La CEE y la reforma de su pol¨ªtica agraria
La pol¨ªtica agraria del Mercado Com¨²n no s¨®lo no ha cesado de incrementar el desequilibrio de las rentas agrarias entre s¨ª y con las de los restantes sectores, sino que -seg¨²n el profesor Fern¨¢ndez Navarrete, autor de este art¨ªculo- sus crecientes necesidades de recursos amenazan con absorber pr¨®ximamente todo el presupuesto de la Comunidad Econ¨®mica Europea. La importancia que la reforma de esta pol¨ªtica agraria supone, tanto para los actuales pa¨ªses miembros como para los que esperan ingresar y muy especialmente en el caso de Espa?a, es ponderada en este trabajo.
Creo que est¨¢ suficientemente claro que la CEE no est¨¢ dispuesta a completar la ampliaci¨®n mediterr¨¢nea, y particularmente la adhesi¨®n de Espa?a, hasta no tener solucionados sus problemas internos. A pesar de lo inevitable de la reforma de la pol¨ªtica agraria com¨²n (PAC), s¨ª resulta significativo que venga a coincidir, o m¨¢s precisamente preceda, al ingreso de Espa?a.El primer intento de modificaci¨®n de la PAC se remonta a 1967, a?o a partir de? cual algunos subsectores agrarios accedieron al r¨¦gimen de mercado ¨²nico. Por entonces, la financiaci¨®n comenz¨® a correr por cuenta del Fondo Europeo de Orientaci¨®n y Garant¨ªa Agraria (FEOGA). Sicco Mansholt, en un informe que se hizo famoso, expon¨ªa desde la propia comisi¨®n los graves problemas que en un futuro pr¨®ximo podr¨ªan originarse, habida cuenta de que la PAC se hac¨ªa cada vez m¨¢s onerosa y de que algunos Estados miembros ofrec¨ªan serias resistencias a ceder nuevos recursos.
Cambio de rumbo para la agricultura
Lo razonable era proceder a un cambio de rumbo en favor de otras acciones que a largo plazo permtiesen a la agricultura valerse por s¨ª misma. Pero Mansholt apenas fue o¨ªdo, y su proyecto se sustituy¨® por otro menos atrevido y pr¨¢cticamente ineficaz para no dejar a la comisi¨®n en mal lugar.
El segundo impulso de la reforma de la PAC procede del Reino Unido, desde su, entrada en la CEE en 1973. Este pa¨ªs, desde hac¨ªa bastantes a?os, segu¨ªa un sistema de apoyo a la agricultura, conocido como "pagos deficitarios", totalmente diferente al comunitario, y gracias al cual el consumidor brit¨¢nico se beneficiaba de precios bajos y relativamente estables en sus compras de productos alimenticios, sin por ello lesionar los intereses de los agricultores. Por consiguiente, no es extra?o que el Reino Unido nunca se mostrara complaciente con el sistema comunitario.
Finalmente, el tercer impulso y el que parece definitivo por aquello del refr¨¢n de que "a la tercera..." se est¨¢ dando actualmente. El problema ahora se plantea en los siguientes t¨¦rminos: la PAC no s¨®lo no ha cesado de incrementar el desequilibrio de las rentas agrarias entre s¨ª y con las de los restantes sectores, sino que, adem¨¢s, sus crecientes necesidades en recursos financieros amenazan con absorber en los pr¨®ximos a?os todo el presupuesto de la CEE, lo que dejar¨ªa bloqueada toda posibilidad de avance en el proceso de integraci¨®n.
La vertiente estructural
La PAC ha avanzado muy poco en su vertiente estructural. Efectivamente, es correcto afirmar que hasta la fecha la PAC se ha limitado a ser un mero instrumento de regulaci¨®n y financiaci¨®n de los precios comunes a trav¨¦s de dos mecanismos plenamente coordina os entre s¨ª: uno, interno, que opera, para la mayor parte de los productos, a trav¨¦s de la conocida banda precios-gu¨ªa/precios-garant¨ªa; y otro, externo, basado en el principio de preferencias comunitarias, que, de una parte, determina las detracciones a las importaciones (por la diferencia entre los precios de entrada y los internacioinales), y de otra, las restituciones o subvenciones a la exportaci¨®n (por la diferencia entre los precios comunitarios y los internacionales).
Pol¨ªtica discriminatoria
Como el grado de protecci¨®n no es homog¨¦neo para todos los productos agrarios, la PAC, en su vertiente de precios, ha resultado muy discriminatoria, seg¨²n se desprende del cuadro adjunto. Pueden distinguirse hasta seis situaciones diferentes en lo relativo al grado de protecci¨®n que la CEE dispensa a su producci¨®n agropecuaria, y que aparecen ordenadas de una forma decreciente. En este cuadro tambi¨¦n se presenta lo que habr¨ªa sido la situaci¨®n de Espa?a si hubiese sido pa¨ªs miembro en 1979, por cierto, no tan boyante como generalmente se supone a prior?. Porque, a medida que la protecci¨®n disminuye, la proporci¨®n de la producci¨®n final agraria (PFA) espa?ola es mayor que la comunitaria; y al contrario, el grupo de m¨¢xima protecci¨®n presenta una cobertura del 50% de la PFA comunitaria frente al 27% para Espa?a. Tambi¨¦n se aprecia claramente que los gastos se concentran en un 71,5% en los subsectores en que opera la garant¨ªa permanente: cereales, productos l¨¢cteos, az¨²car y carne de bovino. En este grupo ha centrado toda su atenci¨®n la PAC, siendo imputable a ¨¦l casi todos los problemas que han ido origin¨¢ndose.
El peligro espa?ol
Exceptuando los subsectores citados, en los restantes a¨²n no se han presentado problemas graves.
No obstante, la situaci¨®n comienza a ser preocupante en el caso del vino y en algunos productos hortofrut¨ªcolas. Con la adhesi¨®n de Espa?a se producir¨ªan excedentes en ambos subsectores y tambi¨¦n en el oleol¨ªcola. De ah¨ª que la CE17 observe con preocupaci¨®n nuestro ingreso antes de modificar su actual pol¨ªtica, habida cuenta de los nuevos problemas que surgir¨ªan: tendr¨ªan que incrementarse considerablemente los gastos del FEOGA-Garant¨ªa y el presupuesto comunitario, no obstante aumentar sus ingresos con la entrada en Espa?a, con las actuales fuentes de financiaci¨®n, ya est¨¢ alcanzando el techo en su l¨ªmite de crecimiento.
La reforma de la PAC est¨¢ plenamente justificada. Otra cosa es en qu¨¦ direcci¨®n vaya a hacerse y cu¨¢les ser¨¢n las posibles repercusiones que pueda tener para Espa?a. Los pasos de la CEE para tal remodelaci¨®n parecen dirigirse en el siguiente sentido:
Establecer una pol¨ªtica de precios m¨¢s acorde con los mercidos internacionales para reducir los excedentes, recurriendo adicionalmente si ello fuese necesario, a penalizaciones impositivas y de otro tipo. Utilizar la pol¨ªtica de precios para ordenar los cultivos, ariliculando las garant¨ªas que se establezcan en funci¨®n de los objetivos de producci¨®n que programe la PAC. Una pol¨ªtica de rentas personalizada, de la que, en determinadas condiciones, se beneficiar¨¢n los agricultores m¨¢s modestos. Mayor atenci¨®n a la pol¨ªtica de estructuras, adaptando las medidas a las caracter¨ªsticas propias de cada regi¨®n, lo que exige la potenciaci¨®n del FEOGA-Orientaci¨®n. Disciplina y seguimiento de las ayudas nacionales a sus respectivas agriculturas. Control mayor sobre la calidad de los productos, retirando en su caso las ayudas comunitarias a los que no cumplan los requisitos exigidos.
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