Apariencias y realidades del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial

Son muchos los aspectos susceptibles de comentario en el dise?o del Fondo de Compensaci¨®n seg¨²n la LOFCA y, m¨¢s en concreto, a partir del proyecto de ley. Pondremos, sin embargo, el acento tan s¨®lo en los peligros de aparentismo o nominalismo que acechan al Fondo tal como ¨¦ste queda regulado por las dos normas antedichas.Advi¨¦rtase que el impacto del Fondo de Compensaci¨®n -incluso si se interpreta como instrumento de ajuste Financiero que, combinado a los restantes renglones de financiaci¨®n de la inversi¨®n p¨²blica, garantice la realizaci¨®n efectiva de la solidaridad interterritorial en la inversi¨®n p¨²blica- resulta eminentemente redistributivo y transferencial. De acuerdo con el esp¨ªritu de la Constituci¨®n, se tratar¨ªa de introducir una distorsi¨®n en la asignaci¨®n territorial de los recursos destinados a la inversi¨®n p¨²blica de manera que, gracias a ella, las ¨¢reas comparativamente menos desarrolladas obtengan algunas ventajas relativas respecto al escenario alternativo en que la solidaridad no se pusiera de manifiesto.

En las circunstancias actuales espa?olas existen abundantes razones -no solamente ancladas en el gran d¨¦ficit del sector p¨²blico- para defender que esa operaci¨®n redistributiva no provoca incrementos relativos en el gasto p¨²blico total. Y, a la vista de las tensiones registradas en la ¨®rbita del consumo p¨²blico, existen parecidas razones para argumentar que tampoco origina incrementos relativos en el volumen total de la inversi¨®n p¨²blica.

Juego de suma cero

As¨ª las cosas, la articulaci¨®n del Fondo de Compensaci¨®n ha de ser concebida corno un juego de suma cero en el gasto p¨²blico, e incluso dentro de la inversi¨®n p¨²blica: lo que reciben unos de m¨¢s lo reciben otros de menos. La alternativa m¨¢s indiscutible al juego de suma cero ser¨ªa un fondo de compensaci¨®n tipo Plan Marshall o, al menos, tipo Feder, cuyos recursos fuesen aportados por pa¨ªses extranjeros. Entonces, y s¨®lo entonces, s¨ª cabr¨ªa contemplar al Fondo como un man¨¢, o don ca¨ªdo del cielo, de cuyo reparto todos podr¨ªan salir ganando, y donde el ¨²nico problema para cada regi¨®n ser¨ªa el forcejeo a fin de ver aumentada su tajada respectiva.

No siendo ese el caso, y una vez aceptado que el volumen total de inversi¨®n p¨²blica no crece significativamente como consecuencia de la presencia del Fondo -aunque s¨ª pueda crecer por otras causas (por ejemplo: expansi¨®n del PIB, pol¨ªtica de lucha contra el paro, etc¨¦tera)- nada m¨¢s natural que presentar la implantaci¨®n del Fondo, ilustr¨¢ndola con dos cuentas regionalizadas.

La inversi¨®n p¨²blica no crece significativamente

Una cuenta destacar¨ªa la lista de recursos asignados a las distintas regiones (las asignaciones o cuotas brutas de reparto del Fondo). Y la otra cuenta, m¨¢s en la sombra, ser¨ªa la lista de las detracciones, recortes regionales, que soporta impl¨ªcitamente la financiaci¨®n de la inversi¨®n p¨²blica en los Presupuestos Generales del Estado, ante la necesidad de dotar al Fondo, sin que aumente el volumen total de la inversi¨®n.

Ambas listas son cara y cruz de la misma moneda redistributiva; representan, en t¨¦rminos espaciales, el origen y la distribuci¨®n de los recursos; y deben sumar el mismo importe. En el caso del Fondo previsto en los Presupuestos Generales del Estado para 1982, cada una de las dos listas debe sumar exactamente 180.000 millones de pesetas.

Sin embargo, encontramos que, mientras la primera lista ha sido objeto de ampl¨ªsima difusi¨®n y comentarios que inundaron las mentes de los ciudadanos con las cantidades que se recibir¨¢n v¨ªa Fondo, destinadas a la financiaci¨®n de inversi¨®n p¨²blica, tanto en cifras totales como en cifras por habitante en cada regi¨®n, la segunda lista -la lista de las detracciones- permanece hasta ahora en la m¨¢s densa oscuridad. Sencillamente, no se ha dicho una palabra sobr¨¦ su existencia. Tal vez se trate de un asunto molesto o enojoso.

Solidaridad y descentralizaci¨®n

Solidaridad y descentralizaci¨®n no deben confundirse. Es m¨¢s, en principio, implican categor¨ªas distintas: puede aparecer solidaridad sin descentralizaci¨®n y viceversa, descentralizaci¨®n sin solidaridad.

Solidaridad interterritorial significa alguna distorsi¨®n regional en la asignaci¨®n de recursos, de forma que el conjunto de los territorios menos desarrollados obtenga alguna ventaja relativa respecto al escenario en que esa solidaridad no se manifestara; se trata de desplazamientos relativos de recursos desde el conjunto de los territorios m¨¢s desarrollados al conjunto de los menos desarrollados, es decir, de desplazamientos relativos interterritoriales (abundantes o escasos es otra cuesti¨®n). Por el contrario, la descentralizaci¨®n estricta s¨®lo implica el desplazamiento de recursos desde la ¨®rbita de los Presupuestos Generales del Estado a la ¨®rbita de las comunidades aut¨®nomas, sin que se altere el volumen total de inversi¨®n p¨²blica asignado a cada regi¨®n. Dicho esto, puede observarse que las dos categor¨ªas no resultan incompatible s: la descentralizaci¨®n puede servir como soporte de las manifestaciones de solidaridad. Tal es el caso del Fondo previsto en la Constituci¨®n de 1978.

As¨ª, pues, parece inexcusable determinar una o m¨¢s cuentas de detracciones veros¨ªmiles regionales ocasionadas por la aparici¨®n de ese Fondo. Obtenidas dichas cantidades se deducir¨¢n de inmediato para cada hip¨®tesis los saldos o diferencias entre las cuotas brutas de reparto del Fondo y tales detracciones, ¨²nicas cifras, reiteramos, que permiten calibrar el esfuerzo neto de solidaridad.

Las cifras del Fondo

Los datos de partida son las cifras de poblaci¨®n de cada comunidad aut¨®noma y, en a?adidura, las cantidades de las cuotas brutas de reparto del Fondo, seg¨²n el proyecto actualmente en liza.

Para hacer efectivo este reparto de 180.000 millones de pesetas, previa o simult¨¢neamente habr¨¢ de reducirse por un importe semejante la inversi¨®n p¨²blica financiada en directo por los Presupuestos Generales del Estado.

Todos los territorios que figuran tras Asturias y Murcia experimentan mermas relativas en sus cuotas de inversi¨®n p¨²blica a consecuencia de la aparici¨®n del Fondo de Compensaci¨®n, pese a la incorporaci¨®n de las cuotas de reparto de dicho Fondo.

Las cantidades obtenidas respaldan esa afirmaci¨®n incluso aunque se alterara sensiblemente el supuesto uniforme que gu¨ªa, el c¨¢lculo de las detracciones.

En resumen, para la hip¨®tesis en cuesti¨®n, un fondo dotado con 180.000 millones de pesetas encubre un esfuerzo neto de solidaridad igual a 54.000 millones. El resto se reduce a un trasvase desde los Presupuestos del Estado al Fondo, que no altera los vol¨²menes regionales de financiaci¨®n estatal para inversi¨®n p¨²blica, y que s¨®lo abre expectativas de descentralizaci¨®n en la parte que se transfiera a las comunidades aut¨®nomas; hay, pues, una simple operaci¨®n de cambio de etiqueta presupuestaria en el resto.

?Mucho ruido para pocas nueces? Es de temer que las nueces encontradas resulten muy superiores a las reales.