El tribunal acepta como argumento para la defensa la lectura de la hoja de servicios de Milans del Bosch
Sin la presencia del representante de Diario 16, cuya credencial fue retirada por el presidente del tribuna? el martes, se inici¨®, pasadas las diez de la ma?ana de ayer, en el Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, la quinta jornada de la vista p¨²blica contra los 33 procesados por el intento de golpe de estado del 23 de febrero. Durante la sesi¨®n de la ma?ana se concluy¨® la lectura de las hojas del sumario pedida por el fiscal y, tras una breve interrupci¨®n, el inter¨¦s de la vista se centr¨® en la intervenci¨®n del abogado de Milans, Salvador Escandell, quien pidi¨® al relator, como elemento en que argumentar su defensa, la lectura de la hoja de servicios del teniente general. Las declaraciones del ex vicepresidente del Gobierno Guti¨¦rrez Mellado y del jefe del estado mayor de la capitan¨ªa general de Valencia, cuya lectura tambi¨¦n pidi¨® el defensor de Milans, ocuparon gran parte del resto de la sesi¨®n de la ma?ana.
En su primera declaraci¨®n efectuada en la comisar¨ªa de Centro, de Madrid, el 26 de febrero de 1981, Juan Garc¨ªa Carr¨¦s, indic¨® que la amistad que manten¨ªa con Tejero desde hace a?os se hab¨ªa incrementado en la fase de organizaci¨®n de su campa?a tendente a lograr el reconocimiento del car¨¢cter militar de la Guardia Civil. Neg¨® que conociera, con antelaci¨®n, el plan de ocupaci¨®n del Congreso, del que, insisti¨®, se enter¨® por la radio y televisi¨®n.Indic¨® tambi¨¦n que, en la noche del 23 de febrero, Tejero le llam¨® desde el Congreso para interesarse por su familia, por lo que ¨¦l habl¨® con su mujer, que estaba en su domicilio, y, tras comprobar que aqu¨¦lla estaba bien, le telefone¨® al n¨²mero que le hab¨ªa dado, que correspond¨ªa a la c¨¢mara baja, para comunic¨¢rselo. Neg¨® el procesado, sin embargo, que hubiera animado en alg¨²n momento a Tejero para que resistiera en el Congreso, que hubiera proporcionado informaci¨®n sobre los regimientos Villaviciosa y Pav¨ªa, y que hubiera dicho que iba a solidarizarse con el teniente coronel. Descart¨® tambi¨¦n su participaci¨®n en la redacci¨®n de un comunicado, que iba a ser facilitado por Tejero desde el Congreso y despu¨¦s reproducido en El Alc¨¢zar.
Reconoci¨® Carr¨¦s en su segunda declaraci¨®n que el periodista Juan Pl¨¢ le habl¨® en la noche del 23 de febrero de ir al Congreso con un hijo de Tejero, para tratar de convencerle de que depusiera su actitud, pero que ¨¦l le dijo que fuera all¨ª si lo deseaba, pero que no se escudara para su gesti¨®n en un ni?o. Dijo, sobre esta conversaci¨®n, que Pl¨¢ le hab¨ªa asegurado que la idea era del director de la Seguridad del Estado, Francisco La¨ªna.
El relator, a petici¨®n del fiscal togado, di¨® lectura a continuaci¨®n a la declaraci¨®n del gobernador civil de Madrid, Mariano Nicol¨¢s (folio 180 del sumario) quien afirma que, una vez que tuvo noticia del asalto al Congreso, pidi¨® calma a los partidos pol¨ªticos y centrales sindicales que le telefonearon y mantuvo contacto con el capit¨¢n general de Madrid, Quintana Lacaci, en quien, se?ala, observ¨® una actitud serena y positiva. Indic¨® que, en la tarde del 23-F, hab¨ªa ordenado a la Polic¨ªa Nacional que disolviera a los grupos antag¨®nicos que empezaban a congregarse en la Plaza de Neptuno, junto al Congreso.
Record¨® en su testimonio Mariano de Nicol¨¢s que se hab¨ªa encontrado esa noche, en las inmediaciones del Palacio de las Cortes, con un militar hermano de Tejero, quien le pidi¨® permiso para entrar en el mismo y disuadirle. Volvi¨® ¨¦ste y le dijo que era in¨²til y que su hermano no depon¨ªa su actitud. Declar¨® ante el juez el gobernador civil de Madrid que cuando Armada sali¨® del Congreso le dijo: "He fracasado, Tejero est¨¢ loco". Se?ala luego que acompa?¨® al general procesado al despacho de La¨ªna, quien en tono mesurado pero en¨¦rgico, reconvino a Armada por su protagonismo en los acontecimientos y por sus afirmaciones, en unas de las cuales calificaba de "error" la intervenci¨®n del Rey en televisi¨®n.
En la breve declaraci¨®n efectuada por el cabo primero Rafael Monje Segura que se ley¨® a continuaci¨®n, este afirm¨® que conoc¨ªa al capit¨¢n G¨®mez Iglesias, pero que no le vi¨® en el Congreso. A?adi¨® tambi¨¦n que ¨¦ste ¨²ltimo no prest¨® su coche a la fuerza que mandaba el capit¨¢n Mu?ecas para ir al Congreso.
El almuerzo de L¨¦rida
El contenido del controvertido almuerzo celebrado el 22 de octubre de 1980 en L¨¦rida, al que asistieron el entonces gobernador militar de esta provincia, general Armada, el diputado socialista Enrique M¨²gica, el dirigente del PSC Joan Revent¨®s y el alcalde leridano, Antonio Ciurana, qued¨® relatado en las declaraciones de los dos ¨²ltimos, que ley¨® el relator. Revent¨®s dijo que en la comida, que se celebr¨® por iniciativa de Armada, no se habl¨® de la salida a la crisis pol¨ªtica espa?ola ni se dej¨® entrever la necesidad de que se constituyera un gobierno de coalici¨®n.
Conversaci¨®n sobre temas pol¨ªticos generales
Revent¨®s revel¨® que en la comida de L¨¦rida se habl¨® de la pol¨ªtica general del pa¨ªs, de la posible compra de un aer¨®dromo por el ministerio de Defensa, de la Uni¨®n Militar Democr¨¢tica, de los ¨²ltimos atentados terroristas y de aspectos concretos de la pol¨ªtica regional de L¨¦rida. En ning¨²n momento, precis¨® Revent¨®s en su declaraci¨®n, se habl¨® del pr¨®ximo nombramiento de Armada como segundo jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, ni de que existiera un enlace entre el PSOE y las Fuerzas Armadas. "All¨ª no se propusieron f¨®rmulas para solucionar riada".
Ratific¨® el testimonio de Joan Revent¨®s el alcalde de L¨¦rida, Antonio Ciurana Zaragoza, quien, en su declaraci¨®n ante el juez, asegur¨® que en la comida, que se celebro en su casa, no fue tratado el tema de un posible gobierno de coalici¨®n con un militar de presidente, y que nadie propuso la idea de que el general Armada fuera la persona m¨¢s id¨®nea para ocupar ese cargo. Precis¨® que el d¨ªa del almuerzo, no se realizaron llamadas telef¨®nicas desde su domicilio. Como novedad a lo declarado por Revent¨®s, indic¨® que, en el almuerzo, Armada coment¨® que entre los militares hab¨ªa ca¨ªdo muy mal la posibilidad de que los miembros de la UMD pudieran volver al servicio activo.
Los abogados interrumpen
En la parte final de la declaraci¨®n del alcalde de L¨¦rida, figuraba como anotaci¨®n que los abogados defensores se retiraron de la declaraci¨®n cuando el instructor apercibi¨® al letrado Santiago Segura para que fuera comedido en sus afirmaciones. Dicho abogado, defensor del teniente Carri¨®n y del capit¨¢n Mu?ecas, tras la lectura del testimonio de Antonio Ciurana, solicit¨® que fueran comprobados los nombres de los letrados que asistieron a la declaraci¨®n de este ¨²ltimo, dado que ten¨ªa conocimiento de que el letrado Mu?oz Perea no firm¨® el acta por haber abandonado el acto de declaraci¨®n antes de que concluyera. El relator le contest¨® que no conoc¨ªa la firma aut¨®grafa de dicho letrado, por lo que no pod¨ªa comprobar si estaba presente en el acto de declaraci¨®n. Dicho letrado tom¨® entonces la palabra para decir que no hab¨ªa firmado la declaraci¨®n.
Los abogados Segura y Mu?oz Perea expresaron al tribunal su protesta formal, por si hubiera lugar a un recurso por quebrantamiento de forma ante el Tribunal Supremo. Su intervenci¨®n provoc¨® los comentarios de los representantes de los partidos pol¨ªticos, que son abogados, y de los letrados militares.
Con posterioridad el relator inici¨® la lectura de la declaraci¨®n del teniente de la Guardia Civil Jos¨¦ Pindado, quien recuerda que el 23 de febrero no not¨® actitud nerviosa en el capit¨¢n G¨®mez Iglesias, al que encontr¨®, vestido de paisano, en la Academia de Tr¨¢fico de la Guardia Civil. Este le dijo que iba a ponerse el uniforme porque ten¨ªa que ir a clase. Tambi¨¦n se leyeron las declaraciones del capit¨¢n de la Guardia Civil Jos¨¦ Ram¨®n Tost¨®n de la Calle, en las que ¨¦ste afirma que el 20 de febrero, como cada viernes, se reuni¨® con el comandante Cortina, pero que ¨²nicamente hablaron de los cursos de formaci¨®n del CESID (Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa). Reconoci¨® tambi¨¦n que el capit¨¢n Rubio estaba a sus ¨®rdenes.
En su declaraci¨®n, Tost¨®n ?de la Calle, afirm¨® que, en cumplimiento de una orden recibida el mismo d¨ªa 23 de febrero, hab¨ªa facilitado al comandante Cortina tres radiotel¨¦fonos port¨¢tiles y tres veh¨ªculos con radiotel¨¦fono. Indic¨® que dicho material no fue utilizado por miembros de su unidad y que los radiotel¨¦fonos fueron devueltos una semana despu¨¦s, tras haber sido utilizados en diversos servicios. Asegur¨® que en la noche del 23 de febrero, miembros del CESID hab¨ªan entrado en el Congreso pero que no pod¨ªa dar sus nombres por no estar autorizado para ello. Asegur¨®, sin embargo, que conoc¨ªa a Camacho Escobar, que pudo ser uno de los que entr¨® en la C¨¢mara.
Denegado un aplazamiento
La lectura de declaraciones solicitada por el fiscal togado concluir¨ªa con la perteneciente al guardia civil Jos¨¦ Alvarez Sola, que pertenece al servicio del organismo que mandaba el comandante Cortina, a quien acompa?¨® el 23 de febrero. A este respecto indic¨® que ese d¨ªa Cortina mantuvo contactos, en una sesi¨®n de la Unidad Escuela, con los jefes del centro y luego se reuni¨® con los jefes del CESID. Confirm¨® que a la una de la madrugada del d¨ªa 24 de febrero, Cortina se traslad¨® al domicilio de Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, entonces ministro de Defensa, con quien departi¨® durante quince minutos, para regresar luego al CESID, desde donde no se traslad¨® a ning¨²n sitio.
Al t¨¦rmino de este tr¨¢mite, el fiscal anunci¨® que renunciaba. a la lectura de otros folios de la causa, con el fin de abreviar las sesiones de la vista, pero advirti¨® tambi¨¦n que solicitar¨ªa nuevamente se leyeran folios del sumario, sino comparec¨ªan los testigos que considere necesarios.
En ese momento, el letrado Adolfo de Miguel, defensor de los procesados Garc¨ªa Carr¨¦s y Pardo Zancada, solicit¨® del tribunal la suspensi¨®n de la vista hasta el pr¨®ximo lunes, en base a la sorpresa que para la defensa hab¨ªa supuesto la decisi¨®n del fiscal y a la necesidad de un periodo de reflexi¨®n. El presidente del tribunal le replic¨® que dicha reflexi¨®n pod¨ªa hacerse en treinta minutos y que, adem¨¢s, hoy, jueves, no habr¨ªa sesi¨®n en todo el d¨ªa. Aceptada la propuesta del presidente del tribunal por la defensa, aquel suspendi¨® la vista por media hora.
Testimonio de Guti¨¦rrez, Mellado
Reanudada la sesi¨®n a las doce del mediod¨ªa, una vez constitu¨ªdo el tribunal, los procesados tardaron
El tribunal acepta como argumento para la defensa la lectura de la hoja de servicios de Milans del Bosch
en comparecer en la sala cinco minutos, durante los cuales la mayor parte de sus familiares y miembros de las comisiones militares permanecieron en pie. Iniciada la vista, el defensor de Milans del Bosch, Salvador Escandell, solicit¨® que se diera lectura a la declaraci¨®n efectuada por el teniente general Guti¨¦rrez Mellado, el 5 de mayo de 1981. El entonces vicepresidente del Gobierno relat¨® que alas 18.20 horas de la tarde del d¨ªa 23 de febrero se encontraba en su esca?o del banco azul, cuando oy¨® unos disparos en el pasillo y vi¨® c¨®mo Tejero se situaba junto a Landelino Lavilla. Abandon¨® su sill¨®n y se dirigi¨® hacia donde estaba Tejero, con intenci¨®n de reducirle, pero fue interceptado por guardias civiles, sufriendo leves rasgu?os en la barbilla.Guti¨¦rrez Mellado a?adi¨® que se neg¨® a obedecer la orden de tumbarse en el suelo y entonces Tejero trat¨®, sin ¨¦xito, de derribarle. "El no tirarme al suelo signific¨®", seg¨²n declar¨® el teniente general, "que el Ej¨¦rcito espa?ol, leal a las leyes, no cayera por el suelo". Tras destacar la actitud adoptada por Adolfo Su¨¢rez, revel¨® Guti¨¦rrez Mellado que oy¨® decir a Tejero, mientras se produc¨ªan los disparos: "Basta, no vayamos a darles a los nuestros".
En su declaraci¨®n, Guti¨¦rrez Mellado considera que las frases "manitas fuera" y "esto se mueve" ten¨ªan una tr¨¢gica iron¨ªa y el esp¨ªritu del peor revanchismo. Recuerda, luego, el ex vicepresidente del Gobierno que cuando fue sacado del hemiciclo en compa?¨ªa de Adolfo Su¨¢rez, Santiago Carrillo, Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra, varios guardias civiles le saludaron al pasar. Dos guardias civiles j¨®venes trataron de entablar conversaci¨®n con ¨¦l, cuando se encontraba recluido en una sala, y ¨¦l les dijo que acciones como la de la ocupaci¨®n del Congreso nunca se sabe c¨®mo pueden acabar. Uno de los guardias civiles, relata Guti¨¦rrez Mellado, le replic¨® que desconoc¨ªa c¨®mo hab¨ªa empezado.
El entonces vicepresidente del Gobierno declar¨® asimismo que un guardia civil, con visibles muestras de nerviosismo, acariciaba la metralleta, mirando a Santiago Carrillo, hecho del que tambi¨¦n se di¨® cuenta Rodr¨ªguez Sahag¨²n, quien, cuando pudo salir de la habitaci¨®n avis¨® a uno de los mandos de que los guardias civiles se encontraban muy cansados, por lo que fueron relevados y se evit¨® un incidente que pudo ser grave.
El teniente general Guti¨¦rrez Mellado destac¨® tambi¨¦n la actitud de un individuo que vest¨ªa de paisano y que portaba una metralleta, al que consider¨® un factotum de Tejero. A?adi¨® que daba la impresi¨®n de que quienes se encontraban en el Congreso no eran guardias civiles, por el mal estado de polic¨ªa (vestimenta y adecuaci¨®n) y la actitud que mostraban.
Lectura de la hoja de servicios de Milans del Bosch
Se?al¨® tambi¨¦n el ex vicepresidente que el teniente general Milans desconoce la m¨¢s elemental ¨¦tica militar porque, teniendo en cuenta que el teniente coronel Tejero estaba bajo sus ¨®rdenes, ten¨ªa que haber ordenado que a ¨¦l le llevaran a un lugar aparte, de acuerdo con su rango militar. Se?al¨® tambi¨¦n que desconoc¨ªa el papel del general Armada en los hechos.
El abogado Salvador Escandell solicit¨® luego que se leyera la hoja de servicios de su defendido, teniente general Milans del Bosch, que es una referencia minuciosa, d¨ªa a d¨ªa, de la actividad del procesado durante la guerra civil, de 1936 a 1939. El presidente del tribunal solicit¨® que se abreviase el tr¨¢mite porque, en su opini¨®n, era sobradamente conocida la personalidad militar de aqu¨¦l. Ante la insistencia del defensor, se procedi¨® a la lectura de la hoja de servicios de Milans.
Como ¨¦l relator leyera de forma bastante r¨¢pida los datos del historial de Milans, el abogado Escandell le advirti¨® que utilizara la misma calma y sosiego que utiliz¨® en la lectura de otros apartados de la vista. El relator replic¨®, a trav¨¦s de la presidencia, que la calma y el sosiego de su lectura, teniendo en cuenta que llevaba muchas horas leyendo, depend¨ªa de su estado concreto en cada momento.
Posteriormente se di¨® lectura a la hoja de m¨¦ritos de Milans, que por su minuciosidad, no pudo ser recogida textualmente por los informadores. A petici¨®n tambi¨¦n del abogado de Milans, el relator ley¨® luego la relaci¨®n de cursos realizados por el teniente general, los diplomas obtenidos y las felicitaciones recibidas en tiempo de paz. Salvador Escandell renunci¨® a que se leyeran m¨¢s datos del historial de su defendido, pero, advirti¨®, que en el momento en que considere oportuno recordar alg¨²n detalle de su hoja de servicios, har¨¢ uso de su derecho a que se vuelva a la lectura de aspectos de la misma.
El propio Salvador Escandell solicit¨® luego se diera lectura tambi¨¦n a la hoja de servicios del coronel Diego Ib¨¢?ez Ingl¨¦s. En la misma se recoge que se le concedi¨® en 1958 la Cruz del M¨¦rito Militar de segunda clase; en 1968, la Cruz de San Hermenegildo; en 1974, una menci¨®n honor¨ªfica sencilla en tiempo de paz; en 1978, la placa de San Hermenegildo. Se ley¨® tambi¨¦n la relaci¨®n de diplomas y cursos seguidos, as¨ª como las felicitaciones en tiempo de paz.
A petici¨®n del mismo letrado, se ley¨® luego el documento del CESID sobre el sindicato de Comisiones Obreras, en el que se indica que Ignacio Gallego, dirigente de esta central, visit¨® Valencia y en el transcurso de su estancia en esta ciudad dijo que, en caso de golpe de estado, se deb¨ªan ocupar, con las armas a su alcance, los cuarteles.
Le¨®n Pizarro
Se ley¨® a continuaci¨®n la declaraci¨®n del general Jos¨¦ Le¨®n Pizarro, jefe de la Divisi¨®n Maestrazgo (Valencia) en aquellas fechas. Se?al¨® ¨¦ste que, para el 23 de febrero, estaba preparado un ejercicio t¨¢ctico, en el que iban a intervenir tropas a su mando, y que recibi¨® de manos del capit¨¢n Cervera un sobre lacrado con la orden de abrirlo cuando se nombrara la palabra clave Miguelete. Dijo tambi¨¦n que, a las seis y media de la tarde, fue informado por su jefe de estado mayor de lo que hab¨ªa ocurrido en el Congreso y, media hora m¨¢s tarde, del bando dictado por Milans del Bosch. Posteriormente, escuch¨® por una radio militar la palabra Miguelete y se di¨® la orden de que no se permitiera el acceso de civiles a los cuarteles.
El general Le¨®n Pizarro cuenta igualmente c¨®mo sali¨® del cuartel general hacia las once y media de la noche y que a las 0,40 del d¨ªa 24 se dirigi¨® a capitan¨ªa, donde permaneci¨® hasta las dos de la madrugada. All¨ª escuch¨® una conversaci¨®n entre Milans del Bosch y el Rey y entendi¨® c¨®mo ¨¦ste le dec¨ªa al capit¨¢n general "un fuerte abrazo, Jaime", a lo que Milans respondi¨® "un abrazo, se?or". A?adi¨® que el teniente general di¨® la orden de retirada de las tropas y que, a las tres de la madrugada, no quedaba ninguna unidad en la calle.
Relata tambi¨¦n el general Le¨®n Pizarro la llegada del general Caruana, entonces gobernador militar de Valencia, al despacho de Milans, donde comunic¨® a ¨¦ste la orden recibida de arrestarle, a lo que el capit¨¢n general contest¨® "empieza", al tiempo que miraba a una pistola depositada encima de la mesa.
En la Divisi¨®n Maestrazgo
El general Jos¨¦ L¨¢zaro, cuya declaraci¨®n fue le¨ªda posteriormente, asegura que recibi¨® orden de realizar ejercicios t¨¢cticos y que el jefe del estado mayor de la divisi¨®n le pregunt¨® si ten¨ªa conocimiento de lo ocurrido en el Congreso, a lo que contest¨® negativamente. Recibi¨® tambi¨¦n un sobre lacrado y la orden de abrirlo al escuchar la clave Miguelete, pero entendi¨® que el sobre ya no ten¨ªa ning¨²n valor, debido al curso de los acontecimientos. Posteriormente, al abrir el sobre se percat¨® de que no se trataba de un ejercicio de instrucci¨®n, por lo que decidi¨® obedecer las ¨®rdenes all¨ª contenidas. Dijo el general L¨¢zaro que, desde el momento de producirse el mensaje del Rey hasta la retirada de los grupos t¨¢cticos, no pasaron m¨¢s de quince minutos.
Igualmente a petici¨®n de Rafael Escandell, defensor del teniente general Milans del Bosch, el relator ley¨® a continuaci¨®n la declaraci¨®n del general Emilio Urrutia, jefe del estado mayor de la capitan¨ªa general de la III Regi¨®n Militar (Valencia). Este relata que el coronel Ib¨¢nez Ingl¨¦s, segundo jefe del estado mayor de la capitan¨ªa y procesado en esta causa, le hab¨ªa informado d¨ªas antes que se preparaba una alerta roja para el 23 de febrero con las guarniciones de Valencia y Castell¨®n y que despu¨¦s se generalizar¨ªa.
A las diez de la ma?ana del mismo d¨ªa 23, seg¨²n el relato del general Urrutia, Milans convoc¨® una reuni¨®n en su despacho en la que ¨¦ste inform¨® que, debido a la grave situaci¨®n en que se encontraba Espa?a, se producir¨ªa en Madrid un hecho grave pero incruento, porque de lo contrario no habr¨ªa participaci¨®n en ella. Posteriormente, el coronel Ib¨¢?ez ley¨® el bando que se har¨ªa p¨²blico por la tarde, tras lo cual Milans explic¨® que no se trataba de proclamar un estado de excepci¨®n, ya que estaba dentro de la Constituci¨®n, y que, aunque personalmente cre¨ªa inadecuado el momento de la operaci¨®n, como
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Viene de la p¨¢gina 13iba a ocurrir un acontecimiento grave en Madrid, hab¨ªa que tomar medidas para reconducir la situaci¨®n.
Por la tarde, siempre seg¨²n el relato del general Urrutia, se produjo una reuni¨®n similar a la de la ma?ana en el despacho de Milans, y, estando all¨ª, oyeron por la radio el asalto al Congreso. Al escuchar los disparos, Milans afirm¨® que eso no era lo convenido pero transmiti¨® la palabra clave Miguelete. En ese momento lleg¨® el general de zona de la Guardia Civil para ponerse a sus ¨®rdenes.
El relato del general Urrutia refiere a continuaci¨®n que, en la misma reuni¨®n, Milans afirm¨® que dominaban todas las plazas de la capitan¨ªa excepto Teruel, pero que ya lo arreglar¨ªa como fuera. LLeg¨® tambi¨¦n el director del diario Las Provincias, que ofreci¨® a Milans el peri¨®dico del d¨ªa. siguiente, y se recibi¨® una llamada de Tejero en la que ¨¦ste informaba que hab¨ªa llegado Armada al Congreso y le propon¨ªa su propia soluci¨®n. Milans le respondi¨® que obedeciera, pero el teniente coronel le contest¨® que s¨®lo aceptaba una junta militar y no un gobierno presidido por un militar.
Relata tambi¨¦n el general Urrutia el incidente entre el capit¨¢n general y el general. Caruana: cuando ¨¦ste anunci¨® al primero que deb¨ªa detenerle, Milans respondi¨® "a ver si te atreves" y mir¨® su pistola. Finalmente, el Rey, llam¨® al teniente general procesado, le orden¨® que retirara la fuerza, y Milans cumpli¨® la orden inmediatamente.
A las dos de la tarde, el presidente del tribunal levant¨® la sesi¨®n de la ma?ana.
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