R¨¦plica a L¨®pez Fidalgo

El ¨²nico elogio que puedo hacer a la carta de Gonzalo L¨®pez Fidalgo (v¨¦ase EL PAIS de 15 de abril de 1982) es que es breve. No s¨¦ qu¨¦ razones tiene para desear la muerte del director de este peri¨®dico, porque dudo que la raz¨®n que usted pregona en su carta sea capaz de provocar tal deseo. Cuando se desea encontrar tres pies al gato, se encuentran. Efectivamente, hubiera sido m¨¢s perfecto denominar asesinato a la muerte del inspector Agust¨ªn Mart¨ªnez P¨¦rez, que tan s¨®lo fallecimiento (falta o conclusi¨®n de una cosa).Si usted comprase EL PAIS (cosa que espero no haga, ya que para m¨ª supondr¨ªa un insulto leer lo mismo que usted) se dar¨ªa cuenta de que nunca ha defendido al terror¨ªsmo ni a los terroristas, sino todo lo contrario. Hay que tener mucho odio en las venas para escribir lo que usted escribi¨®, y hasta que se acabe seguir¨¢n habiendo fallecimientos, pues con su deseo est¨¢ haciendo apolog¨ªa del ases¨ªnato. Sepa que estoy seguro de que el director de EL PAIS no desear¨¢ verle asesinado (ni yo tampoco) porque es precisamente la gente como usted la que nos hace luchar por la justicia y la libertad desde este peri¨®dico.

Espero que sea capaz de leer esta carta como ley¨® la imperfecci¨®n a la que hace alusi¨®n, a pesar de que, usando sus mismas palabras, "nunca ha comprado ni comprar¨¢ este panfleto"./