La derecha salvadore?a pretende destituir al presidente Napole¨®n Duarte y desmontar su pol¨ªtica de reformas
Toda la derecha salvadore?a, mayoritaria tras las elecciones del domingo, se ha unido en torno a dos objetivos: echar a Duarte de la presidencia y desmontar su pol¨ªtica comunitarista (reformas sociales). Estas son sus condiciones para formar, tal como quiere Estados Unidos, un Gobierno de unidad nacional en el que podr¨ªa integrarse tambi¨¦n la Democracia Cristiana, siempre que se desprenda de su actuar l¨ªder.
Pero la situaci¨®n pol¨ªtica es a¨²n tan fluida que parece prematuro hablar de una coalici¨®n de Gobierno. Los cinco partidos de la derecha, que cuentan con 35 diputados probables, por veinticinco la Democracia Cristiana, est¨¢n de acuerdo en este pacto anti-Duarte, pero a partir de este punto empiezan a revelarse sus propias diferencias internas.En otra cuesti¨®n estar¨ªan de acuerdo los cinco: que el pa¨ªs sea gobernado provisionalmente por una junta constituida por un civil y "dos buenos militares". De creer a los portavoces de los partidos, a¨²n no se habr¨ªa empezado a discutir sobre los nombres.
Parece haber un cierto consenso para que el representante civil en este triunvirato sea alguna personalidad prestigiosa no vinculada a ninguno de los partidos.
La propuesta habr¨ªa sido presentada ya al Gobierno norteamericano y contar¨ªa con el visto bueno del Departamento de Estado. Dos parecen ser, a su vez, las exigencias estadounidenses: que no haya denuncias de fraude electoral y que no se d¨¦ marcha atr¨¢s de forma radical a las reformas sociales instrumentadas por la actual Junta.
Esto explica que de pronto haya cesado cualquier menci¨®n a presuntos fraudes, despu¨¦s de que en la misma noche del domingo los dirigentes de la ultraderechista ARENA vocearan el hallazgo de m¨¢s de 50.000 papeletas de voto a favor de la Democracia Cristiana en la sede del Instituto de la Reforma Agraria.
De este acuerdo previo con el embajador norteamericano se desprende tambi¨¦n que en el documento de los cinco se exprese su intenci¨®n de mantener y "perfeccionar las reformas socioecon¨®micas realizadas en estructuras e instituciones nacionales".
Vocabulario liberal
Tambi¨¦n est¨¢ por ver qu¨¦ significa el compromiso de respetar los derechos humanos y ajustarse a las normas democr¨¢ticas en boca de un partido como ARENA, propenso al golpismo y estrechamente vinculado a las bandas paramilitares. Todav¨ªa el lunes, los seguidores de ARENA, que festejaban con p¨®lvora en su sede los resultados electorales, no se recataban en corear el grito de "poder militar".
Roberto d'Aubuisson, ex comandante del Ej¨¦rcito, dado de baja tras el golpe militar de 1979, declarado persona no grata en Estados Unidos, acusado por el ex embajador norteamericano Robert White de estar implicado en el asesinato de arzobispo Oscar Arnulfo Romero, aparece convertido de pronto en uno de los hombres fuertes del pa¨ªs. Este "asesino patol¨®gico", seg¨²n palabras de White, puede ser determinante a la hora de nombrar nuevo Gobierno.
Lo que sorprende es la actitud satisfecha del embajador norteamericano Deane Hinton, que, tras su reuni¨®n privada con Roberto d'Aubuisson en el hotel Camino Real, a la vista de toda la Prensa internacional, se reuni¨® en un almuerzo con los dirigentes de todos los partidos para poner sus condiciones, en su papel de proc¨®nsul.
La situaci¨®n pol¨ªtica que se da ahora mismo en El Salvador supone de hecho una vuelta atr¨¢s de tres a?os a la situaci¨®n anterior al golpe militar que derrib¨® al general Humberto Romero, de cuyo servicio de inteligencia militar era jefe D'Aubuisson. La Democracia Cristiana queda en precario y regresan los hombres de la extrema derecha, que durante dieciocho a?os manejaron el fraude electoral a la perfecci¨®n para mantenerse en el poder sin una sola reforma de fondo.
Pero los norteamericanos parecen demasiado ocupados en exaltar la participaci¨®n popular en las votaciones, a pesar del boicoteo guerrillero, como para ir m¨¢s lejos en el an¨¢lisis. Poco parece importarles por ahora el regreso al poder de quienes hicieron de la violencia su principal arma pol¨ªtica. El Gobierno Reagan parece tener fe en las intenciones democr¨¢ticas de D'Aubuisson y en su maquillaje de ¨²ltima hora.
La conclusi¨®n m¨¢s clara de estas elecciones es que la p¨ªrrica victoria de la Democracia Cristiana se ha convertido de hecho en una derrota. Sus veinticinco diputados est¨¢n en franca minor¨ªa frente a los veinte de ARENA, los trece del Partido de Conciliaci¨®n Nacional (PCN) y los dos de Acci¨®n Democr¨¢tica.
Les queda ¨²nicamente el consuelo de considerarse los padres de este proceso electoral, que, a pesar de la guerra, parece haber llevado a las urnas a cerca de un mill¨®n de salvadore?os, lo que representar¨ªa un porcentaje de votantes superior al 60%.
El lento escrutinio hab¨ªa superado ayer por la ma?ana el 60% de las mesas correspondientes a los mayores centros urbanos. Para la noche de ayer se esperaba que finalizase el recuento. En todo caso no parece que la composici¨®n de la C¨¢mara pueda sufrir m¨¢s que m¨ªnimos cambios.
Miedo a las represalias
Que el miedo a posibles represalias ha sido un componente importante en la concurrencia a las urnas lo revela el alto n¨²mero de papeletas en blanco o nulas, que se convierten en el cuarto partido, con un 15% del total.
Otra conclusi¨®n que puede extraerse de la derechizaci¨®n revelada por los comicios es que las elecciones no contribuir¨¢n a alcanzar la paz, que era el argumento de casi todos los votantes, sino a profundizar la guerra. La derecha s¨®lo podr¨ªa llegar a una amnist¨ªa condicionada, pero en ning¨²n caso a una negociaci¨®n formal con la guerrilla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.