Las primeras elecciones cantonales en la Francia de Mitterrand, un fracaso inequivoco para el Gobierno socialista
El saldo de las elecciones cantonales francesas representa un fracaso inequ¨ªvoco para el Gobierno socialista diez meses despu¨¦s de su llegada al poder. La segunda ronda de estas elecciones, celebrada el domingo, confirm¨® y acentu¨® la victoria de la oposici¨®n conservadora liberal. La Agrupaci¨®n por la Rep¨²blica (RPR), neogaullista, ha sido el partido ganador de los de la oposici¨®n, y el Partido Comunista Franc¨¦s (PCF) result¨® el gran perdedor en la mayor¨ªa. El resultado de estos comicios pone en manos de la derecha el poder local, considerablemente aumentado por la reciente ley de Descentralizaci¨®n. Como la semana pasada, el franco franc¨¦s sigue perdiendo valor en los mercados de cambios.
En estas elecciones cantonales se eleg¨ªan los consejeros generales, que, a su vez, ma?ana, mi¨¦rcoles, designar¨¢n a los presidentes de los denominados consejos generales, que son las asambleas administradoras de los 95 departamentos galos (provincias).Los tres partidos integrantes de la mayor¨ªa que gobierna perdieron cien consejeros generales, y la oposici¨®n gan¨® 266. El Partido Socialista (PS) perdi¨® siete esca?os de consejeros generales; los comunistas perdieron 45, y el Movimiento de los Radicales de Izquierdas (MRG), siete. Todos los componentes de la oposici¨®n ganaron esca?os: 143, los neogaullistas; 71, los centristas y liberales que agrup¨® el ex presidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing, y 52, las otras formaciones minoritarias de la derecha conservadora.
En el momento de la celebraci¨®n del escrutinio la mayor¨ªa contaba con 44 presidencias de consejos generales, y la oposici¨®n con 51.
Este balance, negativo para el poder socialista, es valorado por las particularidades que han ilustrado a las elecciones cantonales: fueron politizadas desde el primer momento por toda la clase pol¨ªtica al presentarlas como primer examen de la gesti¨®n socialista; en las dos rondas los franceses batieron el r¨¦cord de votaci¨®n en este tipo de comicios locales (29% de abstenciones). Hace algunas semanas, los responsables de la izquierda, como lo hac¨ªan en sus tiempos los de la derecha, efectuaron una nueva repartici¨®n de la geograf¨ªa electoral para crear 169 cantones nuevos, y esto con el fin de favorecer su triunfo.
Reconquista del poder
Por todo ello, la oposici¨®n califica la derrota de la mayor¨ªa de debacle, afrenta. El l¨ªder neogaullista, Jacques Chirac, subraya la importancia que ha tenido en la victoria Ia uni¨®n de las diversas corrientes en la oposici¨®n". Este campo ha levantado la cabeza con serenidad, pero dispuesto a todo para prolongar un ¨¦xito que considera como el inicio de la reconquista del poder antes de lo que hab¨ªa previsto.
La mayor¨ªa gubernamental se ha quedado de piedra tras diez meses de euforia y, de "demagogia y triunfalismo", seg¨²n consideraci¨®n de Maurice Duverger, polit¨®logo favorable al poder socialista. Todos sus c¨¢lculos le han fallado: la modificaci¨®n de la carta electoral a su favor; la creencia de que su electorado no se hab¨ªa movilizado bastante en la primera ronda; el despliegue propagand¨ªstico de la ¨²ltima semana con el primer ministro, Pierre Mauroy. Todo ha sido in¨²til.
Algunos dirigentes socialistas, como el primer secretario del PS, Lionel Jospin, han reconocido el fracaso. Los comunistas, por el contrario, culpan de su desastre a la derecha, a su falta de escr¨²pulos, al dinero del que dispone, a la Prensa que la apoya. M¨¢s generalmente, la mayor¨ªa admite que los resultados, de las cantonales deben incitarla a reflexionar sobre su pol¨ªtica: para unos "hay que ser m¨¢s pedagogos" (Louis Mermaz, presidente de la Asamblea Nacional); los m¨¢s moderados estiman que el cambio ha sido brusco, con demasiadas reformas. Los comunistas, por el contrario, preconizan la radicalizaci¨®n. El presidente Fran?ois Mitterrand se ha callado por ahora. El es el ¨²nico dirigente que ha salido indemne de este accidente cantonal, y todo el pa¨ªs espera su reacci¨®n y las consecuencias pr¨¢cticas oportunas, que pueden consistir en un reajuste m¨¢s o menos importante del Gobierno para aplicar la pol¨ªtica del cambio.
Estos comicios no trastornan los poderes constitucionales (presidencial y legislativo), pero representan una baza seria para el arsenal de los poderes de la oposici¨®n, y esto hasta finales del septenio de Mitterrand: los consejos generales, con las competencias que les atribuye la ley de Descentralizaci¨®n, se convierten en un contra-poder local. Por a?adidura, los consejeros generales son los que votan para elegir los senadores, y as¨ª esta C¨¢mara alta seguir¨¢ contando con mayor¨ªa de derechas.
En l¨ªneas generales, las urnas francesas han probado una vez m¨¢s que este pa¨ªs sigue dividido en dos grandes tendencias, que los comunistas contin¨²an bloqueando (hoy desde el poder) el funcionamiento pol¨ªtico y que la mayor¨ªa sociol¨®gica no corresponde a la mayor¨ªa pol¨ªtica, tal como lo afirm¨® la izquierda en junio pasado.
Desde ayer, el cambio de sistema electoral (proporcional, en vez de mayoritario) ya se anuncia como el primer acto importante del Gobierno tras las cantonales. Para los dirigentes actuales ser¨ªa la forma de crear una alternancia con el PS (30% del electorado), como pivote central, y partidos minoritarios no comunistas.
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