Pol¨¦mica sobre la aplicaci¨®n a Yugoslavia de los acuerdos de Yalta
Mientras que toda la Prensa yugoslava recoge en sus primeras p¨¢ginas el facs¨ªmil del sello que la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha lanzado con la efigie de Tito en el segundo aniversario de su fallecimiento -una plaza de Mosc¨² ha recibido el nombre del enemigo de Stalin-, la Voz de Am¨¦rica y Radio Mosc¨² se han enzarzado en sus emisiones para Yugoslavia en un duelo por la interpretaci¨®n de los acuerdos de Yalta en lo referente a este pa¨ªs.En su secci¨®n de "Respuestas a los oyentes", Radio Mosc¨² contest¨® a una pregunta sobre la postura sovi¨¦tica cara a Yugoslavia, a la luz de los acuerdos de Yalta. El historiador Ladimir Romanov aseguraba que "nunca el Gobierno sovi¨¦tico acept¨® la propuesta brit¨¢nica de dividir a Yugoslavia en esferas de influencia entre Occidente y los pa¨ªses socialistas". Nada dijo Radio Mosc¨² de que poco despu¨¦s de los acuerdo,; de Yalta, Yugoslavia se convertir¨ªa por tres a?os en uno de los aliados m¨¢s fieles de la Uni¨®n Sovi¨¦tica por l¨ªnea ideol¨®gica. Ladimir Romanov a?ad¨ªa en su emisi¨®n que fue Stalin el que maniat¨® a Churchill para que reconociera al Gobierno provisional partisano de Tito.
La voz de Am¨¦rica respondi¨® tambi¨¦n en sus emisiones para Yugoslavia que la nueva federaci¨®n yugoslava hab¨ªa sido salvada por Rooselvelt y Churchill de un Stalin "que querr¨ªa haber tenido a Yugoslavia en la mano". El comentarista de La voz de Am¨¦rica sigue replicando que Stalin habr¨ªa preferido conservar al rey Pedro Il de Yugoslavia en su trono que reconocer, ya en 1943, al Gobierno partisano de Tito "para que las cosas se hubieran desarrollado en Rumania".
La Prensa yugoslava comenta en un editorial de tono oficialista este duelo de ondas alineadas y se extra?a de que ni sovi¨¦ticos ni norteamericanos se hayan referido al Ej¨¦rcito partisano, abundando por el contrario en un recuerdo de los acuerdos de Yalta, "que nunca reconoci¨® Yugoslavia".
Se dice en el editorial que, una vez m¨¢s, sovi¨¦ticos y norteamericanos, lejos de presentarse en t¨¦rminos conquistadores, "intentan aparecer como defensores, ambos, de la independencia de la no alineada Yugoslavia", frase que, efectivamente, no falt¨® en el comunicado suscrito por Alexander Haig en Belgrado, el mes de septiembre pasado.
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