Misterios patri¨®ticos
?Recuerdan el viejo chiste? "No entiendo a estos franceses: bueno est¨¢ que al pan le llamen pain y que al vino le llamen vin; pero, vamos, que llamen fromage a lo que se est¨¢ viendo que es queso...". A m¨ª me pasa un poco lo mismo con la palabra "patriotismo": no entiendo por qu¨¦ algunos llaman as¨ª a lo que se est¨¢ viendo que es af¨¢n inmoderado de poder o ganas de aprovecharse sin escr¨²pulos del pr¨®jimo, incluso a veces puro y simple impulso criminal. Tomemos el caso del conflicto entre Argentina y el Reino Unido por la soberan¨ªa de las humildes islas Malvinas. El general Galtieri y sus al¨¢teres de la Junta Militar argentina mantienen dictatorial y policialmente esclavizados a sus desventurados compatriotas, tras haber hecho desaparecer criminalmente a miles de ellos, haber torturado a mansalva y forzado al exilio a numeros¨ªsimos de los m¨¢s ¨²tiles y valiosos, mientras que su gesti¨®n econ¨®mica del pa¨ªs es punto menos que catastr¨®fica. Sin embargo, de su patriotismo no puede dudarse, y para probarlo han izado la bandera blanquiazul en unos pedruscos oce¨¢nicos que ning¨²n argentino se ha molestado en pisar jam¨¢s, arriesg¨¢ndose as¨ª a un conflicto armado con un pa¨ªs al que les unen importantes v¨ªnculos de cultura y comercio. No puede imaginarse haza?a m¨¢s benem¨¦rita. Pero lo m¨¢s prodigioso, lo que raya con el enigma en estado puro es que buena parte de esos ciudadanos a los que se niega el derecho a serlo, se les escamotea la libertad y se les amenaza de muerte si pretenden defender una alternativa democr¨¢tica al despotismo reinante, esos mismos sufridosvasallos se han lanzado alegremente a la calle para vitorear el patri¨®tico desplante de su verdugo. "M¨¢s all¨¢ de las diferencias pol¨ªticas est¨¢ el honor patrio", se nos informa a los boquiabiertos. Por lo visto, el honor patrio y su hermana do?a dignidad nacional no tienen nada que ver con bajas cuestiones pol¨ªticas como la justicia social, las libertades p¨²blicas o la gesti¨®n igualitaria de la comunidad por parte de los ciudadanos, sino que son m¨¢s bien una especie de efusi¨®n m¨ªstica que une al dictador y su v¨ªctima en un mismo espasmo de amor ante unos mendrugos de granito ro¨ªdos por el Alt¨¢ntico. Pues yo, ?qu¨¦ quieren ustedes?, sigo sin entenderlo.
El colonialismo no cuenta demasiado con mis simpat¨ªas; descuiden: ni siquiera cuando es brit¨¢nico. Por otra parte, hoy ya sabemos cu¨¢les son las aut¨¦nticas formas modernas de colonialismo multinacional, y la verdad es que lo de las Malvinas es poca cosa a su lado. Adem¨¢s, me imagino a los pobres malvinitas, que contemplaban tan contentos las siniestras dictaduras del Cono Sur, dici¨¦ndose para su capote: "Vaya suerte; y yo ingl¨¦s...". De pronto, zas, Galtieri y sus muchachos, dispuestos a convertir las islas en nuevos campos de concentraci¨®n, versi¨®n agigantada de un Alcatraz porte?o..., y todo, desde luego, en nombre del patriotismo. Por supuesto que tambi¨¦n la pu?alada narcisista al maltrecho le¨®n brit¨¢nico ha hecho montar algunas escenas de ¨®pera bufa en la anta?o p¨¦rfida Albi¨®n, la menor de las cuales no es esa flota pri¨¢pica y retumbante recorriendo durante semanas (en la era de los vuelos ultras¨®nicos y los sat¨¦lites) el ancho oc¨¦ano con el confuso prop¨®sito de vengar qui¨¦n sabe c¨®mo una ofensa que la Prensa ya habr¨¢ olvidado cuando llegue, a nada que una tormenta la retrase un poco. Ahora bien, precisamente ha sido en el Reino Unido donde se ha dado -y por quien deb¨ªa darla- una muestra de ese patriotismo democr¨¢tico que s¨ª es digno de su nombre. Me refiero a la inmediata dimisi¨®n de lord Carrington, probablemente no m¨¢s culpable que otros en esta cuesti¨®n, pero responsable (es decir, que se responsabiliza) ante los electores del pueblo soberano. Como vivo en un pa¨ªs en el que se ha dado un golpe de Estado, ha habido un grav¨ªsimo envenenamiento masivo de la poblaci¨®n, mueren personas en la c¨¢rcel como resultado de las torturas sufridas, el Parlamento juega al billar con una malhadada ley de universidades que nadie respeta... y jam¨¢s dimiten ni los bedeles, pues todo el mundo se aferra patri¨®ticamente a su puesto por pura vocaci¨®n de servicio, ejemplos como el de lord Carrington me llenan los ojos de l¨¢grimas.
Parafraseando al reaccionario que imprecaba a la libertad, podr¨ªamos decir: "Patriotismo, honor..., ?cu¨¢ntos cr¨ªmenes se cometen en vuestro nombre!". Nada tan aleccionador sobre cierta concepci¨®n odiosa del patriotismo como esa frase del excelent¨ªsimo se?or asaltante del Congreso teniente coronel Tejero: "Quer¨ªamos meter en cintura al pa¨ªs". Qu¨¦ bonito y qu¨¦ espa?ol. Nada de sutilezas: patriota, seg¨²n esto, es quien est¨¢ decidido a ajustarle las cuentas a todos sus conciudadanos y a demoler sin contemplaciones las instituciones p¨²blicas de su patria en cuanto le lleven la contraria en sus preferencias pol¨ªticas o simb¨®licas. Y tales patriotas tienen, claro est¨¢, una susceptibilidad de desollados vivos: ?compararlos a ellos con terroristas, o pistoleros por el simple hecho de que aterrorizan, secuestran y dan recitales de pistola a vecinos desarmados? ?Jam¨¢s de la vida! Ellos act¨²an por patriotismo...
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