La soluci¨®n de Lem¨®niz, pendiente de que Iberduero acepte el acuerdo entre el Gobierno central y el vasco
El Gobierno central y la Administraci¨®n vasca han llegado a un acuerdo de principio sobre la f¨®rmula para instrumentar, en base a una "gesti¨®n contratada" con una sociedad a crear por el Gobierno vasco, el control p¨²blico de la central nuclear de Lem¨®niz, para cuya ratificaci¨®n tan s¨®lo hace falta el visto bueno de la sociedad propietaria, Iberduero. En medios pr¨®ximos a los negociadores se espera que la compa?¨ªa el¨¦ctrica acepte esta misma semana la soluci¨®n apuntada y abandone sus anteriores deseos de involucrar a las otras partes en la propiedad de las instalaciones de Lem¨®niz.
El acuerdo de control p¨²blico de Lem¨®niz, aunque estaba casi dise?ado en sus l¨ªneas generales con anterioridad al debate en el Parlamento vasco, el pasado diciembre, fue ultimado en casi todos sus detalles en la reuni¨®n tripartita que las dos Administraciones e Iberduero celebraron el martes ¨²ltimo en la sede del Ministerio de Industria. En esencia, el acuerdo se basa en la f¨®rmula de "gesti¨®n contratada" que prev¨¦ la Ley de Energ¨ªa Nuclear de 1964.Bajo esta ley, una sociedad propietaria de una central nuclear puede encomendar a un tercero la gesti¨®n total de las instalaciones a cambio de un c¨¢non por la prestaci¨®n de ese servicio. En este sentido, la sociedad que se har¨ªa cargo de la gesti¨®n de Lem¨®niz ser¨ªa constituida por el propio Gobierno vasco, que con ello garantizar¨ªa el control p¨²blico sobre la explotaci¨®n de la central.
Esta nueva sociedad contratada tendr¨ªa como funciones especificas el nombramiento del personal directivo y t¨¦cnico encargado de la gesti¨®n, con la ¨²nica salvedad de que el mismo tuviera las homologaciones t¨¦cnicas exigidas con car¨¢cter gen¨¦rico a nivel del Estado.
No obstante, quedar¨ªa en manos del Consejo de Seguridad Nuclear, seg¨²n el art¨ªculo primero de la ley que lo cre¨® (5/1980), la responsabilidad exclusiva de los aspectos de seguridad involucrados, independientemente de la delegaci¨®n de funciones que la misma ley prev¨¦ en su disposici¨®n adicional tercera.
Seg¨²n los testimonios recogidos por este peri¨®dico en medios pr¨®ximos a la mesa de negociaciones, la nueva sociedad de gesti¨®n, cuyo perfil est¨¢ pendiente de elaboraci¨®n definitiva por el Gobierno aut¨®nomo, tendr¨ªa tambi¨¦n la funci¨®n de elaborar el plan de emergencia que, para el caso de que se produzca alg¨²n incidente o accidente, hab¨ªa exigido en su pronunciamiento el Parlamento Vasco el pasado diciembre.
Los deseos de Iberduero
Con la llegada a este aparente punto de entendimiento entre Madrid y Vitoria sobre esta f¨®rmula de gesti¨®n p¨²blica, parecen quedar a un lado los deseos expresados, de forma m¨¢s o menos velada, por Manuel G¨®mez de Pablos, presidente de Iberduero, de involucrar a las otras dos partes negociadoras en la inversi¨®n realizada y por realizar en la central nuclear de Lem¨®niz.
A este respecto, algunos medios han resaltado ¨²ltimamente que el enorme esfuerzo inversor que Lem¨®niz representa para Iberduero, y que c¨ªrculos del sector estiman que supera actualmente los 230.000 millones de pesetas, podr¨ªa poner en peligro el futuro de la empresa, reputada hace apenas tres a?os como "la m¨¢s sana del sector".
Estas inc¨®gnitas sobre el futuro de la sociedad son las que, seg¨²n las opiniones de algunos sectores econ¨®micos vascos, habr¨ªan llevado al presidente de la sociedad a requerir la presencia del sector p¨²blico en el riesgo inversor que representa la central, dadas las condiciones particulares que rodean el proyecto. Con este planteamiento tambi¨¦n se pretend¨ªa evitar el riesgo de que un cambio pol¨ªtico -caso de una victoria electoral de alguna formaci¨®n contraria a Lem¨®niz- produjera un olvido de los compromisos que hoy se perfilan entre partidos e intereses ideol¨®gicamente afines.
La trastienda de Iberduero
Los planteamientos del presidente de Iberduero, que buscaban una soluci¨®n que aminorara los riesgos financieros que comporta Lem¨®niz para la sociedad que representa, no son comprensibles sin tener en cuenta el trasfondo hist¨®rico de la propia compa?¨ªa. Los presidentes de los dos bancos bilba¨ªnos han mantenido, tradicionalmente, un turno en la presidencia de Iberduero.
La primera excepci¨®n la constituy¨® la designaci¨®n por el Bilbao de Pedro de Areitio, predecesor en el cargo de presidente de G¨®mez de Pablos, que a su vez, sin ser presidente de ninguna de las dos entidades bancarias, accedi¨® al cargo en el turno correspondiente al mismo banco.
Para su designaci¨®n jug¨® un papel determinante su figura de hombre abierto al di¨¢logo con las fuerzas nacionalistas a las que se pretend¨ªa involucrar en el problema de Lem¨®niz, para conseguir sacar adelante las obras de la central nuclear, pr¨¢cticamente paralizadas como consecuencia de las presiones sociales a que las campa?as de los grupos antinucleares y de los partidos de la izquierda radical vasca hab¨ªan conducido.
Por este motivo se desplaz¨® a Areitio, un hombre con muy pocas simpat¨ªas en Euskadi, pero con predicamento en los estamentos conservadores del sector el¨¦ctrico, y su lugar lo ocup¨® el hasta entonces director de la compa?¨ªa, G¨®mez de Pablos, que a la postre ha demostrado tener menos predicamento en los medios pr¨®ximos al Gobierno Vasco que lo que esperaban quienes le designaron, seg¨²n algunas interpretaciones.
Colocado en esta dif¨ªcil situaci¨®n, que agravaba un penoso problema personal, G¨®mez de Pablos fue separ¨¢ndose de las directrices marcadas por el Banco de Bilbao, que se mostraba pr¨®ximo a las posturas que constituyen la base del acuerdo al que han llegado la Administraci¨®n Central y el Gobierno de Vitoria, y acerc¨¢ndose a los planteamientos de los representantes del Vizcaya, a cuya cabeza figura Angel Gal¨ªndez, hombre que realiz¨® buena parte de su carrera profesional como ingeniero de Iberduero.
Disminuci¨®n del riesgo financiero
Esta segunda postura es la que aboga por una f¨®rmula que suponga una disminuci¨®n del riesgo financiero que tiene asumido Iberduero en la construcci¨®n de la central nuclear de Lem¨®niz, y la pretensi¨®n de involucrar a los entes p¨²blicos, tanto Gobierno central como Gobierno aut¨®nomo, en la finalizaci¨®n y posterior puesta en funcionamiento de las instalaciones de la central.
La resoluci¨®n definitiva que adopte Iberduero parece depender del grado de acuerdo al que sean capaces de llegar estas dos entidades, ya que los dem¨¢s accionistas institucionales con peso importante en la sociedad, son las cajas de ahorros, que hasta el momento no se han mostrado en absoluto beligerantes.
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