"Las sociedades secretas ya no lo son tanto", seg¨²n la mesa redonda del Club Marco Aurelio
El secreto es un elemento constitutivo de determinadas comunidades humanas, pero ahora tiene muy mala prensa. Esa era una de las conclusiones que se pod¨ªan deducir de la mesa redonda celebrada bajo el amparo del Club Marco Aurelio anteayer, y en la que intervinieron el profesor Jos¨¦ Luis L. Aranguren, el diputado Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, el jesuita Miguel Batllori, el profesor jud¨ªo Abraham Bengio, el polic¨ªa y profesor Amado Romero, el soci¨®logo Alberto Moncada y el gran maestre de la francmasoner¨ªa espa?ola, Antonio de Villar Mass¨®. El profesor Eduardo Zorita actu¨® como moderador.
Hay que decir que el clima desinhibido y relajado de las actividades del Club Marco Aurelio atraen a un p¨²blico cada vez m¨¢s abundante, que acude a estos temas tan serios como el del secreto con un aire esc¨¦ptico y cargado de humor. Al terminar el coloquio del martes, tras la lecci¨®n del profesor Alberto Gil Novales y antes de la clase de Garc¨ªa Calvo, se palpaba la impresi¨®n de que esta asociaci¨®n se convierte en una alternativa cultural.Aranguren se refiri¨® a la ausencia del Opus, que hab¨ªa sido invitado a la mesa, concedi¨¦ndoles toda la raz¨®n. "Es l¨®gico que si es secreto no quieran hablar del tema, y si no lo es, para qu¨¦ van a venir". Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, por su parte, distingui¨® entre el secreto profesional como abogado y la discreci¨®n pol¨ªtica a la hora de realizar ciertas transacciones. El diputado de Euskadiko Ezkerra confes¨® haber participado en alguna de estas operaciones temporalmente secretas, como la resoluci¨®n de los secuestros de Huarte y Rup¨¦rez, y los extra?amientos de los presos etarras.
Miguel Batllori era, quiz¨¢, el personaje id¨®neo para este tipo de cosas. Explic¨® el pasado secretista de la Compa?¨ªa de Jes¨²s con un fresco y esc¨¦ptico cinismo, y el ¨²nico tema que soslay¨® es el del cuarto voto, la obediencia supranacional al Papa. Habl¨® del secreto de Estado y de la ambig¨¹edad moral privada -tacitismo, casuismo- como origen del secreto jesuitico.
Abraham Bengio habl¨® del secreto como condici¨®n de supervivencia de los jud¨ªos, y cit¨® como caso extremo el Marranismo. "Quiz¨¢ se puedan perdonar el exilio y las hogueras, pero la imposici¨®n de una doble conciencia es imperdonable". Tambi¨¦n habl¨® de la identidad como secreto y del problema de su revelaci¨®n, que se plantea a una minor¨ªa indistinguible f¨ªsicamente, y pas¨® la palabra a Alberto Moncada, quien teoriz¨® sobre el car¨¢cter de definidor de un estatuto para la posesi¨®n de informaci¨®n m¨¢s o menos secreta. Amado Romero se plante¨® el tenia de los l¨ªmites del secreto profesional en lo que respecta a instituciones como la suya, y encontr¨® que, por la existencia de "un l¨ªcito mayor", estaban justo all¨ª donde lo ocultable fuera contra el ordenamiento constitucional.
Cerr¨® la mesa, antes del coloquio, Antonio de Villar Mass¨®, en nombre del Grande Oriente. Habl¨® de la larga historia de clandestinidad de la Masoner¨ªa, y de la mitolog¨ªa de los secretos de esta sociedad que "no es secreta sino discreta".
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