quiero forzar el parecido. Claro que soy de una familia llena de nombres. En realidad tanto mito hace que haya decisiones dif¨ªciles de tomar: hay nombres que no te dejan ir haciendo tonter¨ªas por la vida, y que adem¨¢s, te obligan a buscar un lugar por tus propios medios".
En el caso de Margaux Hemingway, la presencia del mito pesa tambi¨¦n, pero "no pasa nada. Yo no compito con mi abuelo. Efectivamente, ha puesto la vara un poco alta, pero yo tambi¨¦n estoy arriba en mi profesi¨®n... Me gustar¨ªa alcanzarle en su sentido de la amistad, en esa cosa humana que le hac¨ªa ser excesivo siempre. En cuanto al peligro, a su manera peligrosa de vivir, yo creo que el peligro est¨¢ en la mente... Yo creo que estoy suficientemente equilibrada como para afrontar incluso cierto peligro f¨ªsico. He estado en el Amazonas con quince personas llenas de miedo a las serpientes, a los insectos. He recorrido los barrios peligrosos de Nueva York y de Bogot¨¢. Bueno. Aqu¨ª estamos. Y en cuanto a la guerra, yo creo que hay muchas guerras que hay que hacer. Yo he hecho la guerra por la ecolog¨ªa en el estado en que vivo, Ydaho, y la lucha por los derechos de las mujeres y contra el racismo".
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