Menor crispaci¨®n en la segunda jornada
Algunos encausados, harto conocedores del sumario que se est¨¢ parcialmente leyendo, vuelven de vez en vez sus rostros para atisbar a sus familiares; tras las tres filas de periodistas. El coronel Manchado, de la Guardia Civil, quien seg¨²n el fiscal o el propio Tejero primero se resisti¨® a este a secundar su acci¨®n y luego se resisti¨® a obedecer ¨®rdenes contrarias del teniente general Aramburu, tambien volv¨ªa su cara hacia atr¨¢s. Al terminar la vista de ayer se acerc¨® a Francisco Mora, corresponsal de El Correo Catal¨¢n y le entreg¨® un papel. Una caricatura del propio Mora, que tambien es dibujante y publica apuntes del juicio en varios peri¨®dicos. Puede decirse que se hablan estado dibujando mutuamente y que Manchado ha puesto una nota de humor y distensi¨®n en la vista.Menos humor denota el coronel San Mart¨ªn acerc¨¢ndose al director de Diario-16 para recordarle que ya no mueve convulsivamente la pierna como si pedaleara, tal como contaba hace dos d¨ªas en su cr¨®nica Pedro J. Ram¨ªrez. La ausencia de periodistas gr¨¢ficos obliga a descripciones de este tipo, y todos -procesados, familiares, periodistas- notamos esa l¨®gica tensi¨®n fruto de una insistente observaci¨®n personal.
Los fot¨®grafos, una ausencia que se hace notar
Ayer, por un error de impresi¨®n, qued¨® invertido el dibujo de la primera p¨¢gina, que representaba a los encausados, quienes se sientan por orden de prelaci¨®n de derecha a izquierda, frente a sus jueces. Fue comentado. As¨ª como la err¨®nea identificaci¨®n en una fotograf¨ªa de la esposa de Tejero; es mejor, aducian, que te confundan con ella que con Pasionaria. Peque?os malentendidos, el mal llevar de las fotograf¨ªas (alg¨²n gesto destemplado), entre familiares y period¨ªstas obligados a convivir durante semanas en un espacio f¨ªsico notablemente reducido.
La convivencia est¨¢ presidida por el respeto mutuo. No le falta raz¨®n a la esposa de un procesado: "Sabemos ya como ha comenzado esto; ahora hace falta saber como acabar¨¢". Las pr¨®ximas sesiones ser¨¢n l¨®gicamente m¨¢s tensas y conviene mantener el actual clima relativamente distendido. Ayer hasta las medidas de seguridad, sin perder rigor, ten¨ªan una imagen menos crispada.
El capitan Milans, hijo, estrechaba la mano de alg¨²n period¨ªsta; entre caf¨¦ y caf¨¦, junto al remolque-cantina, bajo una carpa, a la entrada de la sala, se comentaba la inmediata provisi¨®n de bolsas de comida para no tener que salir de? recinto militar y la mujer de Tejero denegaba amablemente comentarios a un periodista. Bajo el sol tibio el general Toquero jugaba con un perro polic¨ªa que hac¨ªa demostraciones tras su instructor. Cierta melancol¨ªa pl¨¢cida por lo que se est¨¢ contando. Pero que todo contin¨²e as¨ª.
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